Exportaciones de carne: esperan un repunte por la quita de retenciones

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El sector comenzó a recuperar precios, pero el cierre de frigoríficos, especialmente aquellos orientados al comercio exterior, fue constante en los últimos años. Hay expectativas de recuperación
Para la industria frigorífica, los últimos años fueron muy difíciles. Cierre de plantas, reducción de turnos, suspensiones de personal recurrentes. Dentro de ese contexto, las plantas faenadoras con destino exportador fueron las más afectadas. Por ese motivo, la quita de retenciones a las exportaciones de carne fue muy bien recibida en el sector, que espera de a poco ir recomponiendo su relación con el mundo. De todas formas, según indicó el director ejecutivo de la Asociación de Frigoríficos e Industrias de la Carne de Córdoba (Afic), Daniel Urcía, la recuperación va a ser paulatina. En ese sentido, 2016 puede ser un año de transición que permita de a poco ir recuperando el nivel de actividad en los establecimientos que se encuentran operativos, para luego pensar en la apertura de todos aquellos que no sobrevivieron de 2009 a esta parte.
Sobre el importante incremento de precios que se registró al inicio del pasado mes de diciembre, el directivo señaló que durante enero se profundizará una tendencia ya insinuada hacia la baja, para luego estabilizarse. De todos modos, sostuvo que la recuperación del precio del ganado en pie era indispensable para la producción.

-¿Qué impacto tendrán las medidas recientemente anunciadas?
-Las medidas adoptadas, de gran difusión, son la quita del 15 por ciento de retenciones a las carnes y la eliminación del sistema del Registro de Operaciones de Exportación (ROE). Una medida que tuvo un impacto indirecto, pero que también venía siendo reclamada por la industria frigorífica, fue la eliminación del sistema de regulación para la exportación de cueros crudos. Estamos teniendo reuniones con el Ministerio de Agroindustria porque hay mucho más por hacer. El sector de ganado y carne tiene problemas de larga data, que se agravaron en los últimos 10 años. Hay que trabajar para mejorar el nivel sanitario de las plantas faenadoras y sobre la calidad del rodeo, para que toda la hacienda sea apta para exportar.

-No son temas menores...
-Son temas estructurales que hacen al desarrollo de la cadena. Con estas primeras correcciones, la ganadería vuelve a ser interesante para el productor, lo que es un dato no menor porque sin ganado no hay cadena. Para volver a tener el stock de casi 60 millones de cabezas que supo haber antes de 2010 se necesitará mucho tiempo; estimamos que hasta el 2020, porque lo que se liquida en 2 años después lleva una década reconstruirlo. Todo ese proceso es paulatino; no nos tiene que ganar la ansiedad. Seguramente en este proceso de recomposición ganadera va a haber picos de precios como pasó la primera semana de diciembre. En carne siempre el precio hace una suba abrupta, luego desciende y se estabiliza. Si uno lo compara con los índices reales, la carne por años estuvo por debajo de la inflación.

-¿Qué se puede esperar entonces de la fuerte suba de comienzos de diciembre?
-Ya bajó y creemos que lo seguirá haciendo. Navidad y año nuevo son fechas de mucha demanda, no sólo se encarece la carne sino todos los productos. Pensamos que bajará un poco más ahora en enero y tomará su punto de equilibrio. Pero hacía falta también que el precio de la hacienda en pie, que es el principal componente en el precio final de la carne, se recupere un poco para que el productor tenga rentabilidad y vuelva a hacer ganadería. Muchas veces la gente no sabe que cuando un productor toma la decisión de guardar un vientre tiene que esperar casi tres años hasta lograr el ternero que se pueda vender. Las decisiones en ganadería requieren políticas claras, a largo plazo. Cuando no hay certeza se producen las liquidaciones que vimos en el año 2009 y 2010.

-¿Cuándo cree que empezará a traccionar la exportación?
-Yo creo este año se va a exportar un poco más porque cambiaron algunas variables. Hasta que se quitaron las retenciones y el tipo de cambio se actualizó era casi imposible exportar. En la sumatoria de cosas no nos olvidemos que tuvimos incrementos de costos internos muy elevados, con un 30 por ciento de inflación. Nosotros competíamos con Brasil que tenía la materia prima a US$ 2,5 y nosotros estábamos a US$ 4,5, más el costo logístico. No se podía exportar. Creemos que en 2016 posiblemente se cumpla la Cuota Hilton, que es lo más famoso pero también lo más chico. Nosotros exportamos, aún en estos años malos, casi 200 mil toneladas. Y la Cuota Hilton representa nada más que 30 mil, un poco más del 10 por ciento. Pero de alguna manera es la vedete, porque son cortes de gran calidad, con una desgravación de aranceles del 50 por ciento. Creemos que tendrá un crecimiento importante la Cuota 481, que es el animal engordado en feedlot con destino a Europa; y seguramente continuarán las exportaciones de volumen, como China, y puede volver algo Rusia, Israel, Chile.

-¿Los mercados perdidos se ganan rápidamente?
-Lo primero que tenemos que tener en cuenta es si existen acuerdos sanitarios. Excepto Estados Unidos y Canadá, un mercado importante sobre el que se viene trabajando pero no está operativamente abierto, nos quedaría Japón y algún otro país del sudeste asiático; pero en general tenemos acuerdos sanitarios con casi todos los países. La concreción de las operaciones tiene que ver con precio y con volver a dar la certeza al cliente externo que tendrá el producto. La carne argentina puede tener un diferencial en cuanto al reconocimiento de nombre en el mundo, porque es como decir tango; pero si ese producto no llega cuando el importador lo necesita no le sirve. Es lo peor que le pueda pasar. Y más cuando se trata de cortes premiums, que son enfriados y tienen una vida útil. Retomar esa confianza no se logra de un día para otro; lleva años de trabajo. Hay que reconstruir todo eso.

-¿Entonces el próximo será un año de transición?
-No esperamos que en 2016 se exporte como en los mejores años de Argentina. El crecimiento va a ser paulatino. Y no va a generar una distorsión la exportación sobre el mercado doméstico, porque de hecho el mercado de consumo siempre ha sido y seguirá siendo el motor que tracciona al negocio de ganados y carnes. En la mejor de las épocas, del total de la producción el 80 por ciento se destinaba al mercado interno; sólo el resto se exportaba. Pero eso mejora las posibilidades para hacer un animal más pesado y ser más eficiente; si con el mismo stock hacemos más kilos, el valor agregado que producimos es mejor.

-Por lo que dice habrá que esperar para la recuperación del empleo...
-Va a ser de a poco. Primero habrá mayor ocupación en las plantas que actualmente están operativas. No nos olvidemos que más allá de las plantas que cerraron, muchas de las que siguieron redujeron su personal y achicaron turnos de trabajo. Seguramente a partir del 2017 podemos pensar en alguna reapertura. Me parce que, salvo en algún caso puntual de una nueva inversión, no habrá reaperturas antes.

-¿Qué herramientas cree que se podrían utilizar para potenciar el sector?
-A nivel provincial hay mucho para hacer por la ganadería. Córdoba es una de las provincias que más disminuyó su stock en estos últimos 10 años; para volver a ocupar los campos hace falta básicamente financiamiento. Con la administración de Schiaretti, concretamente con el contador Ricardo Sosa (ministro de Inversión y Financiamiento) el tema se ha estado conversando. Creo que hay que ser creativos y pensar en nuevos instrumentos de financiamiento para el sector, donde pueden jugar las bolsas de comercio con títulos. Hay que sentarse a trabajar en alternativas.