La entrevista del mes: José Siaba Serrate. Gentileza Portfolio Personal

Desde la salud de la economía de USA, el balance del primer año de Trump presidente y la FED hasta el rally de Wall Street y el auge del bitcoin. De todo éstó y más, hablamos con José Siaba Serrate, nuestro entrevistado del mes.
¿Cómo ve a la economía de USA en 2018?
La economía de Estados Unidos cerró la segunda mitad de 2017 con un crecimiento sólido, que podría acelerarse temporariamente en la primera mitad de 2018, tras la aprobación de la reforma tributaria. La economía opera en pleno empleo, pero sin presiones salariales ni inflacionarias y, por ende, tiene espacio para continuar la expansión sin obligar a ponerle freno.
Para la economía mundial, el desempeño macro de 2017 fue el mejor desde 2010 (y aportó la novedad de una recuperación visible con respecto a 2016 en las principales regiones del mundo). Esa dinámica constructiva se traduce en pronósticos de recesión que alcanzan apenas a media docena de países (pequeños) para 2018. La brecha de producto es, en general, más amplia que en EE.UU. y tampoco hay presiones inflacionarias (salvo contadas excepciones), por lo que también es factible extender el recorrido de la recuperación sin incurrir en riesgos de inestabilidad.
A un año de la asunción de Trump como presidente de EE.UU. ¿qué balance hace de su gestión?
La gestión del Presidente Trump enfrentó enormes dificultades para desplegar su agenda por una combinación de falta de idoneidad y experiencia, improvisación y ausencia de planes específicos para ejecutar iniciativas clave, las propias divisiones al interior del partido republicano y el natural derecho de piso que padece toda nueva Administración.
Trump no consiguió derogar el Obamacare, un caballito de batalla de la prédica republicana a lo largo de siete años, a pesar de contar con mayorías en ambas Cámaras del Congreso. Pero la necesidad tiene cara de hereje. Ese fracaso le facilitó el apoyo de su partido para conseguir su gran logro, el pasaje de la Reforma Tributaria y la rebaja de impuestos.
Trump tuvo éxito en designar un nuevo juez en la Corte Suprema, Neil Gorsuch (otra conquista notable). Y, como le gusta enfatizar en sus tuits, se podría consignar también el llamado Trump rally, el raudo ascenso de Wall Street desde que se conoció su triunfo electoral, aunque es obvio que no puede atribuirse la paternidad de un bull market que arrancó en marzo de 2009. Nobleza obliga, Trump se ha cuidado enormemente de provocar zozobra alguna en los asuntos que resultan sensibles para la marcha de la Bolsa.
Las elecciones legislativas de mitad de término, en noviembre próximo, constituyen el gran examen que afrontará la Administración. Los sondeos de opinión son muy desfavorables,  y los expertos vaticinan hoy una dura derrota y la pérdida de control de la Cámara de Representantes, pero hay tiempo de sobra para ensayar una contraofensiva a caballo de la baja de impuestos y la buena salud de la economía y los mercados financieros.
Pasando a Wall Street, el promedio de las valuaciones en las acciones y de los bonos se ubica en niveles históricamente altos, lo que dejaría las puertas abiertas a una corrección, según advierten los grandes bancos de inversión. ¿Cuáles son sus expectativas al respecto?
La Bolsa cotiza en los máximos, tras engarzar una catarata récord de récords en 2017. La volatilidad hizo mutis por el foro, y se ubica en los niveles mínimos en registro. Las tasas largas, más allá de sus altibajos, no mueven el amperímetro. O sea, se experimenta una suba de vértigo pero sin ningún atisbo de vértigo ni mareo. Los fundamentos, es cierto, mejoraron notablemente. Ya se mencionó la robustez de la economía global.
Otro tanto cabe decir de las ganancias de las empresas (sujetas ahora a una menor alícuota impositiva) que se espera, crezcan por encima del 10% en 2018. La única objeción es que el aumento de las cotizaciones fue todavía más vibrante que el avance de los fundamentos. Si antes de la Presidencia Trump, el bull market nunca había podido traspasar el umbral de las 17 veces las ganancias proyectadas del año siguiente, hoy en día dicho ratio araña ya un múltiplo de 18.
La valuación del mercado se ubica en el decil más alto de las observaciones históricas, y algún cabeceo bajista no debería sorprender a nadie. La última corrección en Wall Street - un traspié del 14% - data de febrero de 2016. Desde entonces, el S&P 500 escaló el 45% (y el mayor tropiezo en 2017 fue una leve y fugaz caída de 3%). Vale consignar que el bull market arrancó en marzo de 2009 y multiplicó por cuatro las cotizaciones. Hay espacio más que holgado para acomodar una corrección sin poner la tendencia de fondo en tela de juicio.
¿Cómo imagina que será la FED bajo el mando de Jerome Powell (que arranca en febrero)?
Jay Powell, de todos los candidatos que desfilaron en el insólito casting que promovió el presidente Trump, era el que mejor reflejaba la idea de continuidad. Pero lógico, mantener a Janet Yellen, y no desplazarla, hubiera sido la opción genuina de persistencia. La pregunta, entonces, es qué cambia (o Trump cree que puede cambiar) con Powell al timón. Es probable que el ex abogado del Carlyle Group tenga una mirada más benévola frente a la política de desregulación financiera que Trump pretende llevar adelante.
En principio, la FED tiene ya una hoja de ruta sugerida: tres subas de tasa de interés en 2018 y otras tantas en 2019 (si la economía los tolera sin perder vigor), y una lenta pero progresiva reducción de la hoja de balance. No hay motivos para que Powell la modifique.
Hay que prestar atención, eso sí, a las diversas vacantes que se han abierto en la Junta de Gobernadores y que le permitirán a Trump producir la mayor renovación de sus integrantes en décadas.
¿Qué impacto espera por la suba de tasas de la FED y la reducción de compras de bonos del BCE?
Una economía que se recupera, que gana robustez y que lo hace de manera sincronizada llevará tarde o temprano a que los bancos centrales del G10 apunten sus cañones a normalizar el tenor de sus políticas monetarias. Un error de coordinación –un ajuste excesivo o demasiado brusco  - podría llevar a un dolor de cabeza, pero es un fenómeno anunciado. Un aumento significativo de la inflación (hoy no previsto) le daría otro cariz a ese mismo proceso. Y ello obligaría a recalcular la valuación de los activos de riesgo, con una gran potencialidad de daño.
Imposible no preguntarle por el bitcoin y demás criptomonedas ¿cuál es su opinión al respecto?
La tecnología blockchain es una revolución en ciernes, con múltiples usos posibles, y un potencial de transformación enorme en muchísimas industrias (y en especial, la financiera) que es natural que provoque asombro y entusiasmo. Bitcoin es una aplicación de blockchain, una entre tantas. La clave es que la tecnología blockchain es de acceso abierto, pertenece al dominio público.
Bitcoin es la criptomoneda más famosa, la más difundida pero no la única. Hoy hay más de 1350 monedas digitales (aunque si uno escarba muchas de ellas no tienen ninguna pretensión de ser una moneda). Y habrá muchas más en camino (incluyendo las fiatcoins que querrán emitir los bancos centrales para sumarse al ruedo).
¿Cómo justificar el aumento sideral de su cotización y no pensar que se trata de otra burbuja, quizás la más rutilante de todas las que ha visto la humanidad desde los memorables tulipanes de Holanda? ¿Cómo no pensar que se está repitiendo la historia de las compañías punto com, en 2000/2001, cuando el entusiasmo por internet llevó a comprarlas por docenas a precios insólitos?
Caerían a plomo poco tiempo después, sin pena ni gloria, testimonio de una gigantesca ola febril, y está claro que internet ha sido una revolución notable. ¿Qué hizo de Amazon, sin embargo, una historia de éxito sólido y continuado, un suceso indudable en ese mar de fracasos? Amazon inventó un negocio. En el espacio de Internet, sí. Pero no replicable. Un negocio propietario que desarrolló y monetizó de manera admirable. No sería extraño, pues, que la burbuja de las criptomonedas arroje un pequeño puñado de nuevos Amazons o EBays que, aprovechando la revolución en curso en su fase temprana, consigan construir de la nada una franquicia comparable.