Derrame agrícola: mejoran los números de los contratistas. Alejandro Rollan


Luego de varias campañas, esperan cobrar por el servicio de recolección una tarifa que cubra los gastos y genere una utilidad.

Con el alivio fiscal generado por la eliminación de las retenciones al maíz y la reducción en la soja, los márgenes agrícolas de la actual cosecha gruesa recuperaron aire. A partir de esa mayor oxigenación en los números, los productores esperan poder recuperar algo de rentabilidad y con ella generar un efecto derrame sobre el resto de las actividades vinculadas a la producción.
Los primeros en la lista de beneficiados parecen ser los contratistas rurales, un sector que en las últimas campañas sintió como propia la pérdida de rentabilidad que mostró la producción agrícola.
Con un ajuste en las tarifas sugeridas para la cosecha que va a rondar el 25 por ciento respecto a la campaña pasada, los prestadores del servicio esperan también mejorar sus indicadores económicos.
“Después de muchos años en los que veníamos descapitalizándonos, estamos en condiciones de poder cobrar el precio lleno por los servicios prestados”, sostuvo a La Voz del Campo Jorge Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma).
Todos los años, antes del inicio de la cosecha, la entidad que agrupa a cuatro mil de los 11 mil contratistas que existen en el país, elabora un precio orientativo para las labores de recolección.
La tarifa nacional incluye, además de los gastos, una utilidad del 20 por ciento sobre el costo operativo.
Para una soja con un rendimiento de 24 quintales por hectárea, el precio sugerido para su recolección es de 912 pesos por hectárea, 25 por ciento por encima del año pasado.
Costo y reposición
Según Scoppa se trata de un costo ideal que contempla en su estructura la reposición del equipamiento, y que permite un margen de negociación en función de la cantidad de hectáreas.
“Son valores que están muy por debajo de la inflación, más si tenemos en cuenta que hubo algunos rubros, como repuestos y mantenimiento, que en el año subieron más de ese porcentaje”, aclaró Enio Ferrero, integrante de la Asociación de Trilladores y Contratistas de la Provincia de Córdoba.
En el caso del maíz, para una hectárea que rinda 80 quintales, el costo de cosecha es de 1.392 pesos, por encima de los 1.118,1 pesos que los contratistas intentaron cobrar en la campaña anterior.
“El precio de venta del maíz se va a mantener por encima de los dos mil pesos la tonelada, lo que mejora los márgenes del productor. Eso permitiría que podamos cobrar la tarifa sin descuentos, si tenemos en cuenta que la recolección del maíz genera mucho desgaste en el equipo y que es necesario su amortización”, observó Scoppa.
Para los servicios de cosecha de maíz y de soja, las tarifas tienen en cuenta un dólar de 13,50 pesos y un valor del gasoil de 14 pesos el litro. En el caso del cereal, el equipamiento está constituido por dos cosechadoras y tres tractores con tolvas, mientras que para soja el equipo de apoyo es con dos autodescargables.
El cambio de expectativas que genera la actual cosecha entre productores y contratistas se consolidaría con la futura siembra de trigo, del ciclo 2016/17. “Si el clima lo permite, la próxima campaña triguera podría crecer 50 por ciento”, vaticinó Scoppa. Para el contratista, los buenos resultados que proyecta el maíz servirán de trampolín para un regreso masivo del trigo.
“Esperemos que la economía se estabilice desde el punto de vista de los costos para el inicio de la próxima campaña, cuando el productor va a necesitar una erogación importante en fertilizantes, debido a que los campos están agotados por la falta de inversión”, destacó el titular de Facma.
A nivel nacional, los contratistas se encargan de la cosecha del 75 por ciento de los granos y del 60 por ciento de los trabajos de siembra y pulverización. Además, participan con la mitad de las compras de maquinaria agrícola.
Alerta por el clima
El clima puede ser un condicionante al momento de la cosecha. La falta de renovación de tractores y de cosechadoras en los últimos dos años ha envejecido el parque y atrasado la tecnología disponible.
En los últimos dos años, el mercado de ambos equipos –los de mayor inversión– absorbió menos del promedio histórico, que son 1.200 cosechadoras y 6.500 tractores. El déficit más marcado está por el lado de la falta de cosechadoras duales y con orugas.
“Las condiciones para la cosecha se definen en 15 días. Si no merman las lluvias, habrá que comenzar a trillar en las lomas y esperar que mejore el tiempo. También los caminos pueden ser una gran complicación para la logística”, alertó Scoppa.
Por ahora, con la excepción de las zonas anegadas del sudeste de Córdoba y oeste de la provincia de Buenos Aires, la evolución de la soja y el maíz es muy buena. No obstante, los rendimientos de la oleaginosa serán inferiores a los de la campaña pasada.
En los lotes de la zona núcleo, y donde el agua no es un problema, las sojas de primera, de los ciclos intermedios a largos, están en plena etapa de llenado de granos. Se vislumbra una buena campaña, con rindes en torno de los 37 quintales por hectárea. El maíz de primera, por su parte, ingresa a la etapa de madurez con buenas perspectivas. El promedio se ubicaría en torno de los 95 quintales. En algunos ya se realizaron los servicios de picado para forraje.