Obama abrió una puerta y se presentan nuevos desafíos. Cristian Mira

La visita del presidente de Estados Unidos a la Argentina tiene consecuencias de mediano y largo plazo sobre la comunidad agroalimentaria. En el giro que emprendió el país desde diciembre pasado, poniéndole fin a las hostilidades con los países más desarrollados, el impacto de esta visita y otras de jefes de Estado europeo podría verificarse en un aumento del comercio y de las inversiones. Eso sí, nadie regalará nada y habrá que encarar un trabajo duro.
"Estados Unidos, con más de 300 millones de personas, es el mercado de consumo con mayor cantidad de clase media y clase alta del mundo, es el más apetecible", señala el consultor Iván Ordoñez, que participó del encuentro que Barack Obama tuvo con jóvenes emprendedores en la Usina del Arte.
Si la consigna de los nuevos tiempos es convertirse en el "supermercado del mundo", los Estados Unidos es el mercado ideal. Para Ordoñez, sin embargo, hay que tener muy en cuenta los temas de trazabilidad, respeto a los contratos y requisitos de la demanda.
"Sin entrar en consideración sobre el estado actual de los acuerdos de libre comercio, esta vinculación con Estados Unidos comienza a abrir puertas, por ejemplo, para el financiamiento o el mejor trato en los tiempos de espera de los productos", señala el consultor.
En materia de promoción comercial, recomienda seguir el ejemplo de Pro-Chile, el organismo trasandino especializado en la promoción de exportaciones. "Con un presupuesto relativamente bajo, unen la oferta de sus empresas y logran abrir mercados", señala.
Otra vinculación que podría profundizarse con la mejora del vínculo es materia de exportación de servicios y tecnología agropecuaria. "La agricultura de precisión, la biotecnología y la industria semillera tienen nuevas oportunidades", añade Ordoñez, Algunas empresas ya han explorado ese camino.
Es que los intereses comunes son otro campo amplio para aprovechar. El presidente de la Asociación del Maíz y Sorgo, Maizar, Aníbal Invancich, destacó la alianza que mantiene la cadena de maíz argentina con sus pares de Estados Unidos y de Brasil que permitió, entre otras cosas, impulsar el levantamiento de barreras para el cereal. Mediante la coalición MaizAll, que integran las cadenas de los tres países, se consiguió que China aceptara eventos transgénicos que hasta el momento no había aprobado para su importación. Pero Invancich apunta que la Argentina haría bien en imitar la cadena del maíz norteamericano. "Estados Unidos produce diez veces más que la Argentina y exporta en grano sólo el 13 por ciento. Aquí necesitamos aumentar el procesamiento para ofrecer trabajo y atraer inversiones", señala.
"Deberíamos fijarnos un objetivo de largo plazo para desarrollar la cadena con carnes, bioplásticos o etanol, entre otros rubros. Chile, que casi no produce maíz, exporta carne porcina con maíz que importa de la Argentina", señala el presidente de Maizar.

Limón amargo

Claro que no todas son rosas en la vinculación con Estados Unidos. Pese a su declarada posición en favor del libre comercio, Washington es permeable a los lobbies internos que traban el ingreso de productos de otros mercados. Lo saben los exportadores de limón en fresco argentinos. Hace 15 años que se quedaron fuera del mercado norteamericano por presión de los productores californianos. Ahora aguardan que el USDA dé el paso final para autorizar la importación de la Argentina luego de que los productores norteamericanos no pudieran demostrar que la importación de limón de Tucumán les traía un perjuicio sanitario.
Los empresarios argentinos se quedaron un tanto desilusionados con el resultado de la visita de Obama porque creían que ambos gobiernos iban a anunciar la apertura del mercado. Creen que el Ministerio de Agroindustria no se movió lo suficiente como para obtener un resultado positivo. Si en los próximos días tienen alguna novedad, estiman que podrán exportar en la próxima temporada. "Serían unas 20.000 toneladas por 30 millones de dólares", calculó un empresario de la industria del limón. "Pero la apertura de Estados Unidos nos permitiría también entrar en India, China y México", señala.
El otro riesgo de EE.UU. es su posición irreductible sobre la cuestión de la propiedad intelectual que en el capítulo semillas no admite matices y ejerce una presión política constante.
Los desafíos están a la vista y las ventajas para la agroindustria parecen ser superiores a las desventajas.