La soja no detuvo su
rally a lo largo de la semana y finalizó abril con subas porcentuales
de dos dígitos, tanto en Chicago como en el mercado local. A medida que
las condiciones permiten volver a los campos crece la preocupación por
las pérdidas de rinde y calidad que se observan. Son quebrantos
millonarios para los productores que generan también enorme dolor de
cabeza para la industria. De todos modos, tras las subas recientes el
mercado queda expuesto a una potencial corrección bajista si la campaña
norteamericana sigue avanzando con buenas perspectivas. Mayo podría
marcar la tendencia para el resto del año.
Los
mercados agrícolas escalaron con fuerza a lo largo de abril,
apuntalados por las pérdidas en la cosecha de soja de nuestro país y
ante condiciones adversas para el maíz en Brasil, frente a una demanda
externa que se mantiene fuerte tanto en granos forrajeros como aceites
vegetales. Otras commodities –entre las que se destaca el petróleo-
acompañaron la tendencia positiva con fuerte acción compradora de fondos
especulativos. En posiciones cercanas de Chicago, la soja finalizó el
mes con ganancias del 12,1%, mientras que en maíz las subas fueron del
11,2%.
La tendencia externa fue inducida en
buena medida por el comportamiento positivo del mercado local. Los
precios de la oleaginosa en Rosario tuvieron un inusual repunte a lo
largo de abril, con subas de más de $ 500/ton en plena época de
recolección. En términos porcentuales, la ganancia fue superior al 15%.
Los futuros se acoplaron al movimiento del mercado disponible, con una
revalorización de u$s 28/ton en los contratos de soja Fábrica con
vencimiento en noviembre de Rofex. El spread mayo-noviembre, que rondaba
los u$s 22/ton en los últimos días de marzo, cayó recientemente a sólo
u$s 14/ton.
El
mercado internacional de granos cuenta ahora con dos elementos que
marcarán el rumbo de los próximos meses. En primer lugar, se detecta una
sostenida revalorización del maíz frente al trigo, que debería incidir
en los planes de siembra del año próximo. Adicionalmente, entre las
oleaginosas se advierte que la harina recuperó participación en el valor
del crush, fundamentalmente porque que se avizora difícil que Argentina
pueda cumplir con las proyecciones de molienda que se habían formulado
antes de la cosecha. De todos modos, el mercado internacional de aceites
sigue muy tirante –principalmente en palma y colza, y en menor medida
soja- y esta ecuación podría revertirse en los próximos meses.
Los
productores de Estados Unidos son los más ampliamente favorecidos con
la coyuntura actual. En Sudamérica los stocks de trigo, soja y maíz son
más ajustados que en igual período de 2015. Ante esta situación, durante
los próximos meses el país del Norte tendrá amplios saldos exportables
para colocar en los mercados de importación, a precios sostenidos.
Contribuye con ello la reciente debilidad del dólar frente al resto de
las monedas, tendencia que se acentuó tras el comunicado que emitió la
Reserva Federal esta semana indicando que la tasa de interés de
referencia permanecerá sin cambios durante los próximos meses.
La
siembra en Estados Unidos avanza al ritmo más acelerado de los últimos
años, sin problemas climáticos de magnitud que a la vista puedan alterar
las decisiones de los productores. Igualmente, se cree que en las
últimas semanas el movimiento de los precios motivó un corrimiento del
área de intención en favor de la soja, que ha ganado rentabilidad en
algunas zonas del medio oeste. Cuando todavía faltan varias semanas para
el cierre de la ventana óptima de maíz, analistas privados estiman que
el lunes el USDA informará un progreso en la implantación cercano al 50%
a nivel nacional, frente a 30% el domingo pasado. De ser el caso, los
farmers habrían sembrado alrededor de 1,1 M ha diarias durante estos
siete días. El adelanto es particularmente notable en el corazón del
cinturón maicero, en los estados de Missouri, Illinois, Iowa y
Minnesota. En soja, por su parte, la siembra cubriría el 10% de la
superficie, también con cierto adelanto frente al promedio.
La
empinada tendencia reciente de los precios hace pensar en una posible
corrección en las próximas semanas, o al menos en un mercado más
estable, que muestre a las fuerzas de oferta y demanda en relativo
balance. Todo dependerá de que no aparezcan mayores evidencias de
deterioro en la cosecha sudamericana y que China continúe con fuerte
presencia en el mercado. El crecimiento interanual en las importaciones
del gigante asiático al primer trimestre de 2016 llega a 4% en soja, 30%
en aceites vegetales, 56% en trigo y un impresionante 116% en residuos
secos de destilería (DDGs) de maíz, según datos de sus aduanas.
Se reanuda el circuito de la soja y la industria debe adaptarse
El
Ministerio de Agroindustria informó que la cosecha de soja cubría el
24% de la superficie proyectada hasta el último jueves, por encima del
15% reportado la semana pasada. Con estos números, se estima un ingreso
de las cosechadoras al campo a razón de 250.000 ha por día durante las
últimas semanas, ritmo limitado por la falta de piso, la baja
disponibilidad de máquinas en algunas zonas y el pésimo estado de los
caminos rurales en gran parte del centro del país. Las lluvias del lunes
–seguidas por muy bajas temperaturas- también complicaron las tareas. A
la misma altura del año pasado la trilla acumulaba 60% del total, lo
que implica un retraso interanual de nada menos que el 36%.
En
las primeras cuatro semanas de abril de 2015 se cosecharon en Argentina
unas 10 M ha de soja, mientras que en el mismo lapso de este año sólo
pudo trabajarse sobre un tercio de esa superficie. Las condiciones
climáticas no sólo han generado retrasos: hay pérdidas por anegamiento,
caída en los rendimientos y aparición de problemas de calidad cuya
cuantificación será difícil y llevará tiempo. La consecuencia es una
dramática caída en el ingreso de los productores de las zonas afectadas,
que requerirá ayudas del estado en forma compensatoria.
La
demora en la llegada del grano al circuito comercial ha complicado el
inicio de la campaña de comercialización. El procesamiento de soja en
marzo se ubicó en 3,2 Mt a nivel nacional, redondeando en el primer
trimestre del año una suba del 67% frente al mismo período del año
pasado. Pero los primeros relevamientos para el mes de abril apuntan a
un crushing próximo a 3,5 Mt, lo que marcaría un declive del 18% frente
al mismo período de 2015. El gran temor es que la actividad de la
industria no repunte significativamente en mayo si es que la materia
prima sigue llegando con intermitencia a los puertos o muestra defectos
comerciales severos.
Desde
la perspectiva de los compradores, el principal desafío de la campaña
es el manejo de la calidad, habida cuenta de los exigentes estándares
internacionales y la gran proporción de la cosecha que está ingresando
al circuito con defectos de distinto tipo. Los granos dañados son
posiblemente los que mayor incidencia tienen este año. Si su porcentaje
es elevado se generan enormes pérdidas en el descascarado necesario para
iniciar el proceso de extracción del aceite, incluso a pesar de que el
grano cuente con buenos parámetros de materia grasa o proteína. Algunos
puertos incrementaron la tolerancia de recibo de este tipo de partidas
(las fábricas suelen aplicar descuentos a partir de un 8% de granos
dañados en la muestra), en el intento de generar posibilidades de
negocio a los vendedores aunque a costa de requerir gran esfuerzo para
mezclar estos lotes con soja de buena calidad. En algunos casos, la
tolerancia de recepción de dañados se incrementó hasta 40%.
La
exportación del grano también se vio afectada por la reciente
coyuntura. El mes de abril finaliza con embarques próximos a 750-800 mil
tn, aproximadamente la mitad de lo planeado y muy por debajo de las
exportaciones por 1,33 Mt que se registraron en abril de 2015. Similar
situación alcanza a los embarques de harina. La carga programada para
las próximas semanas es elevada –unas 5 Mt entre soja y harina en
puertos de todo el país- y se estima que entre lo que espera en radas y
lo anunciado a dos-tres semanas hay unos 156 buques aguardando su
ingreso a los muelles.
Las pérdidas generadas
por el temporal son millonarias y exceden largamente al valor de la
producción agrícola afectada. Un análisis pormenorizado del cuadro de
situación que deja este evento puede verse con detalle en otro artículo
de este Informativo Semanal.
Pone primera la campaña fina 2016/17 en Sudamérica
Los
trabajos de siembra de trigo para la campaña 2016/17 ya comenzaron en
zonas puntuales de Brasil y Paraguay, con expectativas diversas aunque
sin cubrir todavía un porcentaje significativo del área de intención. En
estas latitudes el cereal panadero es la alternativa de invierno casi
excluyente entre los granos finos tradicionales, compitiendo por
superficie frente a los maíces tardíos, cuya implantación en los últimos
años se ha extendido hasta los meses de febrero y marzo. La superficie
destinada a cebada o colza es muy baja y estos granos tampoco tienen
demasiado desarrollo comercial.
Según DERAL,
agencia dependiente de la Secretaría de Agricultura de Paraná (Brasil),
se espera este año una reducción de las siembras en ese estado del 14%
frente al año pasado. EMATER, entidad que releva para Río Grande do Sul,
planteó hace algunas semanas que avizora una caída de entre 15 y 30% en
ese distrito. Si bien hay expectativas de mejores rendimientos, la
caída en las coberturas es más que pronunciada para pensar en aumentos
significativos de la producción. Los principales factores por detrás del
retroceso del cultivo son los mejores retornos esperados del maíz y el
elevado riesgo climático.
En
Paraguay, en tanto, la siembra ya comenzó en los departamentos de
Itapúa, Caazapá y Alto Paraná, ubicados en el extremo sudeste del país.
Los trabajos son incipientes y muestran un gran retraso interanual
debido a la sequía que se extendió a lo largo del mes de abril. Los
primeros relevamientos apuntan a una caída de la superficie superior al
10%, que excederá las expectativas iniciales pese al buen resultado de
la última campaña. Aquí el maíz safrinha ha sido también una excelente
alternativa debido a los altos precios y la posibilidad de acceder al
mercado brasileño, que en las últimas semanas se mostró realmente
tirante.
Si Paraguay genera un saldo exportable
de trigo menor que el del año pasado y la producción brasileña se
reduce, podrían aparecer buenas oportunidades para el trigo argentino en
el comercio regional. Esto se reafirma con la casi segura disminución
de superficie que tendrá el trigo uruguayo, que cedería lugar en favor
de cebada o soja de primera. Del otro lado del charco sucede que los
precios del cereal panadero no son atractivos y ante la dificultad para
colocar los saldos exportables la campaña transita con elevados stocks.
Si bien algunos costos se están acomodando a la baja y las relaciones
insumo-producto han mejorado –en particular, con fertilizantes-, las
estimaciones promedio plantean una caída de superficie en torno al
20-25%.
En nuestro país la siembra de ciclos
largos comenzará en unas dos o tres semanas en aquellas zonas donde el
clima lo permita. El retraso en los trabajos de recolección de la gruesa
impactará en los planteos de la campaña. En general se espera un
incremento en la superficie, aunque todavía hay dudas respecto del total
a cubrir. Distintas estimaciones se acercan a 5 M ha a nivel nacional,
extensión que arrojaría una cosecha de 14 M tn tomando rindes de
tendencia tras deducir área pérdida promedio. Estos números, si bien muy
conjeturales, dejan en claro que en la primera campaña sin derechos de
exportación ni intervención gubernamental en el comercio de exportación
la recuperación del cultivo queda lejos de los máximos históricos del
cereal. Por ejemplo, en la campaña 2001/02 -hace 15 años- el área
sembrada llegó a 7,1 M ha.