Una carga pesada y oculta: el IVA que retiene el Estado, resta capital de trabajo. Cecilia Lasmartres

Los especialistas creen que debería permitirse la compensación con todoslos impuestos nacionales provinciales y municipales o instrumentarseun reintegro automática del crédito



La actividad agropecuaria ha sido en los últimos años uno de los sectores de la economía que más presión tributaria ha soportado. El nuevo gobierno asumió con el compromiso de alivianar las cargas regulatorias e impositivas al campo. La quita de retenciones en casi todos los productos agropecuarios, la eliminación de trabas y la unificación del tipo de cambio fueron medidas bienvenidas por un sector que de a poco fue perdiendo el oxígeno que le proporcionaron los altos precios internacionales.
Pero las distorsiones tributarias padecidas por los productores agropecuarios no se agotan en la eliminación de los derechos de exportación. Para los especialistas, una de las grandes asignaturas pendientes es solucionar el desfasaje producido en el pago del impuesto al valor agregado (IVA), situación que afecta exclusivamente al agro. El permanente saldo técnico de IVA y las demoras en las devoluciones del impuesto, son los dos principales escollos.
"Los productores agropecuarios tienen tasas asimétricas de IVA. Es probable que compren determinados productos como semillas, o contraten servicios como fletes o asesoramiento profesional, pagando una tasa del 21 por ciento. Cuando venden granos y hacienda lo hacen con un IVA del 10.5 por ciento. Eso les genera crédito fiscal. Los productores tienen permanentemente dinero incautado en saldos a favor no indexables. La inflación hace que se pierda mucha plata", asegura Alejandro Larroudé de la firma Barrero & Larroudé.
Los llamados saldos técnicos de IVA, no pueden compensarse con el pago de otros impuestos ni transferirse a terceros. Larroudé explica que hay algunas actividades que el productor puede realizar para aprovechar los saldos como servicios de fletes, venta de cerdos u hotelería de hacienda, que están gravadas al 21 por ciento. "Pero no es tan simple. Muchos productores no tienen la intención de diversificar sus actividades, o no cuentan con los fondos o los conocimientos suficientes como para hacerlo. El tema del saldo técnico es muy delicado, es un gran problema para el productor".
En cuanto a las medidas que podrían adoptarse para revertir esta situación, Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural, propone la devolución automática del crédito por parte del Fisco, o que pueda emplearse el saldo a favor para compensar todo tipo de impuestos.
Los especialistas coinciden en que mínimamente debería permitirse la compensación con otros impuestos, como se hizo en el caso de algunos productos del agro. "El saldo técnico de aquellos que fabrican fertilizantes y agroquímicos se convirtió, con la varita mágica de la ley, en un saldo de libre disponibilidad. Ese saldo, para esos sujetos, se puede utilizar para pagar ganancias. Es un tema de decisión política", asegura el tributarista Santiago Sáenz Valiente.
Otros especialistas, como el productor agropecuario y asesor impositivo, Eduardo Helguera, proponen, además de la posibilidad de compensar los saldos a favor de IVA con impuestos nacionales, provinciales y municipales, emitir un bono para que el productor que tiene crédito pueda insertarlo en el mercado.
Cada vez es más urgente resolver el problema de la acumulación de saldos a favor. Este año, con las nuevas medidas para el maíz, el saldo de IVA a favor de los productores será aún mayor. "Con el cambio de escenario se va a comenzar a sembrar más maíz. Se trata de un cultivo que tiene mayores costos que la soja y esto va a provocar que el productor tenga más crédito fiscal que nunca puede recuperar. El saldo a favor será aún más grande en el caso de aquellos productores que están más lejos del puerto o que tienen más costos de infraestructura", dice Sáenz Valiente.
Los asesores impositivos revelan que muchos productores quieren renunciar a los saldos a favor de IVA para así tomarlo como una pérdida y aprovecharlo para el impuesto a las ganancias, pero esto no está permitido por la legislación vigente.
"El IVA se pregona como neutro, tal como fue concebido debería pagarlo el consumidor final, a los agentes económicos que están en el medio de la cadena no debería generarle ningún efecto. El gran problema es que en la práctica no es neutro. Para el agro es híper pernicioso", afirma Sáenz Valiente.
Las retenciones de IVA también ocasionan graves perjuicios financieros a los productores. "Al momento de vender, el productor agropecuario sufre una retención del 8 por ciento de IVA dando lugar a que se acumulen a su favor saldos de libre disponibilidad. La devolución de lo retenido está prevista aproximadamente a los 60 días. Esto se fue haciendo cada vez más lento, se fueron alargado los plazos y hoy hay demoras de hasta un año. Eso implica una clara inmovilización de capital de trabajo, que no devenga intereses y está sujeta a la devaluación e inflación", explica el asesor impositivo Héctor Tristán.
Los saldos de libre disponibilidad pueden compensarse con algunos impuestos como ganancias. Aún así, los especialistas consideran que las demoras son dañinas para la economía del productor. Larroudé sostiene que incluso cuando se asignen los saldos a los anticipos de ganancias y a lo que resulte luego de la declaración jurada, el productor podría haber contado con esos fondos para comprar insumos, alambrados, o cualquier otra cosa destinada a la actividad.
"Tenemos clientes que sufren retrasos en la devolución de IVA de hasta 18 meses. Tomando una inflación mínima de un dos por ciento mensual, que en realidad es más, se pierde cerca de un 36 por ciento de ese dinero. No sé qué va a pasar con este nuevo gobierno. En principio deberían agilizar este mecanismo. Los productores pierden plata todos los días", dice Larroudé.
Si bien el saldo de libre disponibilidad ofrece más posibilidades que el saldo técnico, las opciones no son abundantes. "El saldo de libre disponibilidad está mal denominado. Debería llamarse saldo de disponibilidad restringida. No se puede usar para cualquier impuesto. Lo puedo usar para ganancias, pero no para el impuesto a la participación societaria, ni para las cargas sociales", dice Sáenz Valiente.
Las demoras en la devolución de IVA afectan también a los exportadores. Para Adolfo Ruiz Guiñazú, asesor comercial especialista en granos, este es uno de los motivos por los cuales casi no hay más exportadores pequeños o medianos. No han podido aguantar el peso financiero de pagar el IVA y luego no cobrarlo del Estado por años.
Para Sáenz Valiente, no tiene ningún sentido que los productos primarios agropecuarios paguen IVA, ya que en su mayoría están destinados a exportación. "Una buena iniciativa sería que el exportador no le pague IVA al productor y que el productor descuente su crédito en IVA del impuesto a las ganancias. En el caso de la mercadería destinada a exportación, el costo fiscal para el Estado sería nulo", dice Sáenz Valiente.
Alfredo Rojas, especialista en exportaciones de granos, sostiene que todas las ineficiencias que afectan la exportación terminan recayendo sobre la producción que es el último eslabón de la cadena. "Las demoras en la devolución del IVA a los exportadores son, en muchos casos, de años".

Problemas en toda la cadena

Saldo técnico y demoras con los reintegros, a solucionar.  

Ernesto Ambrosetti - Economista SRA "Recomendamos implementar la devolución automática del IVA u otorgar la libre disponibilidad para todos los impuestos"

Alfonso Ruiz Guiñazú - asesor Comercial en Granos "Los exportadores pequeños y medianos no han podido soportar los años de demoras en la devolución del IVA"  

Santiago Sáenz Valiente - Tributarista "El IVA se pregona como neutro, pero no lo es. Tal como fue concebido debería pagarlo el consumidor final. Para el agro es híper pernicioso. "