Tips Políticos: El desafío de reducir la equivocalidad

“...la construcción de sentido trata sobre verosimilitud, coherencia y razonabilidad. La construcción de sentido gira en torno a contenidos que son socialmente aceptables y creíbles. Será beneficioso que esos contenidos fueran también precisos...” (Karl Weick).

Weick es uno de los autores más reconocidos en la teoría de las organizaciones, y buena parte de sus estudios están orientados a intentar dilucidar de que manera las organizaciones construyen sentido respecto de su accionar para reducir la “equivocalidad”, entendida como incertidumbre.

Etimológicamente la palabra equivocar viene del latín aequivocus y se refiere a voces que se pueden interpretarse igualmente de manera diferente. Para la Real Academia española equívoco significa “Que puede entenderse o interpretarse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos”.

La “equivocalidad” puede producirse de acuerdo a estas definiciones por dos motivos: o porque lo que se dice da lugar a múltiples interpretaciones por parte del (los) receptor (es) o por la existencia de muchas voces diciendo lo mismo de diferentes formas. En ambos casos el resultado es confusión e incertidumbre.

Retomando a Weick podríamos decir que uno de los factores más importantes de éxito de las organizaciones tiene que ver con su capacidad de reducir la equivocalidad y, de esta manera, la incertidumbre, a partir de la construcción de un mensaje claro respecto de lo que se está haciendo.

Para reducir la equivocalidad es fundamental tener la capacidad de reflexionar sobre lo que se hace, y poder explicarlo con verosimilitud, coherencia y razonabilidad. Dice Karl Weick en una de sus más célebres frases “como quieren que sepa lo que dije si todavía no es visto lo que hice”.

El comportamiento del Gobierno Argentino, al menos en los últimos meses no parece haber tendido a reducir la equivocalidad, incluso por momentos parece haberla incrementado. El ejemplo más claro que podemos encontrar es lo sucedido días atrás con el rumor sobre suspensión de la baja de retenciones a la soja en pos de reducir el défict fiscal.

Esa idea estuvo (y probablemente está) presente en la mesa de discusión como una de las medidas a implementar, y el rumor creció como reguero de pólvora por diferentes ámbitos y canales.

No hubo desde el gobierno ni desmentidas, ni confirmaciones, y ante la pregunta concreta mientras el Ministro Dujovne planteaba “todas las alternativas están sobre la mesa y se harán todos los cambios necesarios”, el Ministro de Agroindustria decía que “las retenciones son un impuesto ridículo”.

Podemos ver varias voces y un mensaje errático y hasta contradictorio y de ninguna manera, aunque luego hubo mayores precisiones y parece difícil que la baja se suspenda, podemos dar por zanjada la discusión o afirmar que hay una posición clara al respecto por parte del gobierno.

La equivocalidad fue tan grande que la noticia inicial se deformó y comenzaron a circular rumores, no solo de suspensión de la baja en soja sino de nueva imposición en maíz y trigo, muchas voces generaron incertidumbre y confusión.

En el artículo anterior (Hay un profesor?) hacíamos referencia a este mismo problema, muchas voces no deben implicar muchos mensajes, por el contrario sería saludable que tengan uno solo y lo suficientemente claro, al mismo tiempo una sola voz no garantiza reducción de la equivocalidad, el secreto parece estar más en la claridad y la coordinación que en la cantidad.

El manejo de la política cambiaria en general y de la crisis en particular ha dejado expuesta esa debilidad que, repetimos, no está vinculada exclusivamente a la comunicación sino a la gestión y la toma de decisiones.

Varios actores dentro del gobierno han tomado decisiones o han aconsejado al Presidente sin ningún tipo de coordinación y sin delimitación clara del ámbito de operación de cada uno, y el resultado ha sido la pérdida de confianza de los mercados que fue oxigeno para el fuego externo.

La carta de renuncia del hoy ex titular del Banco Central de la República Argentina, producida ante una nueva corrida cambiaria que llevo el dólar a superar los 28 pesos, va en este mismo sentido, dice Sturzeneger: “...en los últimos meses diversos factores fueron deteriorando mi credibilidad como Presidente del Banco Central...”.

Entre esos factores seguramente, y aunque no diga ni lo vaya a decir, está la falta de autonomía generada por la intromisión de otros actores que forman parte del gobierno. Así como errores propios desde ya.

Entre otros, el gobierno enfrenta el desafío de reducir la equivocalidad, de poder construir un mensaje claro, coherente, verosimil y sincero frente a una sociedad que se asusta más con la incertidumbre que con las malas noticias.

El cambio de Presidente en el BCRA y la incorporación del Ministerio de Finanzas que encabezaba el ahora Presidente de dicha entidad, Luis Caputo (en tanto y en cuanto el Senado apruebe su pliego, lo cuál demandará cierto esfuerzo político al Gobierno), a la órbita del Ministerio de Hacienda, son medidas que el Presidente ha tomado con ese objetivo y con la intención de comenzar a tener resultados.

La reducción de la equivocalidad no es un problema de comunicación sino de coordinación, de claridad de objetivos y de diseño de políticas públicas, la mala comunicación es un emergente de problemas de mayor profundidad.

Lic. Manuel Font