El Instituto de Clima y Agua del INTA coordina el Sistema de
Información y Gestión Agrometeorológico, un repositorio con información sobre
las diferentes regiones del país desde mediados de siglo XX hasta la
actualidad.
A mediados de siglo XX, el Instituto de Clima y Agua del
INTA comenzó a construir su repositorio agroclimático a partir de la
información que las Estaciones Meteorológicas retransmitían al Servicio
Meteorológico Nacional. Estos observatorios están ubicados en las diferentes
unidades del instituto en el país y, gracias a su trabajo diario, hoy esos
registros conforman el Sistema de Información y Gestión Agrometeorológico, un
repositorio que puede consultarse online en el sitio “SIGA 2 INTA” y
cuenta con más de 630.000 datos.
“En la medida que se conoce el comportamiento de las
variables meteorológicas que afectan la producción y cómo fueron en el pasado,
pueden construirse proyecciones más sólidas y anticipar su comportamiento a
futuro”, aseguró Roberto De Ruyver, especialista del Instituto de Clima y
Agua del INTA, en referencia a la importancia que tiene este tipo de
espacios.
De acuerdo con De Ruyver, la cantidad de registros logrados
depende del año en que la unidad comenzó a funcionar: la mayoría de las
estaciones emitieron los primeros reportes entre 1961 y 1968, a excepción del
observatorio del INTA Castelar que inició sus actividades en 1951. “Cada
observatorio proporciona un registro diario y cada registro es una línea
consecutiva de números que permiten cuantificar una multiplicidad de
variables”, explicó.
El Instituto de Clima y Agua del INTA comenzó a construir su
repositorio agroclimático a partir de la información que las Estaciones
Meteorológicas retransmitían al Servicio Meteorológico Nacional.
Conocimiento libre
En la actualidad, el repositorio reúne alrededor de 630.000
registros –sumados a los que se agregan día a día– que hacen un promedio de
18.000 reportes enviados desde cada uno de los 35 observatorios
agrometeorológicos que funcionan en las Estaciones Experimentales del INTA.
Cada registro contiene datos sobre precipitaciones,
temperatura máxima y mínima, humedad, radiación global, velocidad media del
viento, dirección prevalente del viento a diferentes alturas, duración del follaje
mojado y evapotranspiración potencial. Además, se especifican otras variables
como heliofanía, presión atmosférica, horas de frío y temperatura del suelo.
Según De Ruyver, en el reservorio los valores
correspondientes a cada variable están organizados por fecha y observatorio de
procedencia. En esa línea, destacó el potencial de la genealogía como una
dimensión de la investigación debido a que “los datos históricos tienen un
valor predictivo”.
El reservorio funciona en el sitio “SIGA 2 INTA” y permite la
exportación de los datos en un archivo que se descarga en la computadora del
usuario, así como la elaboración automática de gráficos de barras que expresa
la información en virtud de un rango de tiempo definido por el usuario.
“Cada productor puede bajar esos datos a través de la Web y
utilizarlos en análisis estadísticos, por ejemplo”, indicó el especialista.
Asimismo, señaló el descubrimiento de una cantidad de copias originales de las
libretas que se enviaban al Servicio Meteorológico Nacional para informar los
datos relevados en cada variable.
“Esta información permite cotejar la que ya está cargada y
completar aquellos períodos históricos, cuyos datos no estén disponibles por
alguna razón”, analizó.
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