El informe de
siembras del USDA le dio otro empujón alcista a la soja, tanto en
Chicago como en la plaza Rosario. La reciente debilidad del peso frente
al dólar también contribuyó a sostener los precios del mercado local.
Las condiciones climáticas volvieron a empeorar en la zona central del
país, afectando a la siembra de trigo y la cosecha de maíz. Esta última
muestra un fuertísimo retraso respecto de su ritmo de avance habitual.
Esta situación le dio firmeza a los precios domésticos, que volvieron a $
3.000/ton pese a las bajas externas. Se esperan nuevas lluvias para los
próximos días.
La
soja alcanzó nuevos máximos en el mercado local, apoyada en las subas
de Chicago y la debilidad del peso. Los valores en dólares volvieron a
quebrar los u$s 300/ton en posiciones de entrega cercana, manteniendo un
premio de entre u$s 8 y 12/ton para el mes de noviembre. El flujo
comercial se aceleró, tanto de nuevas operaciones como de fijaciones de
mercadería ya entregada, especialmente en la rueda del jueves. El primer
trimestre del ciclo de comercialización finalizó con una fuerte
recuperación de los precios: el precio de pizarra de la oleaginosa
avanzó casi un 50% entre abril y junio.
El
mercado local de maíz también logró sostenerse en los últimos días,
incluso pese a las caídas externas. Las cotizaciones en la zona de
Rosario repitieron los $ 3.000/ton ante la llegada de malas condiciones
climáticas a la zona central del país, que impidieron un mayor avance de
la recolección. Según datos del Ministerio de Agroindustria, la colecta
asciende al 51% de la superficie proyectada, con un magro progreso en
los últimos días y 15 p.p de retraso respecto del año pasado. Siguen
acumulándose los barcos a la espera de cumplir una holgada carga
programada para las próximas semanas, que supera las 3 Mt según datos de
agencias marítimas.
Las
cifras de exportación del cereal en junio volvieron a decepcionar,
resaltando la gravedad de los problemas logísticos. Se estiman embarques
de maíz por apenas 1,6 Mt a lo largo del mes, mucho menos que las
previsiones iniciales. El acumulado desde marzo llega a 8 Mt, apenas por
debajo de los registros del año 2015. Las DJVE ingresadas para la
campaña actual totalizan unas 17 Mt y buena parte de las mismas tiene
plazo límite de salida entre septiembre y octubre.
En
soja, en tanto, las exportaciones de junio totalizaron unas 2,1 Mt
mientras que el crushing habría superado las 4 Mt. Ambos números señalan
un buen nivel de utilización, aunque inferior al observado en el mismo
período de la campaña 2014/15. De todos modos, cabe recordar que la
actividad de las plantas y puertos se aceleró en junio de 2015 en
respuesta a los conflictos que habían impedido trabajar con normalidad a
lo largo de mayo.
Las condiciones climáticas
en la zona central del país volvieron a empeorar en los últimos días,
afectando también a la siembra de trigo y cereales de invierno. Las
labores se encuentran prácticamente detenidas. Según GEA – Guía
Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario, en la zona
núcleo hay unas 150.000 ha –algo más del 20% del área de intención
original- que corren riesgo ante la dificultad para ingresar a los
campos. El estado de los caminos rurales es realmente problemático. El
temor es que muchos lotes sembrados antes de las lluvias podrían
perderse si persisten los problemas.
El precio
del trigo Cámara en la zona de Rosario se mantiene en el rango de $
2.500 a 2.600 por tonelada, con mejoras de parte de aquellos molinos que
exigen parámetros de calidad. Las referencias para la próxima campaña
continuaron debilitándose, cayendo por debajo de u$s 165/ton sobre el
final de la semana. Esto obedece principalmente al fuerte deterioro del
mercado internacional, pese a que las puntas FOB en puertos argentinos
para la nueva cosecha intentaron mantenerse firmes. Valores FOB
comparables en el Golfo de México y el Mar Negro sufrieron a lo largo de
la semana una profunda corrección, a medida que progresa la cosecha en
el hemisferio norte.
A
nivel nacional, la siembra de trigo alcanza al 59% de la superficie
proyectada, mostrando un ligero retraso frente al mismo período del año
pasado. De todos modos, en términos de área cubierta este año se
advierte un adelanto cercano a 400.000 ha, ante el mayor entusiasmo que
caracteriza a la campaña del cereal. En cebada, en cambio, el retraso es
mucho más significativo. El Ministerio de Agroindustria estima la
siembra en sólo el 25% de la superficie frente a 64% a la misma altura
del año pasado. Las zonas más rezagadas corresponden al extremo sudeste
de la provincia de Buenos Aires.
Sentimientos dispares en la campaña norteamericana
El
mes de julio suele marcar el período crítico para la determinación de
los rindes del maíz en Estados Unidos, al tiempo que empieza a perfilar
las perspectivas para la soja, cuya productividad se define más
adelante. Los suelos de los principales distritos productivos están
perdiendo reservas de humedad, aunque los pronósticos anticipan nuevas
lluvias llegando al cinturón maicero desde el noreste a partir de la
próxima semana. De concretarse, calmarían sólo parcialmente las
necesidades de agua de corto plazo.
La
condición de los cultivos se mantiene por encima de los guarismos
reportados a la misma altura del año pasado, campaña en la que los
rendimientos de la soja y el maíz superaron los promedios de cinco años.
Sin embargo, los registros a la última semana de junio muestran una
débil correlación con la productividad obtenida al cierre del ciclo. El
USDA indicó que hasta el fin de semana pasado el 75% del maíz y el 72%
de la soja se encontraban condiciones buenas o excelentes en el país del
norte.
Si
bien las condiciones climáticas están algo más secas de lo que se
considera ideal, no hay temperaturas extremas estresando el potencial de
rinde. De todos modos, las plantas están desarrollándose en forma
acelerada, estimándose que más de la mitad del maíz habrá ingresado en
polinización en los próximos 10 a 15 días. La condición de los cultivos
comenzará a declinar en las próximas semanas a menos que lluvias
contundentes recarguen los perfiles.
La zona
que aparece como más comprometida se ubica hacia el sur y oeste del área
agrícola norteamericana, donde las temperaturas han sido algo más altas
que el promedio. Allí podría haber siembras de soja sobre rastrojos de
trigo, que tendrán bajas perspectivas de rinde. La situación es
diferente en la región lindante con Canadá, en los estados de Minnesota y
Dakota del Norte. Estos distritos han recibido buen caudal de
precipitaciones en los últimos meses y el problema son las zonas
anegadas y con problemas de escurrimiento.
El USDA marcó el pulso de los mercados
El
Departamento de Agricultura norteamericano concentró la atención de la
semana con dos informes que marcarán el rumbo de corto plazo de la
operatoria. Los precios respondieron con alta volatilidad, activando
subas para la soja y mayores caídas en los cereales. La participación de
los fondos especulativos fue crucial para explicar los vaivenes.
En
su informe de siembras el organismo corrigió positivamente sus
estimaciones de superficie de soja y maíz respecto de las proyecciones
formuladas a finales de marzo. En maíz el ajuste positivo fue a
contramano de las previsiones privadas, que en promedio especulaban con
un ligero abandono en favor de la oleaginosa. Asimismo, se informó que
la soja cubrirá una superficie récord de 33,9 M ha, aunque un número
todavía más alto habría calmado la voracidad de los especuladores.
Estados Unidos necesita una gran producción de soja para salir a
abastecer al mercado internacional a partir de noviembre, cuando los
inventarios sudamericanos se encuentren en niveles históricamente bajos.
Ante
la incertidumbre que genera la llegada del mercado climático en el
hemisferio norte los precios respondieron fuertemente a la suba, aunque
el viernes llegó una toma de ganancias. El sentimiento predominante es
que una cosecha similar a la obtenida el año pasado no alcanzará para
estabilizar la oferta mundial, teniendo en cuenta la disminución en la
superficie de intención que se espera en Argentina y el sur de Brasil.
La demanda externa se mantiene firme, con China absorbiendo el 63% de
las importaciones mundiales en lo que va de la campaña actual.
Por
el lado de los stocks hubo menos sorpresas, ya que los números
mostraron una suba interanual y quedaron a grandes rasgos dentro de las
expectativas. Estados Unidos tiene buena disponibilidad de soja y maíz
para empalmar la campaña en curso con la próxima. Los 23,7 Mt de la
oleaginosa que quedaban al 1 de junio eran 39% más elevados que un año
atrás y 58% más altos que el promedio de los últimos cinco años. Sin
duda la escalada de los precios busca anticiparse a un escenario de
menor disponibilidad en el futuro, ya que de corto plazo no se advierten
mayores restricciones que sigan pesando sobre la oferta.
Lo
último a destacar en cuanto a informes del USDA es el crushing de soja
en Estados Unidos en el mes de mayo, que se conoció el viernes. El mismo
resultó de 4,83 Mt, un 3% por encima del nivel registrado a la misma
altura del año pasado. Esto indica que las fábricas de Estados Unidos
están respondiendo con mayor industrialización ante la menor oferta de
harina procedente del hemisferio sur. Un resultado que trae ello es el
incremento en el stock de aceite, que se expandió por sexto mes
consecutivo. A finales de mayo las fábricas disponían de 935.869 tn de
aceite de soja, un 53% más que a la misma altura del año 2015.