Aranguren, ¿en contra del biodiesel?

Las Pymes en un inicio, acordaron con el Gobierno adecuar el valor de la tonelada que pagan las refinerías, pero el ministro habría anulado la decisión y habillitaría una suba del 6%, cifra considerada insuficiente



Durante la campaña presidencial, Mauricio Macri se había manifestado completamente a favor de fomentar las energías renovables, especialmente luego de un largo período durante el cual la Argentina perdió la categoría de país con autoabastecimiento.
En un contexto en el que alternativas como la energía eólica o la solar están en una fase incipiente de expansión, el biodiesel –elaborado principalmente en base a aceite de soja- se perfilaba para ganar cada vez más terreno en la matriz nacional.
La ventaja de este combustible alternativo no está dada únicamente por los beneficios medioambientales, sino también porque las cerca de 30 plantas que producen biodiesel para el mercado interno son –por ley- pequeñas y medianas empresas, las cuales generan un importante efecto derrame sobre las economías regionales.
El sector, luego de avanzar con fuertes inversiones en la construcción de plantas y en la modernización de las mismas, se preparaba para enfrentar un 2016 con un aumento en los niveles de producción, a la vez que planificaba un escenario con reglas de juego más claras.
Sin embargo, la realidad de esta actividad hoy no podría ser más diferente, de la mano de una grave crisis que amenaza con un quebranto generalizado y la pérdida de puestos de trabajo.
“Todas las plantas están paradas. Producir biodiesel en la Argentina, en las condiciones actuales, directamente no es viable. Es antieconómico”, afirmó el dueño de un establecimiento que hasta noviembre generaba varios cientos de toneladas de este combustible alternativo pero que ahora tiene las máquinas completamente frenadas.
Las causas de esta crisis obedecen a una multiplicidad de factores:
• En primer lugar, se dispararon los precios del aceite de soja, pero la administración macrista continúa demorando la actualización del precio que las refinerías deben pagarle a los productores de biodiesel.
• El sector, conformado por Pymes, había llegado a un acuerdo con la cartera de Energía que le permitía a la industria continuar trabajando, el cual contemplaba una readecuación del precio de la tonelada de "bio".
• El problema es que ese nuevo valor consensuado, que debía oficializar la Secretaría de Energía, nunca se publicó y ahora la novedad es que el Gobierno, para evitar que se incremente más el valor de los combustibles, dio marcha atrás con el acuerdo y sólo estaría dispuesto a convalidar un alza de de apenas 6% para los productores de biodiesel, cifra que representa sólo una fracción de la suba de costos que sufrieron estas Pymes en los últimos dos meses.
Devaluación y precio congelado, cóctel letal
Actualmente, las empresas que abastecen el cupo de biodiesel para el mercado interno son responsables de producir cerca de 1,2 millones de toneladas al año.
Esta actividad está amparada por la ley 26.093, que creó un régimen de promoción de biocombustibles que beneficia a las Pymes, que son las únicas que están autorizadas a proveer con este recurso a las petroleras.
En un inicio, el corte de gasoil con biodiesel era de un 5%. Pero, a partir de 2014, dicha proporción pasó a ser del doble, lo que impulsó las inversiones y permitió incrementar los niveles de producción.
El prólogo de la crisis para la industria del biodiesel se comenzó a escribir hacia fines de noviembre y comienzos de diciembre y obedeció a los crecientes rumores que en ese momento hablaban de una inminente devaluación. Por ese motivo, los fabricantes de aceite de soja retuvieron la materia prima y dejaron sin el principal insumo a las plantas.
Con el salto del dólar ya consumado, las Pymes que elaboran el bio se encontraron, de un día para el otro, en completa desventaja: el precio del aceite de soja, que cotiza en dólares y se mueve en función del tipo de cambio oficial, se disparó casi 40%.
En paralelo, estas mismas plantas, que veían cómo se había encarecido su principal insumo, se encontraron con que desde octubre tenían congelado el precio fijado por el Gobierno, levemente por encima de los $7.000 por tonelada.
Desde el sector Pyme aseguran que, para que la actividad sea viable y las plantas vuelvan a ponerse en funcionamiento, el valor debe ser llevado a un rango de entre $10.500 y $10.700por tonelada.
Tras el acuerdo, la incertidumbre
Los productores de biodiesel para el mercado interno, que generan unos 3.000 puestos de trabajo, están atravesando horas críticas.
Sucede que lo que en un comienzo parecía un principio de acuerdo con los nuevos funcionarios del macrismo, rápidamente terminó en un diálogo empantanado.
Según pudo saber iProfesional, unas semanas atrás, los funcionarios que estaban por debajo del ministro de Energía, Juan José Aranguren, habían conformado una mesa de trabajo para analizar la problemática de las Pymes.
Cuando los técnicos comprendieron la magnitud de la crisis y la imposibilidad que tenían estas plantas para operar con costos que estaban muy por encima de sus precios de venta –regulados-, se decidió convalidar un nuevo valor por tonelada de bio, cercano a los $10.500.
“Con ese acuerdo de palabra, hubo algunas empresas que encendieron las máquinas y se pusieron a trabajar. El problema es que luego se frenó todo y la crisis del sector se agravó”, aseguró a este medio un productor que pidió off the record.
En primer lugar, debía conformarse una mesa ejecutiva que se encargaría de ratificar yoficializar el nuevo precio del "bio" que debían pagar las refinerías, algo que terminódemorándose. En segundo lugar, los decretos con las designaciones de los funcionarios venían avanzando a paso lento y durante algunos días los técnicos que acordaron el nuevo esquema de precios con las Pymes no tenían firmas.
Sin embargo, lo que parecía ser una mera cuestión burocráctica, trastocó hacia un problema mucho mayor para este sector clave para las economías regionales: el propio Aranguren –según trascendió- fue el que le habría bajado el pulgar a esa negociación que era llevada adelante por su equipo.
“El Gobierno, que parecía apoyar la promoción de las energías renovables, pasó a mostrar unavisión absolutamente hidrocarburífera del negocio”, se quejó el propietario de una planta que emplea a una docena de empleados y que desde diciembre no produce un solo litro de biodiesel.
El ministro, según ratificaron diversas fuentes del sector, habría anulado la suba acordada y habría planteado un ajuste de precios por cada tonelada de apenas 6%para este mes enero, calculado en base al último valor publicado por la Secretaría, que data de octubre de 2015.
Trascendió además que la segunda tanda de subas tendría lugar en marzo y que el ajuste permitido sería incluso más bajo, del orden del 4%.
La razón que aducen es que Aranguren no quiere que un aumento del biodiesel impacte en las refinerías y esto termine incrementando el precio en los surtidores.
“Un ajuste cercano al 10% en tres meses, cuando sufrimos un salto de nuestros costos de más del 40, va a hacer inviable la producción”, advirtió el empresario consultado.
Frente a esta compleja coyuntura, se está dando una situación impensada desde que se sancionó la normativa que impulsa a los biocombustibles: pese a que por ley el gasoil debe estar cortado con un 10% de biodiesel, la propia YPF no estaría cumpliendo con la misma.
Incluso, en el sector aseguran que son varias las petroleras que están despachando gasoil sin una gota de "bio".
“Estamos enfrentando el lobby de las grandes compañías, que aducen que no hay biodiesel disponible cuando en realidad presionan para que no suba el precio de este recurso, haciendo inviable nuestro trabajo”, recalcó el empresario.