Diferentes realidades. Diego de la Puente

Desde la asunción del nuevo gobierno el pasado 10 de diciembre y la decisión de eliminar las retenciones y las licencias de exportación no automáticas (ROEs), el camino recorrido en las cotizaciones domésticas del maíz y del trigo muestran realidades distintas. En el primero, el mercado se ha ajustado casi de manera perfecta a las cotizaciones internacionales mostrando que los valores abonados se ubican en línea con su respectiva capacidad teórica de pago (CTP). En el segundo, en cambio, la realidad de precios dista mucho de alcanzar un razonable nivel de transparencia.
Si bien, las cosechas de ambos productos generan saldos exportables muy disímiles (relativamente altos excedentes en el caso del forrajero y exiguas colocaciones externas para el cereal panadero), las diferencias de calidad en el trigo generan una enorme confusión a la hora de determinar cotizaciones. Sin lugar a duda, mientras muchas de las argumentaciones esgrimidas por los compradores para definir los precios del trigo son atendibles, otras parecieran carecer de sentido. Es que a los actuales valores FOB, el cereal argentino resulta muy competitivo, no solo para los molinos ubicados en Brasil, sino también para cualquier otro destino alrededor del mundo. Sabido es que Argentina ha logrado colocar este producto en países como Egipto o hasta inclusive en Estados Unidos. Y ello, habitualmente no resulta para nada fácil. En el primero de los casos, porque debemos competir con aguerridos exportadores tales como Rusia, Ucrania y algún otro país de la ex Unión Soviética o Europa del Este. En el segundo, porque hace muchísimos años que no le vendemos este cereal a los Estados Unidos. Así las cosas, todo tiende a indicar que el trigo argentino se encuentra en niveles de precios bajísimos respecto de sus principales competidores mundiales. Y si bien Brasil todavía no está “asomando la cabeza” pareciera que solo es una cuestión de tiempo para que nuestro vecino país aproveche los actuales niveles de precios en la región.

La importancia de la cobertura

Por su parte el maíz pareciera haber recuperado el semblante después de una década de regulaciones por parte del Gobierno anterior. Resulta llamativo como los valores se ajustaron rápidamente a la CTP e incluso a las cotizaciones de los Mercados de Futuros. Ello abre toda una expectativa favorable en cuanto a la posibilidad de futuras coberturas por parte de los productores en estos mercados. La factibilidad de mayores siembras de este forrajero durante el presente año, ameritan tener un Mercado de Futuros y Opciones sobre Futuros en donde los vendedores puedan concurrir para fijar “pisos” o precios sin necesariamente contar con la mercadería física. Ojala este sea el puntapié para que estos Mercados puedan desarrollarse en plenitud y mostrar todo su potencial.