Inundaciones sin fin: un fenómeno que se repite y afecta la campaña agrícola. Rosario Marina

El triángulo compuesto por el noroeste bonaerense, el sur cordobés y el norte pampeano nunca tuvo tanta agua y se corre el riesgo de no poder sembrar miles de hectáreas


La situación del noroeste de la provincia de Buenos Aires, declarado en emergencia agropecuaria, golpea a los sectores agrícolas y ganaderos. Los productores exigen que se terminen las obras iniciadas para evitar que General Villegas se inunde. Aunque no quieren hacer "futurología", saben que para muchos el año ya está perdido.
"Es muy difícil hablar de un daño proyectado porque no sabemos si va a llover en noviembre, si va a salir el sol. Noviembre además es un mes llovedor", contó a LA NACION Pedro Ferreccio, productor agrícola ganadero e integrante de la Sociedad Rural.
Según cálculos de la Sociedad Rural de General Villegas, son 422.000 las hectáreas afectadas, entre inundado y anegado, que representa el 60% del partido. La media de lluvias de octubre en Villegas es de 100 mm. Y hasta ahora llovieron entre 350 y 400mm.
La media de noviembre es 130 mm. La expectativa está puesta en este mes. Pero los ánimos en los campos aún están crispados. La gente está apurada por resolver aunque sea una parte del problema, corriendo todo el día, trabajando todo el día.
Porque aunque sean 246.194 las hectáreas inundadas, también están las 176.334 anegadas. Esto significa que hay hombres, peones, dentro de esos campos intentando salvar algo de lo que se produce, o evitando que a los animales les llegue el agua.
En las hectáreas agrícolas hay un lucro cesante entre 600 y 800 dólares por hectárea, estiman desde la Sociedad Rural. Esa plata no va a estar por la totalidad de las hectáreas agrícolas que se perdieron. De las 422.000 hectáreas afectadas, un 50% son agrícolas. El otro 50% son campos ganaderos.
En cuanto a la producción de leche ya bajó un 15% respecto de lo que venía produciendo el mes pasado.

Daños colaterales

Los campos inundados no se pueden sembrar, tampoco fumigar. "Nosotros ahora vamos por un empate. Sabemos que este año lo nuestro ya está perdido", dijo José Beltramino que trabaja con su padre en Beltramino e hijos con una flota de tres aviones para fumigación. Para él, ahora es cuestión de "subsistir". En la pista de aterrizaje tienen unos 70 cm de agua, y los aviones están elevados con unas maderas en el hangar. Si no, el agua le llegaría a las ruedas. Carlos Beltramino vivió la inundación de 1987, la que llegó al pueblo y los inundó a todos. Después existieron las obras, que evitaron que en los años siguientes el agua llegara al casco urbano, pero no pudieron evitar que esta vez se inundaran los campos. "Si las obras se hubieran hecho habría menos consecuencias", opinó Beltramino.
Es imposible saber cómo termina esto. Esto lo dicen los productores agrícolas, los ganaderos y los dueños de aviones. Nadie quiere hacer futurología. Pero insisten: si sigue lloviendo en una media normal de noviembre el agua no se va a ir y nadie va a poder sembrar.
"Yo sufrí cuatro inundaciones en los últimos ocho años. Pero esta es un récord: en la historia de General Villegas nunca hubo tanta agua", dijo Pedro Forraccio. Su campo está en el noroeste de Villegas, en lo que él define como "el foco del problema".

General Villegas es, después de Trenque Lauquen, el partido con mayor cantidad de tambos de la cuenca oeste de Buenos Aires. Según datos de la Dirección de Lechería del Ministerio de Agroindustria de la provincia, en la situación de emergencia en que se encontraba parcialmente el distrito antes de las lluvias de los últimos días ya había "25 productores tamberos declarados en emergencia/desastre por la comisión de emergencia local, con un total aproximado de tres mil vacas lecheras".
De acuerdo a los números obtenidos por la Sociedad Rural local, la producción sale de los 120 tambos que remiten a tres plantas principales de la zona. "La perspectiva es que la producción va a bajar porque todos nos quedamos sin pasto. Y el pasto no va a volver a nacer", explicó a LA NACION Agustín Baiguera. En las 340 hectáreas donde produce leche no hay una que haya quedado a salvo del agua.
"Mi tambo ya desaparece", contó otro productor que prefirió no dar su nombre. Como otros tamberos tuvo que tirar la leche. "Fueron dos días seguidos en los que tuvimos que tirar 6000 litros de leche", explicó.

El agua que viene del Quinto

El agua que le llega no es sólo lo que llueve sino lo que ingresa del sur de Córdoba y de la influencia del Río Quinto. Existía un plan maestro hidráulico. Se llamó Las Horquetas. "En Villegas se lograron hacer dos canales que están al noreste, como yendo hacia Rufino, provincia de Santa Fe. Y quedó inconclusa esa obra con el canal 3 y 5. Son las que podrían minimizar el problema que tenemos hoy. Uno a la altura de Elordi y el otro de Drables", explicó Forraccio.
El martes 22 a la tarde Diego Medina vio cómo el agua de la laguna estaba acercándose a su casa como nunca antes. La alarma en la cabeza le sonó a tiempo. Le dijo a su patrón que tenía que mudar los muebles porque en el puesto donde vive la lluvia y el viento estaban por inundarlo todo. Y así fue. Diego alcanzó a sacar heladera, cama, mesa, y a llevar las cosas en un carro con tractor, sacó la puerta del baño y la subió al inodoro para que no se hinche y se fue. El pozo se llenó y rebalsó: el agua de los desechos se juntó con el de la laguna. Hace cinco días que Diego no está en su casa, y no sabe cuándo va a volver. Sus animales, seis chanchas y un padrillo, tampoco están. Los tuvo que vender y se mudó al caso de la estancia. Pero la forma de llegar a la estancia es sólo con el Unimog.
Hasta ahí llegaron dos voluntarios de los Bomberos para llevar tres bolsas de pan, repelente para los mosquitos y un poco de agua.
Porque aunque en el casco haya poca agua, Diego y los demás peones están aislados. A las esposas e hijos ya los evacuaron, quedaron sólo ellos, para seguir trabajando en el campo. En lo que se pueda.

Mortandad

En las gaucheras
En los tambos no hay duda de que la categoría más afectada por las inundaciones son las guacheras, donde se crían los terneros. A pesar de los recaudos es frecuente que se generen altas mortandades. El frío, el barro y la lluvia no perdonan. Por eso tienen prioridad en los pocos lugares secos que dejan las inundaciones.