Es la hora señalada para el campo. Dardo Chiesa

Fue denunciado repetidamente por Confederaciones Rurales Argentinas a lo largo de estos últimos 12 años: el sector agropecuario está en niveles de pérdida económica histó- ricos sin competitividad, con grandes difi cultades para comercializar su producción, sin rentabilidad, y con una fuerte caída en la inversión. 
A todo esto, debe sumársele el aislamiento argentino dentro del mercado mundial de alimentos, cuando la Argentina supo ubicarse no sólo como el granero del mundo sino como un exportador de carne vacuna de excelencia, por nombrar sólo algunas producciones. 
El cambio político que exigió el pueblo argentino, donde las regiones y comunidades agropecuarias tomaron un gran protagonismo a la hora de votar por una Argentina nueva, se abre paso con hechos y medidas que alimentan un puente necesario de diálogo, debate y propuesta entre el sector público y el privado. El objetivo del país que está asomando en este  2016 debe ser indudablemente el de trabajar con pragmatismo de la mano de la ciencia y la tecnología, y no guiados por falsas dicotomías. En este contexto estamos expectantes por salir del banquillo de los acusados, donde el gobierno que se fue nos sentó para menospreciarnos y acusarnos durante años, sólo por el hecho de ser productores agropecuarios.
 Lo cierto es que los recientes anuncios del gobierno de Cambiemos, cumplidos en tiempo y forma según fueron prometidos en la campaña electoral, son toda una muestra de credibilidad hacia la producción. Y también son una reivindicación de muchos años de lucha desde el gremialismo agropecuario en general y desde Confederaciones Rurales Argentinas en particular. Es la vuelta también de la cordura, donde se respiran nuevos aires de libertad. 
A la eliminación de las retenciones, el sinceramiento en el tipo de cambio, la quita de los ROEs y las restricciones para comercializar, debe sumársele la reducción de la pesada mochila tributaria, una profunda reforma impositiva y un reconstructivo trabajo en materia de política de comercio exterior para reinsertar a nuestro país en los “top 10” de los mercados mundiales y, por supuesto, conquistar nuevos destinos. También en este horizonte que se viene se debe trabajar para elevar los reintegros para la lechería y la ganadería, e implementar programas de financiamiento blandos para las economías regionales y aquellas producciones desfinanciadas, alejadas de los puertos. En este sentido también se requiere de discusiones y soluciones, la fiscalización y normalización del comercio y uso de semillas, la adecuación normativa para reimpulsar los Mercados de Futuros, el restablecimiento del ajuste por inflación y la adecuación del régimen para la promoción de empleos dentro del sector agroindustrial, en particular en las producciones regionales. 
El impulso positivo del campo es multiplicador por donde se lo quiera ver en toda la sociedad, desde el crecimiento en el empleo, hasta la construcción y la industria metalmecánica. El campo, y lo ha demostrado, reacciona inmediatamente si se aplican medidas que le saquen el pie de la cabeza. Con las condiciones dadas, el productor sabe poner sobre la mesa toda su eficiencia y espíritu emprendedor para desarrollar una verdadera explosión productiva. 
Sin dudas en esta etapa refundacional, CRA, por su esencia federal, tendrá una importancia significativa en los tiempos que vienen. ¡Muy buen comienzo de año!