Estiman “poco probable” que el clima reduzca la producción estadounidense

Para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, si hay sequía se sentirá una vez pasada la cosecha gruesa en ese país. Sí podrían tener problemas logísticos por heladas y nevadas tempranas.

Las perspectivas climáticas para la campaña estival estadounidense son, hoy por hoy, fuente de consulta de los productores no sólo de ese país sino de todo el mundo. Es que los mercados agropecuarios están pendientes de qué puede pasar con la cosecha gruesa norteamericana, luego de los problemas que vivieron Brasil y Argentina por el fenómeno El Niño, y por ello los precios cambian permanentemente conforme las previsiones son mejores o peores.
En ese marco, la perspectiva climática para el segundo semestre elaborada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires puede decirse que anticipa una estabilidad en los valores internacionales de cereales y oleaginosas. Es que, según este pronóstico, el fenómeno La Niña que está comenzando a sentirse en Estados Unidos no tendrá efectos fuertes y, por ello, la producción agrícola no se resentirá de manera significativa.
Tendencia
“Debido a la acción residual de El Niño 2015/16 y de otros factores retardatorios, el presente episodio de La Niña 2016/2017 recién alcanzará un desarrollo capaz de producir efectos sensibles a fines del verano del Hemisferio Norte”, señala el reporte elaborado por el climatólogo Eduardo Sierra.
“Por esta causa, el riesgo de impactos negativos por calor y sequía sobre los cultivos estivales se mantendrán en un nivel moderado a bajo, siendo poco probable que se produzca una reducción significativa de la producción de los mismos por esta causa”, agrega Sierra.
No obstante, hay un factor que podría a futuro tener impacto en los precios: los riegos por heladas y nevadas tempranas se perfilan como muy elevados, y podrían llegar a complicar considerablemente los estadios reproductivos finales de los cultivos estivales, así como su cosecha, acondicionamiento, almacenaje, transporte y embarque. Adicionalmente, las nevadas tempranas podrían complicar la implantación del trigo de invierno, así como a otros cultivos de siembra otoñal.
Un dato importante es el largo plazo, cuando ya podrían anticiparse nuevas subas de los granos de confirmarse estas previsiones: “Como nota de alerta, debe considerarse que, si durante la temporada 2017/2018 volvieran a darse condiciones de La Niña, sería muy probable que se repitiera un severo impacto, del orden del registrado en 2012”.
Primavera irregular
Según el informe difundido por la entidad porteña, en la primavera del hemisferio norte (otoño en el sur), el área agrícola norteamericana observó un régimen hídrico algo irregular, con una alternancia entre rachas de tormentas y lapsos secos. Debido a ello, la acumulación total de precipitaciones fue inferior a lo normal en varias zonas del cinturón maicero, gran parte del área triguera, el norte del Delta y el norte de la Región Sudeste.
Además, debido a la menor nubosidad y las frecuentes entradas de vientos del trópico que acompañaron la reducción de las precipitaciones, se produjeron temperaturas superiores a lo normal. En concreto, la mayor parte del área agrícola norteamericana experimentó un promedio de más de 1°C por encima del promedio estacional, con focos de valores mayores.
Durante el final de la primavera este comportamiento se acentuó: la temperatura promedio subió a 2°C por encima de lo normal, con un amplio foco con más de 3°C por sobre la media sobre el centro del área triguera y el centro del cinturón maicero.
Así, esta combinación de precipitaciones algo escasas y temperaturas elevadas produjo un balance hídrico negativo, que redujo las reservas de humedad de los suelos, pero la realidad es que las últimas imágenes satelitales sólo muestran algunos focos de sequía leve sobre el centro y el norte del área triguera y el centro del cinturón maicero, y un foco de sequía moderada sobre el centro de la Región Sudeste.
Para la Bolsa porteña, “esto puede atribuirse al hecho de que las abundantes reservas de humedad dejadas por El Niño, compensaron en gran parte la reducción de las lluvias y las temperaturas elevadas”.
Esta situación es mucho mejor que la observada a similar fecha de 2012, temporada en la que tuvo lugar una notable caída en la producción de maíz y soja norteamericana, producto de que en el ciclo anterior (2011/12) también se había registrado una Niña que había dejado bajas reservas de humedad, haciendo que se entrara muy rápidamente en un estado de sequía generalizada.