El girasol compite en un mercado más proteccionista. Pablo Andreani

No hay dudas de que la eliminación de las retenciones implementada por el Gobierno nacional fue una medida muy positiva para volver a dar competitividad a los cultivos de trigo, maíz y girasol.

En el caso de la oleaginosa, la eliminación de las retenciones llegó no solamente al grano sino también al aceite y la harina. Se trata de un daño colateral, pues de esta forma ha quedado eliminado también el diferencial arancelario que dota de cierta protección a la industria aceitera en un mercado donde nuestros principales países competidores y potenciales compradores aplican altos aranceles a la importación de nuestros aceites.

Las restricciones no son solamente comerciales a través de aranceles elevados sino también se trata de restricciones paraarancelarias, como es el caso de la exigencia del límite máximo de pesticidas que aplica la Unión Europea.

Los europeos aplican el mismo límite máximo de residuo para el grano de girasol que para el aceite, siendo que en el aceite la concentración es mucho mayor, y a pesar que el proceso de refinado elimina esos residuos.

Desde el punto de vista arancelario, la Unión Europea aplica un diferencial arancelario de importación muy por arriba incluso al diferencial que tenía la Argentina antes del decreto 133. Hoy rige en la UE un derecho de importación para el aceite crudo destinado a la fabricación de productos para la alimentación humana del 6,4 por ciento contra el cero por ciento que aplica a la semilla de girasol.

De esta forma, la medida aplicada por el Gobierno no tuvo en cuenta que le ha quitado competitividad a la industria aceitera argentina, y que la misma va a generar una mayor demanda de girasol como grano mejorando la capacidad instalada de las industrias europeas.

Después de publicado el decreto de eliminación de las retenciones a todo el complejo girasol, se han registrado para exportar casi 60.000 toneladas de girasol como grano, cuando las exportaciones de todo el año 2015 apenas llegaban a las 2.700 toneladas. Se corre el riesgo que las exportaciones de girasol grano puedan llegar este año a superar las 300.000 toneladas. Por cada tonelada que se exporta de girasol como grano, es una tonelada menos que se procesa localmente, aumentando la capacidad ociosa de la industria con riesgo de cierre de plantas y pérdidas de empleos.

Para cuantificar la importancia que tiene para Argentina el diferencial arancelario de los productos de exportación y procesados, solo basta con analizar lo que ha sucedido con el complejo industrial de la soja. Hoy nuestro país es el primer exportador mundial de harina y de aceite de soja, y los beneficios obtenidos del diferencial son mucho mayores que el diferencial mismo. Se han visto beneficiados los productores, al recibir un mayor precio por la fuerte competencia local entre las aceiteras y el Gobierno, por contar con un mayor ingreso de divisas que se extiende durante casi todo el año comercial y no solamente en el momento de la cosecha.

Los cereales

Si analizamos otros productos, el beneficio de esta medida se ha visto reflejado en la mejora que han tenido los precios del trigo y del maíz en los mercados disponibles.

En el caso del maíz hemos visto como se llegó a los 150 dólares y para el trigo se está pagando hasta 175, en los casos de trigos de calidad, y 140 para la mercadería condiciones cámara. Una fuerte mejora si lo comparamos con los precios recibidos durante la campaña 2014/15. El precio del girasol también se ha beneficiado con un precio del disponible que hoy supera los 270 dólares, si le agregamos a este precio la bonificación por materia grasa estamos ante un cultivo con fuerte mejora en su rentabilidad.