Aquello de "la foto es mala, pero la
película es buena" puede aplicarse en estos días al negocio de las
carnes y el ganado. Los números de la producción de carne vacuna que
dieron a conocer tanto el Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC, en
sus siglas en inglés) como Ciccra muestran una fuerte caída en la faena
del 7,8% en septiembre respecto de agosto. En la comparación de los
primeros nueve meses del año respecto de igual período de 2015, la caída
es mayor, oscila entre 11 y 13% según la fuente que se tome. Al mismo
tiempo, el consumo interno cayó en 5 kg/habitante año. La inflación hizo
lo suyo. En un año, el precio promedio de los cortes vacunos aumentó
44% en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Las exportaciones, en cambio,
experimentaron un leve repunte, cercano al 11 por ciento. Todavía es
mucho más bajo que lo esperado por los especialistas tras la baja de las
retenciones, la devaluación y la eliminación a las barreras al comercio
que decidió el presidente Macri en diciembre de 2015. Está pasando lo
que iba a pasar: faltan animales pesados tras el modelo de
"ternericidio" que promovió el anterior gobierno al incentivar la faena
de animales más chicos en detrimento de los novillos pesados.
"Desde 2006 no sólo se liquidaron
animales sino que se incentivó a que se produzcan novillitos en vez de
novillos, esto nunca había ocurrido en ciclos anteriores", dice Fernando
Canosa, consultor y asesor. El especialista advierte que en la
ganadería "hay una tendencia incipiente de recuperación" que se expresa
en la retención de vientres.
Hay quienes advierten esas señales de
cambio. "Hay gente que está comprando comederos para recría y otros
buscan alambradores", dice Roberto Guercetti, presidente del Grupo
Conecar, de Carcarañá, provincia de Santa Fe. En otras palabras, la
rueda de la inversión comenzó a moverse. "Los novillos no están, hay una
brecha todavía que comenzará a cerrarse en 2018", explica.
Este escenario había sido anticipado por
la Mesa de las Carnes, que prevé pasar de una producción de 2,5
millones de toneladas de carne a 3,8 o 5 millones de toneladas en 2025 y
2030. Este aumento, traccionado por la exportación, podría generar
divisas por 10.500 millones de dólares, casi diez veces más que la cifra
actual.
Para llegar a ese número, en la cadena
crece el consenso de que es imprescindible superar las trabas
estructurales. La más importante de ellas es la marginalidad de buena
parte de la industria frigorífica que deja fuera de competencia a las
empresas que cumplen con sus obligaciones tributarias, laborales y
sanitarias. Los industriales creen que no sólo es cuestión de quienes
manejan las plantas de faena, sino que esta forma de operar se extiende a
la producción. Un negocio ganadero y de las carnes de siglo XXI debería
dejar atrás estas modalidades.
En la Mesa de las Carnes dicen que están
trabajando sigilosamente para regresar a las prácticas modernas. En
breve se proponen presentar junto con el Gobierno un nuevo sistema de
trazabilidad bovina y lanzar una serie de iniciativas con el comercio en
negro.
Mientras tanto, industriales,
productores y funcionarios están ansiosos por lograr algún cambio. El
lugar elegido es París, donde a partir del lunes próximo se realizará el
Salón Internacional de la Alimentación (SIAL). El intento de abrir
mercados llegará a Rusia, donde el ministro de Agroindustria, Ricardo
Buryaile, se reunirá con su par, Alexander Tkachyov, y con el presidente
del Servicio Federal Veterinario y Fitosanitario ruso, Sergey Dankvert.
También habrá una delegación empresarial y representantes de los
gobiernos de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Mendoza.
Si la salida exportadora comienza a
concretarse en los hechos, al Gobierno se le presenta el desafío de no
caer en la contradicción entre lo que dice y lo que hace ni quedar
atrapado en la lógica de la pugna de la política interna. Con la
decisión de postergar para 2018 la rebaja de 5% en las retenciones a la
soja prometida en la campaña electoral cayó en esa doble trampa. Con un
criterio más político que económico, cedió frente a quienes le decían
interna y externamente que "le había dado mucho al campo" cuando bajó
los derechos de exportación en diciembre pasado.
¿Resistirá a las noticias sobre el
aumento de precios de la carne en un año electoral? Es una incógnita
difícil que deberá comenzar a despejar en los próximos meses.
Fuente: Diario La Nación - Autor: Cristian Mira.