El médico veterinario Lucas Milanesio, docente de la cátedra de
Producción Porcina de la UNRC, fue el encargado de disertar sobre esta
actividad que, junto con la lechería y la avicultura, resultó ser una de
las más golpeadas con el reacomodamiento de la economía luego del
cambio de Gobierno en diciembre pasado.
Lo que más repercutió, explicó, fue “la quita de retenciones en algunos cereales como el maíz, la devaluación o el sinceramiento de precios, como quisiéramos llamarle, que han puesto a estas actividad, que tienen una gran dependencia con estos insumos, ante un importante aumento en sus costos de producción. No hay que olvidar que en producción porcina, el 70/80% de sus costos corresponden a la alimentación”.
Reconoció, en tal sentido, con durante muchos años, ante la vigencia de las retenciones, el mercado del maíz estaba por el piso y que eso, de haberse prolongado, habría tenido como consecuencia la falta de granos por la caída en la producción que, de hecho, ya estaba ocurriendo. A su juicio, habría que haber buscado un equilibrio, de manera de recuperar la rentabilidad tanto para el maíz cuanto para los productores lecheros, avícolas y porcinos, que fueron los más afectados, al menos en esta región.
“Lo que torna más preocupante la situación –explicó- es que los más afectados son los pequeños productores, que en la producción porcina son una mayoría absoluta. Quien se maneja con mayor escala, tiene otras herramientas para superar estas crisis de costos relativos. Los pequeños y medianos productores fueron entonces los que más sufrieron este reacomodamiento de precios y, al mismo tiempo, fueron los que menos ganaron en esa ‘primavera’ que vivió la producción porcina cuando el maíz pagaba altas retenciones. Seguimos entonces, en un mercado con muchas desigualdades en lo socio-productivo”.
Para Milanesio, uno de los mayores problemas que ha tenido la producción agropecuaria, es que se manejó al mercado nacional sin tener en cuenta el contexto internacional., como un mercado cerrado.
En cuanto a los vaivenes de precios, que son una constante en el mercado porcino, el profesional de la UNRC recordó que el valor del capón en pie es bastante inestable con respecto a la carne que más se consume, que es la bovina, donde los precios son muy estables. “Acá tenemos meses muy buenos y otros muy malos, debido fundamentalmente a una baja del consumo, que puede ser temporal o debido a la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores. Lo que ocurrió es que se juntaron la etapa de precios deprimidos para el capón y el bajo consumo, con la disparada de los precios del maíz y de otros costos, generando una clara situación de pérdida de rentabilidad”, afirmó, para aclarar que en este momento hay una mejora en los precios porque estamos en la época del año en que comienza a aumentar el consumo. Dependiendo de la zona, hay mejores precios con costos de producción que al menos se han estabilizado.
“Hoy podemos hablar de un costo de producción de 17/18 pesos, mientras que el kilo de capón en pie está en 23 a 23,50 pesos, con lógicas variaciones de un lugar a otro, con más o menos IVA, según el caso. Eso da un margen razonable para trabajar”, precisó, para manifestar que –en comparación con otras épocas más inestables de la economía- hay bastante estabilidad en la cadena de pagos, debido fundamentalmente a cambios la comercialización del cerdo, con mayor formalidad y la aparición de carnicerías especializadas que contribuyen a una mejora del mercado.
Lo que más repercutió, explicó, fue “la quita de retenciones en algunos cereales como el maíz, la devaluación o el sinceramiento de precios, como quisiéramos llamarle, que han puesto a estas actividad, que tienen una gran dependencia con estos insumos, ante un importante aumento en sus costos de producción. No hay que olvidar que en producción porcina, el 70/80% de sus costos corresponden a la alimentación”.
Reconoció, en tal sentido, con durante muchos años, ante la vigencia de las retenciones, el mercado del maíz estaba por el piso y que eso, de haberse prolongado, habría tenido como consecuencia la falta de granos por la caída en la producción que, de hecho, ya estaba ocurriendo. A su juicio, habría que haber buscado un equilibrio, de manera de recuperar la rentabilidad tanto para el maíz cuanto para los productores lecheros, avícolas y porcinos, que fueron los más afectados, al menos en esta región.
“Lo que torna más preocupante la situación –explicó- es que los más afectados son los pequeños productores, que en la producción porcina son una mayoría absoluta. Quien se maneja con mayor escala, tiene otras herramientas para superar estas crisis de costos relativos. Los pequeños y medianos productores fueron entonces los que más sufrieron este reacomodamiento de precios y, al mismo tiempo, fueron los que menos ganaron en esa ‘primavera’ que vivió la producción porcina cuando el maíz pagaba altas retenciones. Seguimos entonces, en un mercado con muchas desigualdades en lo socio-productivo”.
Para Milanesio, uno de los mayores problemas que ha tenido la producción agropecuaria, es que se manejó al mercado nacional sin tener en cuenta el contexto internacional., como un mercado cerrado.
En cuanto a los vaivenes de precios, que son una constante en el mercado porcino, el profesional de la UNRC recordó que el valor del capón en pie es bastante inestable con respecto a la carne que más se consume, que es la bovina, donde los precios son muy estables. “Acá tenemos meses muy buenos y otros muy malos, debido fundamentalmente a una baja del consumo, que puede ser temporal o debido a la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores. Lo que ocurrió es que se juntaron la etapa de precios deprimidos para el capón y el bajo consumo, con la disparada de los precios del maíz y de otros costos, generando una clara situación de pérdida de rentabilidad”, afirmó, para aclarar que en este momento hay una mejora en los precios porque estamos en la época del año en que comienza a aumentar el consumo. Dependiendo de la zona, hay mejores precios con costos de producción que al menos se han estabilizado.
“Hoy podemos hablar de un costo de producción de 17/18 pesos, mientras que el kilo de capón en pie está en 23 a 23,50 pesos, con lógicas variaciones de un lugar a otro, con más o menos IVA, según el caso. Eso da un margen razonable para trabajar”, precisó, para manifestar que –en comparación con otras épocas más inestables de la economía- hay bastante estabilidad en la cadena de pagos, debido fundamentalmente a cambios la comercialización del cerdo, con mayor formalidad y la aparición de carnicerías especializadas que contribuyen a una mejora del mercado.