Los
principales índices continúan ampliando sus pérdidas para lo que va del
2016, mostrando señales de persistencia en la debilidad macroeconómica
global que se había agudizado durante la segunda mitad del año anterior.
El petróleo parece ser la variable estrella, con los futuros sobre
barriles de WTI y Brent ajustando por debajo de los u$s 30 en la jornada
del viernes, hecho inédito desde noviembre de 2003.
Esta
coyuntura se refleja claramente en el panel líder del mercado local.
Como se puede ver en el cuadro adjunto, los títulos más golpeados fueron
justamente los relacionados con la industria petrolera, al igual que la
de producción y procesamiento de minerales. Las energéticas no se
quedaron muy por detrás, y si bien se habían logrado sostener hasta la
jornada de hoy, ni siquiera las financieras pudieron escapar de la
carnicería.
En
el plano internacional la debacle adquiere proporciones realmente
preocupantes. Si bien en términos absolutos los principales índices
norteamericanos se encuentran lejos de sus picos previos a la crisis del
2008 (alrededor de 1550 puntos para el S&P 500, unos 14.100 para el
Dow Jones), los retrocesos relativos para las últimas semanas son
notables. La fuga de fondos ya no es exclusiva de mercados emergentes, y
la demanda de renta se ve reflejada en los retornos operados tanto a
nivel local como internacional.