Con el comienzo de
la cosecha en zona núcleo la soja sintió la presión bajista a lo largo
de la semana, mientras que el maíz logró sostenerse apoyado en un
agitado programa de embarques. Mientras tanto, las temperaturas ya
permiten sembrar en Estados Unidos, quedando delineado el comienzo de la
siembra 2016/17.
La
soja alcanzó los precios más bajos desde principios de año en el
mercado disponible de Rosario, afectada por el comienzo de la
recolección y la presión bajista en el tipo de cambio que se percibió
hasta mediados de la semana. En la rueda del miércoles se concertaron
operaciones en el rango de $ 3.050 a 3.100 por tonelada con entrega
hasta el 31 de marzo, reflejando las buenas expectativas de oferta que
se plantean para abril, mes que marcará en plenitud la llegada del grano
al circuito comercial.
El salto pronunciado en
el ingreso de camiones a las terminales de la zona de Rosario
característico del inicio de la campaña se notó esta semana, con nuevos
récords en lo que va del año para las entregas de soja y maíz. El día
viernes se alistaron en Up River alrededor de 6.000 camiones sólo hasta
las 7am. De todos modos, algunos puertos vienen trabajando a todo vapor
desde el mes de enero, cuando el cambio en las condiciones de mercado
comenzó a acelerar el flujo de comercialización de los inventarios de la
cosecha vieja. Esto generó cifras inéditas de exportación de maíz y
harina de soja en los meses de enero y febrero, con más de 5 Mt de cada
producto a lo largo del bimestre. El crecimiento del volumen negociado
de soja fue contundente: según datos oficiales, entre el 9 de diciembre y
9 de marzo las fábricas y exportadores adquirieron unas 7,7 Mt en todo
el país, bastante más que las 4,9 Mt registradas en el mismo período de
la campaña 2013/14 y bien por encima del promedio de los últimos años.
El
trigo, que inicialmente había quedado al margen de la euforia del maíz y
el buen momentum de la soja, comenzó a recuperar fuerza con un
pronunciado incremento de la actividad portuaria en el mes de marzo. El
acumulado de embarques en los primeros 17 días de este mes llega a
791.000 tn, con más de una decena de buques en radas esperando cargar
durante los próximos días. Buena parte de las exportaciones pertenecen
al segmento de baja proteína, en el que la exportación ha conseguido
buenos márgenes gracias a la sobreoferta del mercado local, que empezó
el año con un abultado inventario remanente de la campaña pasada. De a
poco los precios comenzaron a mejorar y para posiciones diferidas ya se
obtienen alrededor de u$s 150/ton. Además, la demanda de los molinos
brasileños comienza a hacerse sentir tras varios meses de retracción y
búsqueda de materia prima en el mercado local o en Paraguay. Por trigos
con 10,5% de proteína los precios ya superan los u$s 180/ton, es decir,
unos $ 2.650/ton.
En tanto, en el plano externo
la semana finalizó con mucha debilidad en trigo y granos forrajeros,
incluyendo a la harina de soja. En todos estos productos la oferta
global es amplia, especialmente afuera de Estados Unidos. Los aceites
vegetales lideraron la escena, anticipando un escenario de contracción
de oferta –el crecimiento de la producción de aceites este año es el más
bajo desde 1997/98, año del último “Niño” fuerte- y la necesidad de
racionar las demandas de consumo humano y biocombustibles. A esto se le
suma la reciente recuperación del precio del petróleo, que por momentos
quebró a la suba los u$s 40 por barril. En este contexto, los contratos
de palma en Malasia llegaron a máximos de dos años expresados en moneda
local, mientras que el aceite de soja en Chicago se recuperó hasta
niveles no vistos desde junio del año pasado.
La primavera ya empezó en Estados Unidos
Las
condiciones climáticas ya permiten sembrar en buena parte del área
agrícola norteamericana, con temperaturas bastante más altas que las
habituales para la salida del invierno. Incluso ya se han reportado
inusuales trabajos a campo en la provincia de Saskatchewan, en el
centro-sur de Canadá. Esta situación genera preocupación por varios
motivos. En primer lugar, porque inviernos benignos y húmedos no están
asociados a buenos resultados en la cosecha de verano, al menos en el
hemisferio norte. Además, hay temor ambiental: heladas tardías podrían
dañar a los cultivos sembrados ahora, además de que las actuales
temperaturas predisponen la aparición de mayores problemas con plagas y
malezas.
En este contexto, se aceleró la
emergencia del trigo de invierno que cubre buena parte de las planicies
de Estados Unidos, dando impulso a los precios hasta colocarlos en
máximos de más de un mes. Cuando el ciclo del cereal se acorta caen las
perspectivas de rendimientos por hectárea. De todos modos, los
pronósticos climáticos actualizados avizoran la llegada de lluvias junto
con un descenso de las marcas térmicas, con lo que los valores
negociados en Chicago mostraron una corrección hacia el cierre de la
semana.
El clima en Estados Unidos y sus
efectos sobre la cosecha de invierno concentran gran parte de la
atención de los operadores en estos momentos. El primer mapa que
acompaña a este artículo muestra las regiones en donde se registran los
mayores déficits hídricos. En el extremo sudoeste del país la situación
ya se caracteriza como de «sequía extrema» y desde ahí va perdiendo
fuerza hasta el noreste, alcanzando condiciones de sequía moderada en
Dakota del Norte y parte de las planicies del sur, en donde se aloja la
producción triguera. Más abajo, el mapa del USDA grafica las zonas que
más contribuyen con la cosecha del cereal. Puede observarse, por caso,
que Kansas -en el centro del país- aporta el 22% del trigo, Oklahoma el
7% y Texas el 6%. Es decir, entre estos tres estados se tiene el 35% del
trigo de invierno estadounidense.
Mientras
ello ocurre y se adelanta el inicio de la primavera, de cara a la
siembra gruesa comienza a observarse que la revalorización del maíz en
términos de la soja ha ido quizás demasiado lejos, comprometiendo los
planes de siembra para la campaña nueva. Esto motiva una corrección de
los precios relativos, haciendo que en lo que va del mes el valor de la
soja en términos de maíz muestre una mejora del 2%, pese a que aún se
encuentra 5% por debajo del nivel exhibido a la misma altura del año
pasado. Sobre el cierre de la semana la firma de consultoría Informa
Economics recortó su previsión de superficie sojera 2016/17 en Estados
Unidos en 500.000 ha respecto de su anterior estimación, esperando ahora
unas 34 M ha. Con esto, crecen los interrogantes acerca de cómo
recibirá la demanda –en particular, de China- la noticia de una menor
producción.
¿Cuánto puede pagar China por la soja argentina?
A
partir de las hojas de balance que calcula el USDA puede estimarse que
el crushing de soja en China durante los últimos años arrojó
proporciones de rinde industrial promedio de 17,9% de aceite y 79,2% de
harina, quedando el resto (2,9%) como desperdicio. A las actuales
cotizaciones del mercado físico en la zona de Dalian, que se acercan a
u$s 934/ton para aceite y u$s 383/ton para harina según la CNGOIC,
respectivamente, podría decirse que el ingreso bruto de las fábricas
tras la transformación industrial en dicha plaza llegaría a u$s 470/ton,
cifra que surge de multiplicar los precios conocidos por las
proporciones respectivas dentro de cada tonelada del poroto.
Para
obtener el margen del crush de las fábricas China, que en cierta forma
es el principal determinante de su ritmo de importaciones, hay que
deducirle a ese número todos los costos involucrados en la originación
de soja importada desde Estados Unidos o Sudamérica (el gigante asiático
compra cantidades sólo muy marginales en Canadá, Ucrania y Rusia).
Tomando el caso argentino, con valores FOB actualmente en u$s 336/ton
sobre Up River podría arribarse a un C&F en Dalian cercano a u$s
370/ton, a lo que correspondería sumarle todos los gastos incurridos en
la descarga del grano, el transporte doméstico y el ingreso de la
materia prima a las líneas de procesamiento para extracción del aceite
(el punto de entrega es la misma fábrica, pues los precios corresponden a
la modalidad ex–factory). Sólo de costo de procesamiento se ha estimado
que el promedio de China ronda los u$s 30/ton, es decir, bastante más
que en la zona de Rosario (las plantas son más pequeñas y menos
modernas). Se calcula que otros u$s 50/ton conlleva el bajar la soja de
los barcos, lo que además del transporte hasta las plantas requiere del
pago de impuestos, incluyendo un derecho de importación del 3% e IVA del
13% (en rigor, hay también análisis de calidad, almacenaje, etc.).
Según
lo dicho, el costo de la soja importada desde Argentina para procesar
en Dalian sería de u$s 420/ton, mientras que el costo unitario de
industrialización –independiente de la procedencia del grano- sumaría
u$s 30/ton adicional, resultando en una erogación total de u$s 450/ton.
Este número sigue siendo más bajo que el valor ponderado del grano
convertido en aceite y harina (u$s 470/ton), lo que implica que con la
actual estructura de costos y precios es rentable la importación. Por
este motivo, en nuestro país ya se comprometieron con compradores chinos
más de un millón de toneladas de soja de la cosecha nueva y el ritmo de
negocios seguirá siendo importante durante los próximos meses.
Como
siempre que aparece un margen en el trading de commodities, la pregunta
que surge es ¿qué variables se moverán hasta hacerlo desaparecer? Aquí
las posibilidades son varias. Con las compras de China para crushing, la
soja argentina podría encarecerse gradualmente o bien los precios del
aceite y la harina en Dalian deberían disminuir si la oferta de estos
productos se vuelve excesiva. Estas dos alternativas dejan de lado otras
variables que afectan al negocio, como la disponibilidad de materia
prima en otros orígenes, el movimiento de los fletes marítimos o la
posibilidad de que aparezcan alternativas más convenientes para la soja
de Argentina, como el crushing en origen para exportación de harinas,
aceite y biodiesel.
Por lo tanto, no hay que
caer en la tentación de afirmar que el precio tiene espacio para subir
sólo por el hecho de que los compradores chinos podrían pagar más y aun
así ganar dinero. Desde este punto de vista, la soja argentina seguiría
siendo competitiva en China con valores FOB u$s 10 o 15/ton más
elevados. Sin embargo, en mercados libres no es cierto que la oferta (en
este caso, de los exportadores argentinos) pueda siempre tensar la
ecuación enteramente a su favor, pues la demanda también interviene en
la formación de precios. Por otro lado, no siempre en épocas de cosecha
la suba de los valores FOB está asociada a mejoras del mercado local, ya
que la agresiva salida al mercado de la producción hace innecesaria la
estrategia de los compradores de aumentar los precios para adquirir más
granos.