No es el Kempes, pero vuelve el pasto. Ignacio Iriarte

Sobre fines de marzo el mercado se afirma, al restringirse adicionalmente la oferta de ganado gordo con respecto a las semanas anteriores.

La fase de retención parece cada día más pronunciada, con un porcentaje de hembras en la faena (40 por ciento) inequívocamente propio de una fase de recomposición de rodeos.

Los animales, categoría por categoría, vienen más pesados que un año atrás, con una menor faena de animales muy livianos (300 a 330 kilos) y una proporción creciente de terneros engordados hasta novillitos y de novillitos con unos kilos más, faenados como novillos.

Por ahora es todo muy incipiente, pero la tendencia parece clara: más pasto, más recría, períodos de terminación a corral más cortos, y un número creciente de feedlots que incluyen la recría a pasto como paso previo a la entrada al corral.

Aparece –por ahora de manera minoritaria– la figura del recriador especializado, por cuenta propia o trabajando por kilo ganado para algún feedlot , bajo la forma de capitalización en muchos casos.

Todo esto se refleja en el peso medio por animal faenado, que es hoy de 227 kilos contra unos 218 kilos de dos años atrás.

El corral se achica

Se entra al cuarto mes del año, el de máxima oferta de invernada, con una demanda firme, una menor presencia relativa del feedlot , y una mayor demanda de invernadores tradicionales (Oeste de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba) y productores mixtos, que lentamente buscan ampliar sus rodeos y la actividad ganadera.

Tanto en el mercado de gordo como en el de invernada están pesando mucho las expectativas favorables de los ganaderos sobre el futuro de la actividad: en el mercado del gordo la restricción de oferta mantiene firme el mercado, mientras que en el de invernada el optimismo generalizado sostiene la demanda.

La percepción general que tienen los productores ganaderos, y que determina en buena medida la fase de retención del ciclo que estamos viviendo, es que los precios reales de la hacienda son buenos, razonables, remunerativos.

Si se toma el período 2009-2015, que incluye años de liquidación y bajos precios, pero también incluye años de retención y altos valores, el precio promedio del novillito (en pesos de marzo del 2016) es de 27,30 pesos. El precio actual del novillito, después de la suba de las últimas semanas, de 29,30 pesos por kilo, se ubica un siete por ciento por arriba de dicho promedio histórico.

El optimismo que prevalece hoy sobre el futuro de la ganadería resulta un prisma que hace ver los precios de la hacienda más atractivos de lo que realmente son.

Desde noviembre pasado, y mientras el tipo de cambio para la carne vacuna creció un 77 por ciento, el precio del novillito (350-400 kilos) subió un 31 por ciento, los insumos ganaderos 27 por ciento y la inflación el 26 por ciento.

Carne e ingresos. En 2001, en el final del período de la convertibilidad, cada argentino gastaba (moneda de marzo del 2016) 2.951 pesos anuales en carne vacuna.

A lo largo de la década del 2000, con la recuperación del empleo y de los salarios reales, el gasto (precio al mostrador por cantidades consumidas) creció ininterrumpidamente, hasta llegar a tocar un máximo de 4.980 pesos en el 2011, producto de un consumo relativamente bajo (52 kilos), pero con precios al mostrador récord en la historia contemporánea.

A partir de ese punto, el gasto de los consumidores, a moneda constante, tuvo altibajos, pero con una tendencia declinante, hasta ubicarse en unos 4.660 pesos en marzo del 2016, un 6,4 por ciento por debajo del máximo del 2011.
*Analista del mercado