La agroindustria cordobesa espera un crecimiento moderado en 2018. Favio Ré



Un relevamiento de la Bolsa de Cereales de Córdoba señala que las empresas del agro aguardan el año próximo con “optimismo, aunque con ciertos recaudos”.

Desde que Mauricio Macri asumió la presidencia, pocas metáforas se han usado tanto como la de los “brotes verdes” para reflejar los diferentes datos positivos que fueron surgiendo, vinculados a la recuperación de la economía.
Y el sector más “verde” de todos, el campo, ha sido uno de los muestrarios más amplios de estos brotes, con cosechas que sumaron millones de toneladas hasta llegar a un récord y un derrame que llevó a que las ventas de insumos y de maquinarias también se situaran cerca de sus máximos históricos.
La agroindustria ha cimentado este rebote en la destrucción de las políticas que habían mellado su potencial, como las retenciones y los registros de operaciones de exportación.
Maduración
Cumplida esta etapa de renacimiento, ahora son cada vez más las voces que reemplazan elogios por demandas de un plan de estabilidad que promueva un clima de negocios ideal para que esos brotes verdes maduren y den más y mejores frutos.
En esa línea se inscribe el libro La agroindustria cordobesa 2016/17 que presentó ayer la Bolsa de Cereales de Córdoba, en el marco de la celebración de los 10 años del Departamento de Información Agroeconómica (DIA).
Desde su creación generó, entre otros datos salientes, 278 informes agroeconómicos, 321 reportes sobre cultivos y 690 estudios agroclimáticos.
Además de una radiografía en profundidad de lo que dejó la campaña agrícola 2016/17, el documento de casi 200 páginas incluye un relevamiento realizado entre los sectores de mayor peso para la agroindustria local, en el que se reflejan las proyecciones para el año próximo. Estas dan cuenta de una expectativa de crecimiento “moderado”, que sólo se apuntalará hacia el futuro en la medida en que haya reglas claras, tanto políticas como económicas, que ayuden a la competitividad.
Certidumbre
En el prólogo, la Bolsa de Cereales es la primera en destacar la necesidad de “avanzar sobre el afianzamiento de la seguridad jurídica para generar un ambiente de certidumbre que posibilite la realización de más y mejores inversiones”.
La mirada de largo plazo también se impone cuando la entidad presidida por Luis Macario solicita una “planificación estratégica a partir de la interacción y el debate con las instituciones y actores del sector privado, con la finalidad de determinar los pilares fundamentales sobre los cuales se desarrollará la cadena y hacia dónde debe orientarse en el futuro”.
El diagnóstico, sin ser tremendista, es crítico: “La situación actual del sector, que históricamente ha sido desatendido por parte de la política, no es la mejor más allá de todas las medidas positivas de los últimos dos años. Todavía hay necesidades pendientes y profundas por solucionar”, dice el trabajo que la Bolsa de Cereales presentó ayer como cierre del año.
Relevamiento
Para complementar su visión sobre las necesidades de la agroindustria para seguir agregando valor, el relevamiento de la Bolsa entre los sectores productivos incluyó distintas preguntas que abarcaron su visión de la coyuntura y las perspectivas para el próximo año, incluido el horizonte de inversiones y cuáles son los obstáculos que los complican.
En general, todos los sectores consideran que su actividad se encuentra en una mejor situación respecto del año pasado; frente al 2018, hay un optimismo generalizado, aunque con ciertos recaudos, principalmente porque en algunos rubros la maduración de inversiones requiere un plazo superior al año.
Uno de los reclamos reiterados es el costo del financiamiento: “Los actores observan que las altas tasas de interés atentan contra la posibilidad de llevar adelante mayores inversiones productivas, que en general son de gran magnitud y conllevan un elevado grado de riesgo, por ser menos atractivas a las alternativas financieras”, se indica.
Por sectores
Industrialización de granos. Para la industria aceitera, “el crecimiento que podría generarse en la próxima campaña sería a través de la utilización de su capacidad ociosa”.
La molienda seca de maíz, por su parte, es la única actividad que reporta una situación más desfavorable respecto de 2016, aunque se muestra optimista para 2018 y, sobre todo, con perspectivas de crecimiento importantes en el mediano plazo, debido al aumento que viene mostrando en el mundo el uso del cereal para consumo humano y animal.
Los molinos harineros de trigo, en tanto, aguardan un crecimiento moderado, atado a que sigan aumentando las exportaciones de harinas, gracias a la recuperación de mercados internacionales.
La industria manisera también prevé un repunte “moderado”, que se reflejará en un mayor flujo de inversiones. “El ánimo del sector se mantiene neutro para el próximo año debido principalmente al contexto externo, siendo la principal amenaza la gran oferta de Estados Unidos y China”, advierte el sector.
Carnes. La industria frigorífica expresa que 2017 fue un buen año y espera que 2018 sea incluso mejor, pero también con una evolución “moderada”. “Tanto para la carne vacuna como porcina, el contexto internacional se presenta con grandes oportunidades debido a que el mundo demanda cada vez más una mayor cantidad de proteína animal. Muchas empresas piensan realizar grandes inversiones porque hay una visión de crecimiento a largo plazo, motivadas principalmente por la posible entrada a nuevos mercados”, se destaca.
Los feedlots también esperan “con optimismo” el año próximo, y señalan como un indicador la “activa compra de toros, como respuesta a una mejora en los indicadores de rentabilidad y las perspectivas de crecimiento”.
Los productores de porcinos coinciden en que están en situación mejor que hace un año, pese al incremento de las importaciones. Para 2018, el sector se muestra muy optimista, debido a las expectativas de que la demanda interna siga creciendo.
Lácteos. Tras superar la crisis de 2015 y 2016, los tambos realizaron inversiones en 2017 y “esperan superarlas en 2018 en el marco de un crecimiento moderado de la actividad”. De todos modos, enumeran varios problemas y desafíos: entre otros, escasez de mano de obra calificada, falencias en la reproducción y mortandad de crianzas que limitan el crecimiento del stock, y dificultad para acceder a préstamos que permitan solventar inversiones que necesitan las instalaciones.
La industria láctea, en tanto, destaca un aumento del uso de la capacidad instalada y mayores inversiones, que continuarán en 2018. Por el lado de las alertas, puntualizan la competencia desleal de aquellas empresas que no están debidamente en regla y, a nivel global, la sobreoferta de lácteos que impide una suba de los precios y, por ende, de las exportaciones.