Uso múltiple, anzuelo para el agro en la ley forestal Carlos Petroli



Como ya se ha difundido, la futura norma introduce la obligación de forestar, como mínimo, el uno por ciento de la superficie agrícola, durante los próximos cinco años a partir de la sanción de la ley.

El  “plan provincial agroforestal”, fundado en el proyecto del Ejecutivo a consideración de la Legislatura, incorpora condimentos para atraer el interés de los productores agropecuarios.
Uno de los anzuelos es el concepto de “uso múltiple” que incorpora la norma cuando se trata de la implantación o enriquecimiento de especies forestales, con un eje muy asentado en conceptos agronómicos y de buenas prácticas agropecuarias.
Al mismo tiempo, la Provincia busca hacer una punta en la contribución de la Argentina dentro del acuerdo de París (COP21) para la mitigación del calentamiento global, en este caso por medio del desarrollo sostenible de los recursos forestales.
Como ya se ha difundido, la futura norma introduce la obligación de forestar, como mínimo, el uno por ciento de la superficie agrícola, durante los próximos cinco años a partir de la sanción de la ley.
Como fundamento de un uso múltiple de estas biomasas se sostiene la idea de que cualquier bosque, tanto nativo como cultivado, es capaz de suministrar, simultáneamente, varios bienes y servicios a la sociedad. Y que el colectivo social será el que establecerá la preferencia de los productos o servicios a extraer, según las planificaciones y tratamiento que se aplicará al bosque, buscando asegurar su continuidad y cumplir el principio de persistencia.
En el articulado se enumeran una docena de actividades dentro de ese amplio abanico de utilización múltiple del recurso: desde el uso como cortinas en áreas periurbanas o rurales; emprendimientos para la transformación de la madera (industria forestal); proyectos bioenergéticos; la instalación de viveros para foresto-industria; la agroforestación de conservación, hasta el enriquecimiento del bosque nativo, entre otros.
Consonantes
Casi un hermano gemelo de la ley de bosques –aunque en el 
Ejecutivo aseguran que son dos vías paralelas y no un enroque para satisfacer a propios y extraños–, el proyecto ya tiene un estatus perfilado e incluso la venia de las autoridades nacionales.
Al respecto, el artículo 2º especifica como objeto el desarrollo sostenible mediante la forestación o reforestación de predios públicos y privados “en concordancia” con las leyes de promoción forestal y el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos vigentes.
Se establece un fondo rotatorio para complementar la promoción nacional cuando se trate de proyectos con fines maderables o aprovechamiento industrial. La tasa de forestación con este perfil en la provincia estaría hoy en un nivel mínimo, de unas 400 hectáreas por año. La perspectiva es ascender a un tercio de las cien mil hectáreas que se prevé incorporar como base en las zonas agropecuarias.
Si hacía falta una bendición más por parte de la cartera que conduce el rabino Sergio Bergman, esta semana estuvo en Córdoba la subsecretaria de Desarrollo Foresto Industrial de la Nación, Lucrecia Santinoni. Se reunió con el gabinete productivo (que integran los ministerios de Agricultura, Industria y Ciencia y Tecnología); también conversó con legisladores y representantes de la cadena agroforestal. En esos encuentros, según fuentes oficiales, ponderó la iniciativa del Ejecutivo cordobés, por su enfoque múltiple en términos de servicios ambientales, sociales y productivos.
A diferencia de la ley de bosques, para la que se propone al Ministerio de Ciencia y Tecnología como autoridad de aplicación, la supervisión del plan agroforestal estará bajo la órbita de Agricultura.
Su titular, Sergio Busso, aclara no obstante que no es una iniciativa específica de la cartera, sino de “una política de Estado” del Gobierno provincial y que, a esta altura, “ha conseguido un importante consenso entre los diferentes actores”.