Menos desigualdad no significa más equidad. Juan Carlos de Pablo

El entusiasmo con el cual muchos funcionarios públicos, analistas y periodistas de buen corazón pretenden redistribuir los ingresos, rara vez tiene en cuenta que lo que hay para redistribuir no cae del cielo, sino que tiene que ser generado.

Para esto último se necesita la acción humana, que encara el esfuerzo y asume los riesgos pensando principalmente en su propio beneficio. ¿Cuánto se pueden separar, en la práctica, las áreas productiva y distributiva de una economía?


Al respecto conversé con el norteamericano Max Otto Lorenz (1876 - 1959), funcionario de la oficina de censos de su país, quien en 1905 se inmortalizó cuando inventó una curva que la profesión asocia con su apellido, para mostrar el grado de desigualdad de la distribución de alguna variable, por ejemplo, el ingreso.

-¿Cómo se construye la curva?


-Se dibuja un cuadrado, a partir de cuyo extremo inferior izquierdo, en el eje horizontal se mide el porcentaje acumulado de las personas (o las familias), ordenadas de la que gana más a la que gana menos, y en el vertical va el correspondiente porcentaje acumulado de los ingresos. La curva que une los distintos valores parte del extremo inferior izquierdo y termina en el superior derecho, porque el 100% de las familias recibe el 100% del ingreso. El grado de desigualdad se refleja en la distancia que existe entre dicha curva y la diagonal, que corresponde al caso en el cual la distribución del ingreso es absolutamente igualitaria.

-La medida de la desigualdad personal o familiar de los ingresos también está asociada con Corrado Murphy Gini.


-Nueve años después de la publicación de mi trabajo, Gini sintetizó toda la riqueza informativa que estaba contenida en mi curva, en un único número, que se denomina el coeficiente de Gini. Transformar la información que presenta una curva en un solo número tiene la ventaja de facilitar las comparaciones y el inconveniente de que esconde parte de la información. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el promedio de un conjunto de observaciones. Hoy existen muchos indicadores del grado de desigualdad de una variable, pero el coeficiente de Gini sigue siendo el más utilizado.

-No siempre se diferencia entre desigualdad y equidad.

-Efectivamente. Igualdad y desigualdad son conceptos estadísticos, equidad e inequidad representan valoraciones éticas. En un país en el cual los emprendedores y los vagos obtienen los mismos ingresos existe igualdad, pero no equidad. No cualquier reducción de la desigualdad es, automáticamente, una mejora de la equidad.

-¿Cuán independiente de la producción puede ser la distribución de los ingresos?

-Luego de prestarle atención a la información referida a algunas ciudades italianas, Vilfredo Pareto concluyó que la distribución de los ingresos no puede ser alterada por las políticas públicas. Yéndose al extremo contrario, John Stuart Mill propuso separar por completo las esferas de la producción y la distribución.

-Como ocurre con frecuencia, dos economistas de renombre teniendo opiniones bien diferentes sobre una misma cuestión.

-Mucha agua pasó desde los tiempos de Pareto y Stuart Mill. La experiencia muestra que las políticas públicas pueden modificar la distribución de determinado nivel del ingreso total, pero que si se las aplica con demasiado entusiasmo tienen efectos contraproducentes.

-Explíquese.

-Tome las estadísticas de cualquier país y trace las curvas de concentración de los ingresos antes y después de pagar impuesto a las ganancias, y antes y después de asignar el gasto público según deciles de ingreso, y comprobará que las políticas públicas pueden modificar la distribución del ingreso. Por otro lado me pregunto, a la luz de lo que parece estar ocurriendo hoy en Venezuela, cuán lejos están de la brillante descripción que Ayn Rand hizo en una novela titulada La rebelión de Atlas, cuando los emprendedores, cansados de que los esquilmen, les entregan las llaves de sus fábricas a quienes sólo saben ordeñar las vacas, pero no se preocupan porque coman. Muchos deberían leer esta obra.

-Don Max, muchas gracias.