Jorge Castro
Los capitales especulativos del mundo apuestan otra vez a los commodities. El total de retornos del Índice de Commodities Bloomberg aumentó 11% este año, comparado con los bonos globales, que crecieron 6%, y los activos empresarios, que treparon solo 2% en el mismo período.
Los tres componentes principales del Indice Bloomberg son petróleo, oro y soja; y en las últimas dos semanas aumentó 21% en relación a su piso de enero.
Es el mejor comienzo de año desde el boom de precios de los commodities en 2008, cuando alcanzaron el mayor nivel de la historia desde que se llevan registros (1843).
Esto significa que las inversiones especulativas en los mercados de futuro de materias primas superaron los 60.000 millones de dólares en el mes de abril, con el pico máximo logrado en el mercado de Darien (China).
Lo notable es que este boom de inversiones especulativas ha ocurrido en el mismo período en que el precio del petróleo alcanzó su menor nivel en los últimos 20 años (27 dólares por barril en febrero 2016), la economía china se desaceleró a la mitad respecto a los niveles 2001/2010 (creció 6,5% en 2015, contra 11% en 2007), y 4 supercosechas norteamericanas sucesivas hundieron en más de un 40% el precio de los commodities agrícolas.
Los inversores apuestan a la tendencia central del presente, que se revela en que el precio spot de la soja importada por China aumentó más de 20% en mayo respecto a enero; y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) ha previsto un alza de 4 millones de toneladas en las importaciones de soja de la República Popular en 2016/2017, con una expectativa de caída de la producción argentina de 5 millones de toneladas (inundaciones y lluvias de abril y mayo).
Por eso USDA prevé que la demanda de harina de soja en China aumentará 33,8 millones de toneladas en el período 2016/2020, y la producción norteamericana solo puede cubrir 12 millones de toneladas de ese total.
A partir de este escenario, el USDA deduce un aumento del precio de la harina de soja de más de 20% en este período, con una mejora de las ganancias de los grandes procesadores (Bunge, ADM, Cargill y Dreyfus) de más de 15%.
Esta es la razón por la que el valor de las acciones de las cuatro grandes trasnacionales de la alimentación ha aumentado más de 10% desde mediados de mayo, y la tendencia es que se espera una mejora semejante en los próximos 30 días.
Detrás de esto hay un boom de consumo de carnes en China (el año pasado se faenaron más de 600 millones de cabezas de ganado porcino), y el precio de la carne de cerdo aumentó más de 30% en marzo, con una tasa de inflación de 2,3% anual, que se aproxima a un nivel deflacionario, según los analistas de la economía de la República Popular.
El consumo de carnes en China crece 30% por año y las dos vertientes fundamentales de esta expansión son las carnes rojas (cerdo) y la producción ictícola (industrialización del pescado).
En los dos casos, el principal insumo para la alimentación animal es la harina de soja, de la cual la Argentina es la primera productora y exportadora mundial, en el competitivo complejo portuario radicado en el Gran Rosario.
La Argentina también tiene 15% de las importaciones de soja de la República Popular, y si lograra aumentar la producción de granos a 150 millones de toneladas en los próximos cinco años podría colocarlos en el mercado chino.
Es una gran oportunidad para la agroindustria de la Región Centro.
Los capitales especulativos del mundo apuestan otra vez a los commodities. El total de retornos del Índice de Commodities Bloomberg aumentó 11% este año, comparado con los bonos globales, que crecieron 6%, y los activos empresarios, que treparon solo 2% en el mismo período.
Los tres componentes principales del Indice Bloomberg son petróleo, oro y soja; y en las últimas dos semanas aumentó 21% en relación a su piso de enero.
Es el mejor comienzo de año desde el boom de precios de los commodities en 2008, cuando alcanzaron el mayor nivel de la historia desde que se llevan registros (1843).
Esto significa que las inversiones especulativas en los mercados de futuro de materias primas superaron los 60.000 millones de dólares en el mes de abril, con el pico máximo logrado en el mercado de Darien (China).
Lo notable es que este boom de inversiones especulativas ha ocurrido en el mismo período en que el precio del petróleo alcanzó su menor nivel en los últimos 20 años (27 dólares por barril en febrero 2016), la economía china se desaceleró a la mitad respecto a los niveles 2001/2010 (creció 6,5% en 2015, contra 11% en 2007), y 4 supercosechas norteamericanas sucesivas hundieron en más de un 40% el precio de los commodities agrícolas.
Los inversores apuestan a la tendencia central del presente, que se revela en que el precio spot de la soja importada por China aumentó más de 20% en mayo respecto a enero; y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) ha previsto un alza de 4 millones de toneladas en las importaciones de soja de la República Popular en 2016/2017, con una expectativa de caída de la producción argentina de 5 millones de toneladas (inundaciones y lluvias de abril y mayo).
Por eso USDA prevé que la demanda de harina de soja en China aumentará 33,8 millones de toneladas en el período 2016/2020, y la producción norteamericana solo puede cubrir 12 millones de toneladas de ese total.
A partir de este escenario, el USDA deduce un aumento del precio de la harina de soja de más de 20% en este período, con una mejora de las ganancias de los grandes procesadores (Bunge, ADM, Cargill y Dreyfus) de más de 15%.
Esta es la razón por la que el valor de las acciones de las cuatro grandes trasnacionales de la alimentación ha aumentado más de 10% desde mediados de mayo, y la tendencia es que se espera una mejora semejante en los próximos 30 días.
Detrás de esto hay un boom de consumo de carnes en China (el año pasado se faenaron más de 600 millones de cabezas de ganado porcino), y el precio de la carne de cerdo aumentó más de 30% en marzo, con una tasa de inflación de 2,3% anual, que se aproxima a un nivel deflacionario, según los analistas de la economía de la República Popular.
El consumo de carnes en China crece 30% por año y las dos vertientes fundamentales de esta expansión son las carnes rojas (cerdo) y la producción ictícola (industrialización del pescado).
En los dos casos, el principal insumo para la alimentación animal es la harina de soja, de la cual la Argentina es la primera productora y exportadora mundial, en el competitivo complejo portuario radicado en el Gran Rosario.
La Argentina también tiene 15% de las importaciones de soja de la República Popular, y si lograra aumentar la producción de granos a 150 millones de toneladas en los próximos cinco años podría colocarlos en el mercado chino.
Es una gran oportunidad para la agroindustria de la Región Centro.