Commodities Entra cereales, sale soja SOFÍA CORINA Y EMILCE TERRÉ

Pese a la presión bajista de la caída de precios en el mercado externo de referencia, los valores locales logran cerrar la semana en alza anclados en la depreciación del signo monetario nacional y la demanda de la exportación. El acuerdo entre los países de la OPEC, además, impulsó un rally alcista del crudo.

En la semana, la mira de los analistas internacionales se corrió un poco de los commodities agrícolas para pasar a otro de los bienes primarios clave de la economía global: el petróleo. Una reunión de los países de la OPEC en Viena, con participación de Rusia por primera vez en muchos años, logró finalmente acordar un recorte de la producción que permita impulsar una suba del crudo. Efectivamente, el petróleo subió un 13% en dos días devolviéndolo a terreno por encima de los u$s 50/barril y con sólo subir unos centavos más ya estará en los valores más altos en un año y medio.
La suba del petróleo tiene un efecto primario sobre el etanol, que replicó el rally de las últimas sesiones llevando el margen de la industria productora del biocombustible en EEUU a sus mejores niveles en los últimos dos años.

Sin embargo, pese a que la suba del subproducto le dio fortaleza a la cotización del maíz en Chicago hacia el cierre de la semana, ésta no fue suficiente para compensar la presión bajista sufrida en las ruedas previas, con lo cual el contrato más cercano cierra el viernes cerca de los u$s 133/t, con una caída del 3% respecto del viernes anterior.
En el mercado local, y en parte apoyado en que el valor de nuestra moneda continúa transitando un sendero bajista en relación al dólar, luego de una semana de plancharse en $2.500/ton el precio del maíz en la Pizarra de Rosario logró una suba del 3% para la semana, cerrando en $ 2.570/t.
Primero fue el consumo que mostró disposición a mejorar los ofrecimientos y pronto se acopló la exportación convalidando los valores más altos. Aún se observa gran interés por parte de la exportación en despachar grano y, si bien la mayor parte de la mercadería ya la tienen comprada, esperan que se acelere el flujo de entrada a los puertos para cumplir con el ajetreado programa de embarques que trajo consigo el ciclo comercial actual. La carga en los buques se hace compartida con harina de soja, que está lista para ser despachada, por lo que la espera del cereal atasca la salida de los barcos.


Se alinean los planetas con el trigo argentino
El trigo ha sido, indiscutidamente, la estrella de la semana en el recinto. Algunos temores acerca que la proteína promedio de la nueva cosecha no alcance los niveles que se esperaba a priori llevó a los compradores a mejorar las ofertas de compra por el cereal de mayor calidad, dando diferenciales de precios de entre el 10% y el 15% por trigo PH 78 y proteína de 10,5%.
Se ha notado un amplísimo abanico de ofrecimientos a lo largo de la semana. Los precios se ajustaban a diversos momentos y puertos de entrega, calidad del grano, disponibilidad de cupos para la descarga, entre otros factores, e iban desde los $ 2.150/t para el grado 2 con descarga inmediata hasta los $ 2.400/ton para el trigo de calidad con descarga antes del 12 del corriente mes.
Como es evidente, la baja estacional no se está haciendo sentir todavía y frente a este panorama de precios el lado vendedor se vio más que dispuesto a volcar mercadería al mercado, calculándose un importante volumen de transacciones para toda la semana. 
A pedir de boca, no sólo los precios acompañan sino que los rindes de los primeros lotes que se levantan están dando muy buenas marcas. Esta semana, según reporta GEA, comenzó la cosecha de trigo en la región núcleo alcanzando rápidamente más de un cuarto de la superficie implantada y con indicadores muy promisorios en lo que hace a rendimiento. De la expectativa previa de 35 quintales por hectárea, hoy se cree que podrían alcanzarse los 42 qq/ha con lo que el aporte de la región a la producción nacional pasaría de los 2,3 millones de toneladas del año pasado a un rango de entre 3 y 3,3 en el ciclo 2016/17.
Mientras tanto continúo siendo muy fuerte el flujo de ingreso de camiones con trigo a las terminales del Up River en la semana. Sólo las 1.986 que entraron el día de hoy constituyen el mayor registro diario en al menos seis años, dando muestras de la febril actividad del sector exportador. Efectivamente, sólo para los próximos 15 días, la agencia marítima NABSA informa embarques programados desde los elevadores de nuestra región por más de medio millón de toneladas. Éstas no sólo tienen como destino los países que tradicionalmente son nuestros principales clientes, como es el caso de Brasil, sino que también se registran envíos a puertos tan alejados como Argelia y otros países africanos, dando muestras de la competitividad del cereal argentino en el mundo.
El siguiente cuadro muestra las exportaciones acumuladas en cada uno de los últimos años comerciales, donde puede verse los robustos envíos al exterior que dejó consigo el ciclo que cerramos esta semana. De cara a la campaña 2016/17, en tanto, se llevan anotadas operaciones de exportación por casi un millón de toneladas, según data de la UCESCI. Si bien ello dista de los altos volúmenes que veíamos para esta altura del año hace tiempo atrás, aún se encuentra muy por encima de lo que se registró en los últimos cuatro años.


El karma de la soja y su desplazamiento por los cereales
No caben dudas que el poroto, tanto por el volumen que produce Argentina como por lo que representa en nuestra balanza externa sigue en el podio del mercado de granos. Sin embargo, en términos relativos, no deja de llamar la atención como ha perdido parte de su brillo en favor de otros granos, principalmente cereales.
En la semana pocas plantas de la región daban cupo para descarga de la oleaginosa. El principal problema es de índole logístico, ya que los márgenes de procesamiento per se continúan firmes en terreno positivo. Sucede que al haber estado trabajado semanas previas a un 70 % de su capacidad, hoy las fábricas mantienen grandes inventarios de harina, con un cuello de botella que no logra destaparse. La sudestada de trigo golpea los puertos y exige su espacio para la descarga, dejando a la oleaginosa fuera de juego.
Las lluvias de abril es el karma de la soja esta campaña comercial. Fue un hecho inusual que difícilmente olvidaremos y todavía estamos padeciendo. El atraso de la cosecha, la venta de granos por parte de los productores, la logística, las dificultades para procesar el poroto húmedo y trabas en la colocación de la harina resultante son sólo algunas de las consecuencias que aún hoy resienten la fluidez de mercadería.
Ahora, las fichas están puestas sobre el nuevo ciclo. En nuestra zona núcleo, las sembradoras para la soja de segunda avanzan a toda máquina sobre el rastrojo de trigo allí donde las lluvias lo han permitido. En el este cordobés, según informa GEA, la falta de humedad deja un 20% del área de intención aún en suspenso, mientras que en el resto de la región lo implantado crece en muy buenas condiciones.
Sin embargo, las previsiones de pulsos secos en los próximos meses que se dieron a conocer esta semana comienzan a sembrar preocupación en el sector. Si efectivamente no se alcanzan los rindes tendenciales para el cultivo, las 53 millones de toneladas para la producción 2016/17 podrían incluso haberse quedado cortas. Con “el mundo” (a.k.a., el USDA) proyectando 57 millones, la volatilidad de los precios quedará a la orden del día cuando las expectativas se ajusten a la realidad.