Brasil Se desacelera el boom sojero

En octubre se dará inicio a la siembra con la expansión más modesta en ocho años

Parece haber algo que en general escapa a nuestra atención, pero que es muy importante a la hora de ponderar el futuro de la soja en Sudamérica: la producción de esta oleaginosa en Brasil crece año tras año, pero cada vez menos. Y hay razones precisas para esta desaceleración.

Durante las dos últimas décadas los productores del vecino país pidieron prestados miles de millones de dólares para convertir las sabanas del Cerrado en verdaderas zonas agrícolas y transformar a Brasil en una potencia agroexportadora, la primera a nivel mundial en términos de poroto de soja. Por caso, el Grupo Bom Jesus llegó a trabajar 150 mil hectáreas. Hoy este negocio está sofocado por las deudas, la generosa oferta global de soja y la recesión más importante para este país en el último siglo.

Algunos productores ya no tienen dinero para sembrar soja o bien están recortando sus planes para el año en curso. Bom Jesus ha quebrado y dejó una deuda de 600 millones de dólares, que no puede afrontar. En situación similar, o como mucho reestructurando su deuda, están al menos diez de los más grandes productores de soja. La mayoría de ellos tomaron créditos en dólares para aprovechar las bajas tasas; con la caída del real el repago de esos préstamos se ha vuelto muy costoso. Este tema parece pesar mucho más que el deterioro de los precios relativos del poroto.

El punto es que cuando comience octubre se dará inicio a la siembra con la expansión más modesta en ocho años. No se agregarían más de 500 mil nuevas hectáreas, de acuerdo con el dato de Agroconsult (1.1 M ha extra en 2015). Será una oportunidad perdida para los productores brasileños, justo cuando suben demanda y precios de soja. El USDA estima que el consumo mundial excederá la producción global por segundo año consecutivo. De hecho los farmers USA van a incrementar el área dedicada al poroto. Los precios en Chicago están 31% arriba de los valores que en noviembre pasado indicaron un mínimo para los últimos seis años, motorizados por los problemas climáticos en la Argentina y Brasil. Los fondos dieron vuelta su apuesta y pasaron a estar fuertemente comprados, y están pensando que la desaceleración de la siembra de soja en Brasil puede ser un factor alcista si algo no va bien con la producción estadounidense.

Bom Jesus va a plantar un 10% menos que lo sembrado en 2015 (mientras los acreedores llegan acompañados de oficiales de Justicia), lo mismo que va a achicar otro gran grupo: Vanguarda Agro, que ha reestructurado con los bancos unos R$ 842 M. Por su parte, los Grupos J. Pupin y Pinesso defaultearon deudas por R$ 900 M y R$ 600 M respectivamente. “A medida que el costo del dinero se encarece, los márgenes de la expansión deben ser necesariamente muy altos para animarse a dar el paso”, dicen en SLC Agícola SA, la compañía de siembra más popular en Brasil, que ha detenido su expansión a medida que las tasas se elevan.

Lejos están los días en que estos grupos tomaban el dinero que los bancos les ofrecían. Hoy los que superan las 10 mil ha sembradas, están endeudados en dólares y son los que se hallan en riesgo de default. Y desde luego las compañías de insumos padecen la situación. Se están ofreciendo para compartir los riesgos con los bancos y eso genera cierto alivio, aunque lamentablemente para muchos es una ayuda que llega tarde.