Señales de cambio para el agro

La eliminación y reducción de retenciones mejoraron el ánimo del productor agropecuario, que vuelve a invertir en tecnología y ajusta fechas de siembra considerando los pronósticos climáticos. 
Por Lic. Mariano Yacobino
 
 Comienzan a verse señales alentadoras para el sector agropecuario. La eliminación de retenciones en maíz,  girasol y sorgo más la disminución de un 5% de las de soja, trajeron aires de cambio y el motor del campo se puso en marcha.
La inversión en tecnología aplicada es un índice alentador. En un contexto favorable el productor  apuesta a optimizar sus rendimientos aplicando paquetes tecnológicos completos, que incluye la elección de cultivares con mejor genética, fertilización balanceada y protección integral contra enfermedades. Este panorama es el que se vislumbra principalmente en maíz, soja y maní por ser los cultivos donde las señales positivas, se tradujeron en mejores márgenes. Otros cultivos como arroz o algodón, dentro de las llamadas "economías regionales" siguen en una preocupante desventaja y el productor ni siquiera puede pensar en aplicar tecnología, resignando así resultados y alimentando un círculo vicioso que sólo podría revertirse con políticas del gobierno a medida de cada situación.
Si bien semillas y fertilizantes son en general donde más se invierte, el productor de hoy justifica aquello que le aporta beneficios concretos como más rendimiento o ahorro de insumos y empieza a ser cada vez más consciente de la reposición de los nutrientes que extrae del suelo, de manera eficiente.
El clima es siempre una premisa a considerar y representa otra preocupación para el productor que tiene su negocio a cielo abierto. Terminando un año Niño que trajo complicaciones durante el ciclo del cultivo y que dificultó en muchas regiones la cosecha, y con pronóstico de una Niña para esta campaña, que aún no se sabe la severidad con la que puede llegar,  el productor debe acomodar fechas de siembra y manejar inteligentemente cada cultivo para lograr que estas condiciones limiten lo menos posible el rendimiento.
La fuerza que tiene el campo sobre la economía argentina es pujante, y el impacto de la misma en el sector también lo es. Lo cierto es que el país atraviesa un período difícil para todas las industrias pero esta vez la agropecuaria puede ver una luz en la oscuridad.