Tiempo de subas, pero de las malas. Diego de la Puente



Las recientes subas verificadas en los precios internacionales de los granos, particularmente en el mercado de la soja, tienen como correlato una serie de variables que han comenzado a cambiar de signo. Sin lugar a dudas, el acuerdo logrado entre los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para ponerle un "piso" a las cotizaciones del crudo, ha generado un cambio en el valor de ese producto, desde los 30 dólares el barril hasta superar los 40. Ello resulta favorable, ya que los precios de los granos poseen una correlación directa con los valores del "oro negro".

Por otro lado, la caída en el valor internacional del dólar también resulta favorable, ya que las cotizaciones de los productos agropecuarios tienen una correlación inversa respecto de la divisa estadounidense. Naturalmente que las vicisitudes por las que atraviesa la producción de palma en Indonesia y en Malasia (principales productores mundiales de ese producto y de su aceite), derivados de la sequía generada por El Niño, empujan a los valores de este óleo hacia arriba. Siendo el aceite de palma el principal aceite vegetal del mundo, con cerca del 60 por ciento del comercio mundial, tiene un impacto decisivo en las cotizaciones del resto de los aceites.

Se podría esgrimir, además, que la revaluación del real en Brasil le quita competitividad a las exportaciones del país sudamericano, transformándose también en un importante aliciente para los precios.

Pero, lamentablemente, el factor que más está pesando favorablemente por estos días sobre los precios del maíz, pero más aún sobre las cotizaciones de la soja, es el "desastre" climático sobre muchas zonas de nuestra Pampa Húmeda.

Amplias regiones del litoral, de la provincia de Santa Fe y de Córdoba, como así también algunas regiones del norte y del oeste de Buenos Aires, se encuentran virtualmente en desastre agropecuario (aunque todavía no se ha decretado en todas las localidades afectadas).

Pérdidas y logística


Sólo hay que observar las chauchas con porotos brotados en la zona de Marcos Juárez (Córdoba) entre otras, para interpretar lo delicado de la situación. Para colmo, los pronósticos muestran probabilidad de precipitaciones durante los próximos siete días. Ello no sólo generaría pérdidas productivas, que todavía resultan difíciles de estimar a esta altura, sino que también conllevan problemas logísticos muy importantes a esta altura del año, cuando la mayor parte de la cosecha gruesa comienza a ingresar en el circuito comercial.

La situación en Uruguay no es muy diferente, con el agravante que del otro lado del charco no hubo retenciones ni ROE Verdes por sacar y que el tipo de cambio, que no tiene tanto impacto en una economía más dolarizada que la nuestra, tampoco se ajustó demasiado.

Así las cosas, el mercado internacional en general y la plaza de Chicago en particular, se aprestan a observar con mucho detenimiento el devenir climático para los próximos días en esta parte del planeta. Después habrá tiempo para comenzar a analizar cómo vienen las siembras en los Estados Unidos, como así también lo que pueda acontecer más adelante con el clima durante el periodo crítico en dicho país o lo que ocurra con la demanda por parte de China.

Mientras tanto, los precios internacionales y los locales de la soja y del maíz se despertaron de una larga modorra. Las cotizaciones suben, pero?esta vez, no es por algo que nos ponga contentos.