Del campo a la góndola, el precio de los alimentos se multiplicó por 7

La cadena sigue mostrando fuertes distorsiones entre sus valores en origen y al consumidor. El Gobierno presiona para que baje el costo de la carne. Los carniceros, sin embargo, no descartan nuevos reajustes.

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Las alteraciones de precios en la cadena agroalimentaria volvieron a incrementarse durante enero y a generar preocupación en el Gobierno nacional.
En el primer mes del año, la diferencia entre el precio que pagó el consumidor en góndola por los alimentos vegetales se multiplicó por 7,1 en relación con lo percibido por el productor, según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came).
Así surge del Índice de Precios en Origen y Destino (Ipod) que elabora el departamento de Economías Regionales de Came, para una canasta de 20 alimentos agropecuarios.
La entidad señaló que su índice de precios se incrementó en enero 1,4 por ciento, respecto a diciembre, impulsado principalmente por la suba en la brecha del brócoli, la manzana, el repollo y la frutilla.
La suba de los costos en los fletes y la logística, sumado a la presión fiscal y los abusos en muchos eslabones de la in­termediación son los responsables de estas actualizaciones, ad­miten desde la entidad empresaria.
Un “subibaja”
Si bien la diferencia promedio entre lo que abonó el consumidor en góndola superó en 7,1 veces a lo que recibió el productor en el campo, en la canasta de 20 alimentos hubo desigualdades de entre 13 y 19 veces. Ese ranking lo encabezaron la pera, acelga, arroz y manzana, que desde que se comenzó la medición del indicador (en agosto de 2015), mantienen distorsiones muy marcadas.
Según Came, las mayores disparidades de montos en la cadena durante el mes pasado fueron 19,95 veces para la pera, nuevamente el fruto con la mayor desproporción.
Productores del Alto Valle de Río Negro admitieron que les pagan un peso por cada kilo de pera recolectado, mientras que el relevamiento realizado en comercios minoristas de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza, Salta, Santa Cruz y San Juan, arrojó un valor de 20 pesos por kilo.
Un escalón más abajo se ubicó la manzana roja, otro producto del Alto Valle rionegrino, con un incremento de 15,71 veces entre el precio de origen y el de destino; mientras que el arroz multiplicó su valor 13,42 veces respecto a diciembre.
En enero, los productos que más bajaron sus precios al ­público, respecto a diciembre, ­fueron la calabaza (19,8 por ciento), la berenjena (15,4) y el aceite de oliva (10,4). Sin embargo, en los tres casos también el agricultor recibió menos pago por su cosecha: 16 por ciento de rebaja en el caso de la calabaza; 13,1, para la berenjena y 19,2, en el aceite de oliva.
Una situación más perjudicial se observó en el caso del brócoli, por ejemplo, por el cual el productor recibió 50 por ciento menos que en diciembre pasado, pero el consumidor pagó en góndola 14,1 por ciento más, de acuerdo con el índice de la cámara empresaria. Algo similar sucedió con la frutilla: el agricultor recibió 16,7 por ciento de rebaja mientras que el consumidor pagó por la fruta 6,9 por ciento más.
Las distorsiones en los precios no sólo son propiedad de los vegetales. También las proteínas de origen animal reflejan fuertes reajustes.
Productos como el huevo, carne de pollo, carne de ternera y leche multiplicaron en promedio 4,08 veces su precio pagado al productor, un 8,5 por ciento más que en diciembre, de acuerdo a los indicadores de Came.
En el caso de los cortes de ternera (la categoría de hacienda más cara), su valor en góndola se multiplicó 4,1 veces respecto a la hacienda en pie.
Mientras el Gobierno sostiene públicamente que el valor de la carne al mostrador debe bajar, desde los eslabones minoristas relativizan esa posibilidad. Es más, admiten que la caída en la oferta de hacienda y las nuevas actualizaciones en las tarifas de electricidad provocarán futuros reajustes en el precio final del alimento.
El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, había expresado que el kilo de asado no debe superar los 90 pesos el kilo, ya que el valor mayorista (al gancho) no supera los 65 ­pesos.
Sin embargo, los carniceros salieron al cruce de esos valores, al admitir que esos precios referenciados por el Gobierno pertenecen a cortes de vaca, una categoría de inferior calidad. Para la carne de vaquillona, los precios minoristas se ubican por encima de los 110 pesos el kilo.