La operatoria del
mercado local de granos se desacopló de Chicago para seguir de cerca la
cotización del dólar y las perspectivas climáticas. La soja marcó un
nuevo récord nominal de $ 3.700 en el recinto de la Bolsa de parte de
las fábricas más necesitadas. En cambio, los cereales fluctuaron poco y
perdieron volumen de negocios. La firmeza del peso y del real brasileño
le dio sostén a los futuros de Chicago, como también la aparición de
demanda externa genuina. La harina de soja fue la gran ganadora de la
semana, mientras que el aceite demoró en reaccionar pese a la
recuperación del petróleo.
Los
futuros agrícolas en Chicago lograron quebrar la inercia bajista en la
mitad de la semana, tomando impulso a partir de nuevos mínimos. Los
fondos cubrieron sus posiciones vendidas, a lo que se le sumó cierta
ralentización en el ritmo de ventas de los productores norteamericanos
con stock. De a poco el invierno va quedando atrás en el cinturón
maicero de Estados Unidos y las condiciones climáticas favorecen el
regreso del grano a los caminos rurales. Más aún, se espera un rápido
comienzo de la siembra de cultivos de primavera, especialmente hacia el
norte y oeste de las planicies, así como también en Canadá. La
especulación sobre posibles pérdidas de cosecha o retrasos en la
recolección en Sudamérica brindaron sostén adicional al mercado, en el
marco de lluvias persistentes en Brasil y Argentina.
Las
estimaciones de cosecha en Brasil continúan ajustándose hacia arriba a
medida que los rendimientos en el centro y norte del país superan las
previsiones iniciales. Para soja el grueso de las proyecciones se ubica
ahora por encima de 100 M tn, avizorándose ventas externas en el rango
de 55 a 57 M tn. La CONAB informará sus números la semana próxima,
incorporando el impacto de las incesantes lluvias que recibió el estado
de Paraná en febrero, que duplicaron los registros habituales.
En
tanto, en Brasil el panorama para el maíz luce menos optimista que
hasta hace algunas semanas. Los elevados precios del mercado doméstico
dan incentivo a las siembras tardías, pero la ventana óptima de
implantación está prácticamente concluida y queda mucha superficie por
cubrir. En Mato Grosso la siembra se estima en 83,1% del área, llegando a
70% en Paraná, según datos de IMEA y DERAL, respectivamente.
Especialmente en los estados del sur, se cree que el crecimiento del
maíz debería restarle espacio al trigo del ciclo 2016/17, cuya siembra
comenzará a delinearse en las próximas semanas con posibilidad de caer
alrededor de 10%.
En
Argentina el mercado comenzó a prestarle mayor atención al costado
logístico, ante un ambicioso programa de cargas en las terminales para
las próximas semanas y muchas dudas respecto de si las condiciones
climáticas permitirán cosechar con normalidad. Es probable que el flujo
más agresivo de la soja nueva ingrese en el mes de abril, por lo que las
expectativas a corto plazo están concentradas en lo que haga el maíz.
Las exportaciones del cereal en febrero rondaron entre 2,6 y 2,9 M tn,
alcanzando un récord histórico para el mes. En marzo se espera una
cantidad ligeramente menor, pero igualmente importante. Si la llegada
del grano a los puertos se demora por el mal estado de los caminos es
probable que el precio local repunte, reflejando la necesidad de los
exportadores de cumplir sus compromisos y evitar demoras en la carga de
los buques. De todos modos, la caída de los fletes marítimos hace que la
incidencia de este factor sea menor costosa que en otros años con
demoras en la trilla, como el 2013.
A nivel
local, la reciente firmeza del peso frente al dólar condicionó la
capacidad de pago de los compradores. El tipo de cambio comprador del
BNA trepó hasta $ 15,70 el día martes, aunque se desinfló en la segunda
mitad de la semana tras la suba de tasas que puso en marcha el BCRA. La
soja, que llegó a negociarse por encima de $ 3.700/ton en posiciones de
entrega corta, cayó el jueves hasta $ 3.500/ton. Desde la
flexibilización del mercado de cambios el coeficiente de correlación
entre el precio Cámara de la soja y el tipo de cambio oficial se ubica
en 0,958, reflejando una gran asociación entre ambas variables.
En
el mercado de físico de la oleaginosa los precios siguen mostrando alta
disparidad en función de las condiciones de descarga que pactan las
partes. Las fábricas buscan cubrir sus necesidades de procesamiento más
inmediatas, castigando fuertemente la entrega diferida. El diferencial
entre posiciones supera los u$s 25/ton. El volumen comprometido para
abril y mayo es anormalmente bajo y la empinada pendiente alcista que
muestran los futuros no contribuye a generar incentivos para la entrega
rápida de la nueva cosecha: en ROFEX los precios de la soja pasan de u$s
208 en mayo a u$s 215 en julio y u$s 227 en noviembre.
Sobre llovido, mojado
Entre
la última semana de febrero y los primeros días de marzo el extremo
norte del área núcleo recibió un importante caudal de precipitaciones,
poniendo en jaque la logística a pocas semanas de la cosecha de soja.
Esto agrava el tránsito por los ya complicados caminos de áreas rurales.
El exceso de agua incrementa las pérdidas de superficie por excesos y
genera un ambiente propicio para la aparición de enfermedades, al tiempo
que podría impactar en la calidad de los granos al momento de la
recolección. En general, las lluvias y los niveles de radiación solar de
febrero tienen alta incidencia en el componente de materia grasa de la
soja, pero se cree que no tanto en la proteína.
Según
datos de la red de estaciones meteorológicas de GEA – Guía Estratégica
para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario, los acumulados de
lluvias desde principios de enero se acercan a la mitad de las marcas
habituales para todo el año. Durante la última semana hubo localidades
que recibieron por encima de 150 mm, en algunos casos con mucha agua en
muy poco tiempo.
En
la región núcleo el rendimiento promedio de la oleaginosa quedaría por
debajo de 40 qq/ha, mostrando gran variabilidad en función de la altura
de los lotes y las reservas de humedad iniciales. De todos modos, hay
lugares en donde la productividad superaría los niveles récord del año
pasado. El crecimiento de la superficie –en algunas zonas superior al
5%- determinaría un mayor volumen del grano para llegar a los puertos.
La
saturación de los suelos demorará algunos días la cosecha de los maíces
tempranos, cuya recolección estaba a punto de comenzar en el sur de
Santa Fe. Los rindes en esta parte del país se ubican por debajo de los
registros del año pasado, aunque las marcas no serían malas en
perspectiva histórica. Distinta es la situación de los maíces tardíos,
que están comenzando a llenar granos con agua de sobra y ante la
perspectiva de recibir buena humedad durante el mes de marzo. Si bien es
posible que el patrón cálido y húmedo de los últimos meses se extienda
en el comienzo del otoño del hemisferio sur, lo más probable es que las
condiciones de “Niño” del Pacífico ecuatorial terminen de desarmarse
para el mes de junio. La gran incógnita es si la campaña 2016/17 estará
alcanzada por el fenómeno de “La Niña”, cuyas implicancias para el cono
sur durante los meses del verano suelen ser precipitaciones por debajo
de lo normal.
El mundo vuelve a mirar a oriente
Descontado
un escenario de amplia disponibilidad global de soja y granos
forrajeros durante los próximos meses, buena parte del potencial de
recuperación de los precios queda en manos de la demanda. Por el lado de
la oferta, el único factor que podría detonar subas en el mediano plazo
es el desarrollo del mercado climático norteamericano, de inicio y
duración incierta en función de las circunstancias del mercado.
Cualquier interrogante que aparezca respecto del potencial productivo de
Estados Unidos motivará compras de los fondos especulativos, que
saldrán a cubrir rápidamente sus posiciones vendidas.
Entre
los consumidores, China es sin dudas el jugador a seguir de cerca, más
ahora que su demanda comenzó a repuntar en las últimas semanas. Como
resultado de ello, las exportaciones de soja de Estados Unidos y Brasil
hacia el gigante asiático en febrero resultaron de 3,3 y 1,6 M tn,
respectivamente, frente a 2,5 y 0,5 M tn en el mismo período del año
2015. En ese período Argentina permaneció mayormente al margen del
comercio global del poroto, concentrándose en los subproductos.
Preliminarmente, Oil World estima que durante el mes pasado nuestro país
colocó 2,7 M tn de harina en el mercado internacional, más otras 2,95 M
tn en enero. Para el primer bimestre del año el acumulado de 5,65 M tn
implica su salto interanual del 67%.
Según
proyecciones de COFCO Futures, una división de la trader global, la
campaña que finaliza en septiembre mostrará un incremento en las
importaciones de soja de China del 6% frente a los números del año
pasado, totalizando 83 M tn. Durante el ciclo 2014/15 las compras
reportadas por aduanas llegaron a 78,35 M tn. Buena parte del
crecimiento a observarse este año provendrá de la necesidad de alimento
para la producción animal. De todos modos, el mercado chino de harina de
soja permanece débil y los futuros de Dalian se acercaron a 2.300
yuanes por primera vez desde diciembre del 2006.
Distinto
es el caso del maíz, grano para el que se aplicarían nuevas medidas con
el objeto de reducir los inventarios. Si bien no se espera un freno en
los permisos de importación, fuentes locales advierten que es probable
que el número disminuya para favorecer el uso local y evitar una mayor
acumulación de stocks, que se encuentran por encima del 50% del total
mundial. Durante el último año la cuota de importación anunciada por el
gobierno fue de 7,2 M tn, de la cual sólo el 40% podía concederse a
firmas privadas. Dicha suma no se autorizó en su totalidad y tampoco
hubo compras por fuera del sistema de cuotas, pues están alcanzadas por
un arancel del 65%.
Pensando en la siembra que
se llevará a cabo en los próximos meses, la clave a mirar será el precio
que fije el estado como sostén, que le pone un piso a la operatoria en
los primeros meses de la campaña. A priori se especula con una reducción
desde 2.000 a sólo 1.600 yuanes por tonelada (de u$s 306 a 245/ton),
que acercaría notablemente el valor doméstico al costo de importación,
incluyendo flete, seguro y descarga. Naturalmente, será importante
también monitorear las condiciones climáticas, ya que la ventana de
implantación es sustancialmente acotada.
De
cara al ciclo 2016/17, el Consejo Internacional de Cereales avizora una
caída de la superficie maicera en China de 600.000 ha hasta 37,5 M ha.
De concretarse, sería la primera disminución de área desde la campaña
2003/04. Evidentemente, la política oficial de apoyo a la producción,
cuestionada por ineficiente y sospechada de corrupción, ha tenido
indudable éxito en expandir la oferta y extender el período de vigencia
del mandato de autosuficiencia. De hecho, en la última década la
producción de maíz en China ha crecido a un ritmo cercano a 10 M tn por
año y se estima que los stocks públicos se han triplicado.