¿Se acaba el cepo y sube la rentabilidad agrícola?, por Manuel Alvarado Ledesma

Un informe de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), sobre la base de los datos publicados por el USDA, la FAO y Commtrade, referido al período 2005- 2015 es lapidario.
Son diez años donde la Argentina no hace más que perder en términos del intercambio internacional, fundamentalmente, por la baja de competitividad que es alentada por la apreciación del peso. O lo que es lo mismo, por el rezago cambiario.
¿Cuándo comenzó tal retraso que ha hundido al país en el océano profundo por la falta de competitividad?
Se trató de un proceso de avance sobre la libertad, que se inició visiblemente en tiempos de Lorenzino (La GranMakro) como ministro de Economía de la Nación.
Resumiendo, su comienzo podría decirse que fue, más o menos, al comenzar el año 2012. Curiosa paradoja, justamente cuando los precios de los granos estaban en el cenit.
El rezago cambiario ha sido el mecanismo (perverso) elegido para atenuar la tasa de inflación. Sin duda, una herramienta electoralista de rasgos populistas que busca resultados inmediatos a sabiendas que el costo se pagará después.
A su vez, el dólar empezó a recorrer un camino ascendente por encima de la tasa de depreciación del peso. La brecha entre el oficial y el blue empezó a crecer.
Durante el período de Kiciloff es cuando alcanza un tamaño alarmante.
El gráfico que sigue es claro.
La respuesta del Gobierno frente a tal afrenta fue la creación del llamada cepo cambiario. En mayo de 2012, la AFIP bloqueó de hecho la compra de dólares para el atesoramiento y se estableció un régimen de información previa para la compra de divisas para viajes al exterior por razones de salud, estudios, congresos, conferencias, gestiones comerciales, deportes, actividades culturales, actividades científicas o turismo.
Y el procesó de cierre continuó. En julio de 2012, el Banco Central oficializó la prohibición de comprar dólares para ahorrar y ordenó que todas las compras de divisas se hagan con dinero bancarizado.
Volvamos al mencionado informe. Sobre un total de once de los principales bienes agrícolas que nuestro país exporta, ocho han caído abruptamente en el ranking mundial. De estar ubicado en la tercera posición como exportador de carne, pasó a la posición 15. De estar en cuarto lugar, pasó a octava ubicación en las exportaciones de trigo.
Sólo el complejo sojero ha logrado sortear tan mala evolución. Obviamente, tal logro ha sido a costa de la producción de maíz fundamentalmente, y en desmedro de la rotación.
Desde hace años, el comercio exterior entonces viene pateando en contra. Así las reservas van disminuyendo. Hoy se hallan en niveles peligrosísimos.
Pero el cuadro no termina acá. Se une a éste la persiste suba del valor del dólar respecto a la principales divisas sobre todo frente al euro y por amplia diferencia frente al real.
De hecho, la principal autoridad de la Reserva Federal acaba de admitir la posibilidad de un visible aumento en las tasas de interés que, obviamente, repercutiría a favor del fortalecimiento del dólar en el mundo.
Así las cosas, cabe aguardar una acentuada devaluación de nuestra moneda. Tan falta de credibilidad como de apoyo en divisas.
Pero ojo: la devaluación debería ser del peso respecto al dólar en el mercado oficial. No necesariamente debería repercutir en el mercado negro. De hecho, la posibilidad de que el próximo gobierno sea claramente más amigable con los mercados y la libre empresa está presionando a la baja en el valor del dólar blue.
Este último fenómeno ayudaría a una eventual convergencia entre los tipos de cambio, en un valor ubicado entre lo que establece el actual mercado oficial y el blue.
Por ello, es probable que, pese a lo dicho por el candidato de Cambiemos, se establezca algún método gradual a fin de impactar lo menos posible sobre el nivel de precios. En otras palabras: una liberación del cepo pero no total, al menos en el corto plazo.
Para lograr una efectiva liberación del cepo, deberá haber un programa general que estimule el ingreso de divisas y que controle la inflación.
En tal sentido, la agricultura argentina tendrá que apoyar la estrategia de su abandono gradual. La agricultura es un puntal decisivo para el nuevo gobierno.
Los dos candidatos a presidente lo saben muy bien. En Cambiemos, está muy claro que el campo es imprescindible para salir de este callejón.
Los números actuales son reveladores de la modificación de expectativas. El precio del maíz viene avanzando en suba. Macri dice que eliminará los ROEs y las retenciones. A su vez, Scioli habla de "rever el sistema fiscal" y a "pensar el esquema de retenciones".
Apostando a una flexibilización, también, los operadores locales avalan mejoras en el valor del trigo. Los últimos días han sido testigos del aumento en los valores a cosecha.
El mercado de granos argentino ya está descontando las posibles futuras medidas de política económica, favorables para la comercialización y producción, sobre todo de cereales.