Al voluntarismo y a la desidia los tapó el agua. Alejandro Rollán

Las inundaciones en la provincia desnudan un déficit en la planificación de infraestructura. El Gobierno apura la sistematización de 10 cuencas hídricas.
Recién estaba entrando en calor, cuando a la flamante Subsecretaría de Infraestructura Agropecuaria de la Provincia le tocó apurar el paso.
Las inundaciones de finales del verano y el inicio del otoño en el este, sudeste y sur de Córdoba pusieron otra vez al desnudo las deficiencias existentes en materia de infraestructura y la necesidad de implementar soluciones de fondo.
El exceso de lluvias confirmó una carencia que mete en la misma bolsa la falta de obras hídricas, las ejecuciones de canales furtivos y la desidia del Estado en prever los efectos de los fenómenos climáticos. Al punto de volver inválidos los esfuerzos que vienen haciendo desde hace muchos años algunos grupos de productores para encausar las aguas.
El plan de contingencia rural previsto por los ministerios de Agricultura, Infraestructura y Agua, y que prevé entre otras medidas la recuperación de caminos troncales, avanza al ritmo que le permite el clima. Mientras tanto, la Provincia acelera el diseño de una estrategia integral, con un perfil de solución definitiva.
La Subsecretaría de Infraestructura, a cargo de Edgardo Bustamante, tiene la función de coordinar las decisiones políticas y técnicas para sistematizar 10 cuencas hídricas en la provincia.
De la decena de cuencas identificadas por la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia, diseñadas en función de los cursos de agua y algunas de las cuales abarcan varios departamentos, ya hay tres en marcha: la del río Cuarto, la del Quinto y en el norte provincial.
En la constitución de la cuenca del norte, los productores le solicitaron a la Provincia definir las trazas de los ríos Pinto y Carnero, cuyos desbordes han provocado el anegamiento de más de seis mil hectáreas en la zona.
Dentro del Comité interministerial de Conservación de los Recursos Naturales en la provincia, y que tiene a su cargo las 10 cuencas hídricas, la participación de los legisladores está contemplada y resulta fundamental para darle marco legal a las decisiones técnicas.
La inutilidad que exhiben algunos caminos rurales abre la necesidad de realizar nuevas trazas para lo que habrá que contar con el apoyo de los productores. Lo mismo ocurre con los derechos de paso para la construcción de las futuras obras de canalización.
Si bien la estrategia de sistematización incluye obras retardadoras de agua, como diques y lagunas de contención, el plan debe contener prácticas de absorción del líquido, en las que las labores conservacionistas encabezan la lista.
Además de la rotación agrícola con cultivos invernales, estimular a los productores para que realicen terrazas y curvas de nivel en sus predios podría ser parte de una política oficial. Sus precursores admiten que sólo así se logrará retener la mayor cantidad de agua y minimizar los escurrimientos.