Debido a la seca, hay síntomas de una liquidación muy moderada

La primavera puede traer un alivio; el stock bovino no seguirá cayendo, pero tampoco crecerá en forma significativa.

¿En qué punto del ciclo ganadero estamos hoy? A fines de 2015, con las expectativas favorables que despertaba el nuevo gobierno, agregado a la quita de retenciones, a la devaluación, y a la liberación total de las exportaciones, se inició una fase de retención del ciclo. Que determinó a principios del 2016 una caída moderada de la oferta y una suba del precio del ganado, que se dio más acentuadamente en el precio de la invernada que en el del gordo.
Se redujo abruptamente la participación de las hembras en la faena, hasta caer por debajo del 40 por ciento y la ganadería inició un proceso de acumulación de existencias -principalmente hembras- que permitió que el stock al 30 de marzo del 2017 creciera 718 mil cabezas.
La restricción de oferta de ganado para faena de 2016, unas 500 mil cabezas menor que el año anterior, permitió que los precios de la hacienda se mantuvieran ese año relativamente firmes.
Pero ya para 2017 la retención empezó a mostrar signos de debilidad. El volumen de producción mensual de carne, que en el 2016 promediaba las 220 mil toneladas, en el segundo semestre de 2017 comenzó a ubicarse sostenidamente en el orden de las 245-250 mil toneladas mensuales. En el marco de una fuerte competencia de los sustitutos, especialmente del pollo.
Números
La participación de las hembras en la faena creció a lo largo del año pasado hasta rozar 45 por ciento en los últimos meses del 2017.
La retención, tomando en cuenta tanto la tasa de extracción como el porcentaje de hembras, se había detenido.
Los ganaderos habían dejado de retener y vendían –apartando la reposición–, todo lo que producían. Los precios reales del novillito, que habían comenzado en 2016 a unos 50 pesos de hoy por kilo vivo, cayeron durante ese año y en 2017. Terminaron el año pasado a 38,5 pesos por kilo. Más cayó el ternero, que bajó de 66 pesos por kilo a (a plata de hoy), en enero de 2016, a 51 pesos a fines de 2017.
A principios de 2018 se agregó un componente: la intensa seca (diciembre-marzo), que gatilló una aceleración de la faena, especialmente de vacas. Si se toma la extracción de los cinco primeros meses del año –cuya tendencia puede extenderse varios meses más–, la faena equivalente anual sería del orden de las 13,2 millones de cabezas, ubicándose por encima de los niveles de equilibrio. Lo mismo puede decirse de la participación de las hembras, que fue en abril del 46,2 por ciento, por encima del 45 por ciento que marcaría el límite entre liquidación y retención.
Esta “fotografía” del momento del ciclo ganadero puede revertirse, si en la primavera próxima el clima acompaña y la actual tendencia a la liquidación se revierte. La situación que se presenta desde hace unos meses –a causa de la seca–, tiene los síntomas de una liquidación muy moderada; es posible que a partir del último trimestre de este año esa situación se revierta y pasemos a una fase de equilibrio entre faena, nacimientos y mortandad. El stock no seguirá cayendo, pero tampoco crecerá significativamente.