El Concejo Municipal de esta ciudad tratará una nueva ordenanza para regular a través de un protocolo el uso el herbicida
Dos semanas después de que el Concejo Municipal de Rosario aprobara por unanimidad una ordenanza que prohibía el uso del glifosato, ese cuerpo legislativo dio marcha atrás y propuso otro proyecto en el que se plantea que el herbicida puede ser usado en esta ciudad si se cumple con un "protocolo" de buenas prácticas.
Un grupo de quince concejales, que habían aprobado por unanimidad la prohibición, cambiaron de parecer luego de una reunión que mantuvieron con representantes de la Bolsa de Comercio de Rosario, la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), que explicaron a los legisladores en una reunión de labor parlamentaria que el glifosato es un herbicida autorizado en el país que sorteó controles de sanidad del Senasa.
"Numerosas organizaciones internacionales han emitido opinión científica sobre el glifosato que demuestran que no existen impactos negativos en la sanidad, inocuidad y el ambiente de este producto. Destacándose a nivel local, y por pedido Presidencial, la del Consejo Interdisciplinario Argentino, creado en el ámbito del Ministerio de Salud, reunido en el año 2009, con asistencia de médicos, bioquímicos, toxicólogos, químicos e ingenieros agrónomos, que se expidiera en este sentido", señaló Acsoja.
"Las decisiones extremas, sin consulta ni debate serio y previo, son desacertadas y pueden generar un daño socio económico muy alto", señaló Federico Boglione, director de la Sociedad Rural Argentina, que participó de la reunión con los representantes de los bloques del concejo deliberante de Rosario. "Dejamos expuestos todos los argumentos técnicos y pusimos a disposición a los equipos técnicos de todas las entidades para ampliar toda la información necesaria", agregó el dirigente.
Algunos ediles, como la oficialista Veronica Irizar, del Partido Socialista, admitieron que "faltó profundizar el debate" cuando se votó hace dos semanas la prohibición del uso del glifosato.
Por el encadenamiento de desacuerdos que trajo aparejada la aprobación de la ordenanza, quedó al descubierto que ninguno de los bloques políticos había estudiado en detalle el proyecto que presentaron el peronista Osvaldo Miatello y el concejal de Ciudad Futura Pedro Salinas. El tema ya estaba en parte legislado desde 2011, cuando tras un intenso análisis, con respaldo de las universidades, se aprobó una ordenanza sobre uso de agroquímicos.
Dos semanas después de que se aprobara la prohibición del Glifosato los ediles decidieron aprobar un nuevo proyecto que será evaluado la semana próxima en la comisión de Ecología. En la última sesión se vieron cristalizadas las contradicciones y todo terminó en un escándalo, con gritos e insultos entre los concejales.
Los bloques del Partido Socialista y Cambiemos, que habían aprobado la iniciativa hace 15 días, fueron los que propusieron los cambios con un nuevo proyecto, algo que le valió las críticas del resto de los bloques y de las agrupaciones ambientalistas.
Si el cuerpo legislativo no tomaba la decisión de dar marcha atrás con la ordenanza, la intendenta de Rosario Mónica Fein tenía previsto -según señalaron fuentes del municipio- vetar parcialmente la norma.
Dos semanas después de que el Concejo Municipal de Rosario aprobara por unanimidad una ordenanza que prohibía el uso del glifosato, ese cuerpo legislativo dio marcha atrás y propuso otro proyecto en el que se plantea que el herbicida puede ser usado en esta ciudad si se cumple con un "protocolo" de buenas prácticas.
Un grupo de quince concejales, que habían aprobado por unanimidad la prohibición, cambiaron de parecer luego de una reunión que mantuvieron con representantes de la Bolsa de Comercio de Rosario, la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), que explicaron a los legisladores en una reunión de labor parlamentaria que el glifosato es un herbicida autorizado en el país que sorteó controles de sanidad del Senasa.
"Numerosas organizaciones internacionales han emitido opinión científica sobre el glifosato que demuestran que no existen impactos negativos en la sanidad, inocuidad y el ambiente de este producto. Destacándose a nivel local, y por pedido Presidencial, la del Consejo Interdisciplinario Argentino, creado en el ámbito del Ministerio de Salud, reunido en el año 2009, con asistencia de médicos, bioquímicos, toxicólogos, químicos e ingenieros agrónomos, que se expidiera en este sentido", señaló Acsoja.
"Las decisiones extremas, sin consulta ni debate serio y previo, son desacertadas y pueden generar un daño socio económico muy alto", señaló Federico Boglione, director de la Sociedad Rural Argentina, que participó de la reunión con los representantes de los bloques del concejo deliberante de Rosario. "Dejamos expuestos todos los argumentos técnicos y pusimos a disposición a los equipos técnicos de todas las entidades para ampliar toda la información necesaria", agregó el dirigente.
Algunos ediles, como la oficialista Veronica Irizar, del Partido Socialista, admitieron que "faltó profundizar el debate" cuando se votó hace dos semanas la prohibición del uso del glifosato.
Por el encadenamiento de desacuerdos que trajo aparejada la aprobación de la ordenanza, quedó al descubierto que ninguno de los bloques políticos había estudiado en detalle el proyecto que presentaron el peronista Osvaldo Miatello y el concejal de Ciudad Futura Pedro Salinas. El tema ya estaba en parte legislado desde 2011, cuando tras un intenso análisis, con respaldo de las universidades, se aprobó una ordenanza sobre uso de agroquímicos.
Dos semanas después de que se aprobara la prohibición del Glifosato los ediles decidieron aprobar un nuevo proyecto que será evaluado la semana próxima en la comisión de Ecología. En la última sesión se vieron cristalizadas las contradicciones y todo terminó en un escándalo, con gritos e insultos entre los concejales.
Los bloques del Partido Socialista y Cambiemos, que habían aprobado la iniciativa hace 15 días, fueron los que propusieron los cambios con un nuevo proyecto, algo que le valió las críticas del resto de los bloques y de las agrupaciones ambientalistas.
Si el cuerpo legislativo no tomaba la decisión de dar marcha atrás con la ordenanza, la intendenta de Rosario Mónica Fein tenía previsto -según señalaron fuentes del municipio- vetar parcialmente la norma.