CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES Advierten que las áreas periurbanas no deben ser zonas residenciales

El doctor Gómez Orea dijo en el Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo que hoy concluye en la UNRC, que entre el campo productivo y la ciudad deberían realizarse actividades industriales para evitar los conflictos actuales 
 
En el marco de una de las conferencias magistrales ofrecidas en el XXV Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo, el catedrático español Domingo Gómez Orea disertó sobre “La ‘lectura’ del medio físico: base del ordenamiento territorial y el desarrollo sostenible”, en la que destacó la importancia de la observación directa, in situ, y a cargo de un equipo interdisciplinario, para determinar la capacidad de acogida que cada zona tiene para la producción  u otro tipo de actividad.

“El ordenamiento territorial supone ordenar en este caso las actividades humanas en el territorio. Es decir, dónde va la agricultura, dónde va la naturaleza o la conservación, en qué lugar se ubican las ciudades, por dónde pasan las infraestructuras, dónde ubicamos las industrias y las zonas recreativas, básicamente eso es el ordenamiento territorial. Si cada cual pone las actividades donde les parece eso no es atractivo ni funcional, además eso produce intranquilidad, tristeza y se nota mucho en la calidad de vida, frente al orden que produce equilibrio, serenidad y confianza”, afirmó.

Destacó entonces  que el ordenamiento territorial es sumamente necesario para favorecer el desarrollo armónico y sostenible de cada región. “Claro está que ese ordenamiento tiene que ser el resultado del análisis de una serie de señales que actúan como indicadores al momento de decidir si una zona geográficamente homogénea tiene capacidad de acogida para las actividades agropecuarias, industriales, para el turismo, para la conservación, la recreación o la creación de una zona residencial, por ejemplo”, manifestó, para resaltar que la condición necesaria para elaborar una cartografía funcional es que haya consenso entre los distintos sectores de la sociedad.

“Si no se logra el consenso, no tiene validez que el Gobierno, por ejemplo, haga valer su postura. Habrá que dejar todo como está y volver en un tiempo a intentar establecer ese consenso”, puntualizó.

Gómez Orea, quien había participado este lunes en la apertura del Congreso en el Teatro Municipal, donde formó parte de un panel con los ingenieros agrónomos José Cisneros y Guillermo March, moderado por Doña Jovita, disertó este miércoles ante un Aula Mayor colmada de profesionales y estudiantes de distintos puntos del país.

Señales

Al término de su disertación, el profesor español manifestó a PUNTAL Tranquera Abierta que las señales que deben buscar los profesionales intervinientes en el proceso de ordenamiento territorial son algunos indicadores como la forma del terreno, la cobertura vegetal, el uso del suelo, la sensación de orden que existe en ese espacio y los materiales de que está constituido el territorio, por ejemplo. Esos indicadores se observan a partir de ciertos accidentes geográficos que van determinado recintos homogéneos en los que se va a determinar el valor de capacidad de acogida, una vocación de uso.

Consultado sobre el problema que se plantea en Córdoba con la prohibición del uso productivo del Bosque Nativo, Gómez Orea dijo no conocer si en este caso se trata de bosques con demasiada pendiente, que no tienen capacidad de acogida para actividades productivas, pero se manifestó partidario de, en lo posible, permitir la cría de hacienda debajo del monte. “Yo creo que el bosque hueco está bien”, afirmó, donde el término “hueco” se refiere a que debajo de los árboles quede espacio libre para el desplazamiento de los animales. “A no ser que se pretenda desmontarlo, para que ya no haya bosque”, advirtió, para añadir: “Si no, la ganadería debajo del bosque ahuecado, es maravillosa”.

Cuando se le preguntó por la confrontación entre productivistas y ecologistas con respecto a la aplicación de agroquímicos en las zonas periurbanas, el especialista recordó su definición de zona periurbana. “Las zonas quedan establecidas cuando se definen las actividades que en ellas se pueden realizar. Y si se mezclan actividades no hay zonificación posible. Las residenciales, entonces,  no son actividades características de lo periurbano”, afirmó, para añadir que, a su juicio, hacia lo periurbano deben ir aquellas actividades que la ciudad expulsa, que no pueden estar dentro pero tampoco tan lejos. Son las actividades que deben hacerse cerca de la ciudad porque allí tienen demanda.

“Lo que no puede haber –recalcó- es un margen que separe el área residencial de la zona productiva, debe haber una transición entre una y otra de manera que las prácticas agrícolas no afecten a la zona poblada”.

En definitiva, la zona intermedia que promueve este experto en ordenamiento territorial, es la denominada zona buffer de la que se suele hablar cuando se discuten las reglamentaciones municipales sobre aplicación de agroquímicos. Sólo que hasta ahora se consideraba que esa zona sería de unos 50 metros y que sería forestada para establecer una cortina de protección de la parte habitada.

Se trata, entonces, de determinar cuáles son las actividades que se pueden desarrollar en el periurbano y darle ese carácter. Y si no hay consenso, se debe establecer que son zonas donde puede hacerse tal o cual cosa, durante cierto período de tiempo, después se verá.

“Lo que hay que hacer, en definitiva, es que analizar el medio físico como dijimos al principio e incluir en ese ordenamiento territorial, un plan de ciudades, porque no puede ser que haya grandes centros urbanos y cientos de pequeñas comunidades sin mayores posibilidades de desarrollo. Hay que equilibrar el territorio con más ciudades medianas y sobre ellas trabajar para que las áreas periurbanas cumplan con su rol de establecer una transición con los campos productivos”, concluyó.

Cierre a campo

En el transcurso del Congreso se presentaron más de 400 trabajos de investigación, entre los cuales hubo también de extensión, y se realizaron talleres de capacitación y conferencias magistrales como la de Gómez Orea.

En lo que será hoy la última jornada del encuentro, se realizará una interesante gira edafológica donde se hará un reconocimiento, análisis y discusión de perfiles de suelos representativos del área fuertemente ondulada del departamento Río Cuarto.

Una agenda para el ordenamiento territorial

Esta nueva edición del Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo puso en evidencia el interés de los profesionales e investigadores por la industrialización de la producción primaria y se rescató el concepto de ordenamiento territorial para la resolución de conflictos entre la producción y el resto de la sociedad. Así lo resaltó el ingeniero agrónomo Américo Degioanni, doctor en Ciencias Ambientales y presidente del Congreso, al comentar que casi la mitad de los trabajos refieren a esfuerzos por adaptar sistemas agrícolas a sistemas industriales “lo que  no sorprende por el gran crecimiento que ha tenido la actividad agrícola en los últimos 20 años, sea tanto en los rindes y cantidad de toneladas de cosecha como en las superficies sembradas”.

Sin embargo, al hablar en el acto de inauguración del evento, Degioanni advirtió que ante este crecimiento “hay que tener en cuenta el problema” tanto de la contaminación ambiental como la degradación de los suelos. Y citando al Papa Francisco advirtió que el deterioro de los recursos naturales es tan importante que de seguir así puede colapsar el ecosistema terrestre. Criticó entonces al sistema capitalista porque ha sido –dijo- enorme el consumo de recursos naturales, lo que además ha tenido un fuerte impacto social.

Consideró además que con la fuerza de la juventud que empieza a preocuparse por estos temas, puede ser que se esté “a las puertas de una tercera revolución industrial basada en una economía compartida y solidaria, caracterizada por el prosumidor, que es aquel que produce solo lo que consume”. Reconoció que es un camino alternativo que puede generar nuevas formas de producir riquezas sin destruir el planeta.

También destacó que durante el Congreso se proponían hacer una agenda sobre el ordenamiento territorial en el país en referencia a los ámbito urbanos, periurbanos y rurales y explicó que el ordenamiento territorial es  a futuro un factor central en relación al manejo de los residuos urbanos, de la generación y aprovechamiento de  energía, del tratamiento de las aguas y, por cierto, de la conservación y buen uso del suelo.

En diálogo con PUNTAL Tranquera Abierta, Degionanni dijo ayer este Congreso se caracterizó por ser el primero en incluir el tema del ordenamiento territorial, como así también el de la extensión universitaria, por entender que son problemáticas de gran importancia social.

Se refirió también a la jornada de hoy, donde mediante la gira edafológica se mostrará a los visitantes qué es lo que se enseña en la Facultad de Agronomía de la UNRC.

Reunión con arquitectos

En su alocución sobre ordenamiento territorial, el doctor Gómez Orea destacó la importancia de que los estudios de ordenamiento territorial no queden sólo a cargo de funcionarios y agrónomos. “También hay cabida para otras profesionales como paisajistas y arquitectos”, dijo, porque manejan variables que también tienen mucho que ver con las actividades humanas.

Dando prueba de ello, el miércoles por la noche, el catedrático español participó de una importante reunión realizada en la sede del Colegio de Arquitectos en Río Cuarto, de la que participaron también algunos de los organizadores del Congreso de la Ciencia del Suelo, integrantes de la Mesa de Buenas Prácticas Agrícolas y docentes e investigadores del Departamento de Geografía de la UNRC, entre otros profesionales.