Un paso adelante en la agenda de la competitividad Cristian Mira

¿Las cosas hay que hacerlas por convicción o por conveniencia? La respuesta a ese interrogante puede dar pie a debates filosóficos profundos o a simples conversaciones de sobremesa. Sea cual sea la posición que adopte cada uno, está claro que es mejor cambiar, moverse y responder a los nuevos desafíos que persistir en la inmovilidad. Un ejemplo de esta actitud, de ir hacia adelante, es la que muestra la Red de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), que realizó en Expoagro una dinámica sobre aplicaciones de productos fitosanitarios.
Esta red, integrada por 40 instituciones privadas y públicas del agro, nació hace casi dos años para difundir, capacitar y llegar a consensos sobre las BPA. ¿En qué consisten las BPA, según la definición de la red?
Promueven que los productos agropecuarios no hagan daño a la salud humana y animal ni al medio ambiente.
Protegen la salud y la seguridad de los trabajadores.
Tienen en cuenta el buen uso y manejo de los insumos agropecuarios.
Desde una página web (www.redbpa.org.ar) ofrece documentos técnicos sobre cultivos extensivos e intensivos, información legal y actividades de capacitación que realiza sobre BPA cada una de las instituciones que la integran. Además realiza periódicamente demostraciones dinámicas en las que muestran que si los productos se aplican correctamente, la deriva no es perjudicial. De esta forma responden a los cuestionamientos de quienes creen que toda la agricultura extensiva es contaminante sin diferenciar a quienes hacen bien las cosas de los que no las hacen. Esto ha derivado en los últimos años en una catarata de legislaciones en los municipios que fijan distancias de aplicación mayores a las comprobadas como seguras técnicamente.
"Además de los beneficios ambientales que tiene trabajar con las BPA hay ventajas económicas", explica Ramiro Costa, coordinador de la Red e integrante de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. "Hay ganancias de eficiencia por unidad de producto", señala. A eso hay que sumar la conveniencia de sostener una nutrición balanceada y favorecer la rotación de cultivos.
La Red está trabajando en la medición económica de las BPA. Aunque el estudio no está concluido, se presume que los números favorecen a quienes aplican las BPA por quienes no lo hacen. Las innovaciones tecnológicas parecen confirmar estas presunciones. En el caso de las sembradoras, por ejemplo, el uso de la pulverización selectiva mediante sensores que detectan malezas y permiten aplicar los herbicidas de manera precisa se logran ahorros de costos de hasta 90% en los productos, según una estimación realizada por el INTA Manfredi.
La Red BPA tiene el apoyo abierto del Ministerio de Agroindustria. En la jornada demostrativa se lo vio al secretario de Agricultura, Ricardo Negri (h.), y a otros funcionarios de la cartera. "Lo interesante de esta iniciativa es que se trata de un trabajo de mejora continua entre el sector privado y el público", señaló.
El sector público adeuda una norma legal que corrija las asimetrías entre las normas nacionales y provinciales o municipales. Por parte de la red se muestran predispuestos a trabajar con acuerdos. "Antes de elaborar cualquier norma queremos que haya consensos", explicó Marcelo Regúnaga, también coordinador de la Red.
Otra iniciativa para fomentar las BPA en Expoagro fue la que presentó Aapresid, con la "Liga de la Sustentabilidad". Su presidenta, Pilu Giraudo, explica que el propósito es sumar compromisos desde el productor al consumidor para llevar adelante las BPA. Con el cambio de expectativas que trajeron las nuevas medidas del Gobierno "sí o sí hay que trabajar en recuperar las prácticas de rotación de cultivos, nutrición balanceada, manejo integrado de plagas y correcta aplicación de fitosanitarios", destaca. "No estamos en una situación fácil porque tenemos problemas de financiación", aclara, pero cree que las BPA son como un círculo virtuoso que premia "al que hace las cosas bien".
Hace ocho años Aapresid creó un programa de Agricultura Certificada que hoy abarca 83.035 hectáreas con un total de 178 establecimientos de 55 empresas y próximamente prevé certificar unas 76.000 hectáreas.
Aunque persisten numerosas dificultades (financiamiento, presión impositiva, atraso en infraestructura) el contexto ha cambiado y, poco a poco, se vuelve a trabajar en la mejora de la competitividad y con los temas de fondo.