Mercosur insólito: gracias a Cristina los paraguayos lograron duplicar el volumen de soja industrializada

Una medida arbitraria logró un efecto inesperado.
Mercosur insólito: gracias a Cristina los paraguayos lograron duplicar el volumen de soja industrializada
Una medida de política económica –contraria a la normativa vigente en el Mercosur– instrumentada durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner logró impulsar la industrialización de la soja paraguaya.
En 2009 el régimen kirchnerista bloqueó el ingreso de soja paraguaya. Las autoridades guaraníes, si bien en un principio presentaron quejas ante tal medida, con el tiempo comprendieron que la misma resultó beneficiosa porque el bloqueo argentino impulsó la realización de importantes inversiones que permitieron incrementar de manera significativa el volumen de soja industrializada en territorio paraguayo.
El procesamiento de soja paraguaya, que en 2011 fue de 1.43 millones de toneladas, cayó en 2012 a 735.000 toneladas debido a una sequía que liquidó buena parte de la oferta prevista del poroto. Pero en 2013 trepó a 2.66 millones toneladas para luego seguir creciendo en 2014 y 2015 a 3.18 y 3.66 millones respectivamente, según datos de la Cámara Paraguaya de de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Capro).
El año pasado el crecimiento del volumen procesado de soja comenzó a desacelerarse para terminar en 3.62 millones de toneladas, mientras que Capro estima que 2017 cerrará con un volumen procesado del orden de 3.5 millones de toneladas.
En términos relativos, en 2011 las fábricas paraguayas procesaron un 20.2% de la cosecha, mientras que en 2012 fue de apenas 17.5% y en 2013 (aquí viene el salto promovido por el bloqueo kirchnerista) de 33.5%. En 2014 siguió creciendo hasta 39.3% para registrar un récord de 43.6% en 2015, mientras que en 2016 fue de 39.0% y se espera que este año termine en el orden del 35%.
Los representantes de Capro –entidad integrada por las filiales paraguayas de Cargill, ADM, Bunge y Louis Dreyfus Company, entre otras– están observando con preocupación la baja relativa de la molienda de soja. Y creen que existe un culpable de esa situación.
“Las industrias aceiteras argentinas, que están aumentando su nivel de procesamiento, están pendientes de la cosecha paraguaya para asegurar su stock de materia prima, con lo cual entrarán a competir con nuestras industrias por la misma en forma más agresiva, con mejores ofertas de precios, poniendo en riesgo nuestros niveles de procesamiento o incluso nuestro propio abastecimiento”, indicó un comunicado reciente publicado por Capro.
Una de las primeras medidas tomadas por el gobierno de Mauricio Macri a comienzos de 2016 fue restablecer –luego del bloqueo de casi siete años– la posibilidad de importar porotos de soja provenientes de países limítrofes para, luego de procesarlos en el país, exportar harina/pellets y aceite de soja elaborados con los mismos.
Sin embargo, las compras argentinas de soja proveniente de Paraguay están muy lejos de explicar la caída relativa de la industrialización de la oleaginosa, porque en 2016 –según datos aduaneros– se declararon importaciones de 689.571 toneladas (cifra equivalente al 7% de la cosecha paraguaya 2015/16) y en lo que va de 2017 fueron de 1.581.694 toneladas (14%).
Es decir: con una cosecha de soja paraguaya de 10,6 millones de toneladas en 2016/17, si el volumen por procesar en el ciclo será del orden de 3,50 millones, entonces la principal causa de la baja performance (que no es tal si se compara la situación actual con el año 2011) correspondería más a factores logísticos y económicos presentes en el mercado guaraní que a variables exógenas.