Nuestro
Informativo durante muchos años ha realizado un seguimiento semanal de
la evolución de los pasivos y activos del Banco Central, cuya
metodología exponemos sistemáticamente en la exposición. De cara al
inminente recambio de gobierno, cabe preguntarse: ¿en qué situación
encontrará el próximo Presidente de la Argentina el balance de la máxima
autoridad monetaria?
Comenzando
por las reservas internacionales, post-pago del Boden 2015, en los
primeros días del mes de octubre el rubro alcanza al 31 de octubre los $
257.906 millones. Si bien resulta ello inferior al máximo $ 313.256
millones con los que cerró el mes de septiembre, su monto nominal aún se
encuentra por encima de todo el período que va de diciembre de 2002 a
diciembre de 2014. Sin embargo, si lo convertimos a dólares de acuerdo
al tipo de cambio que se menciona en el balance de $ 9,5198/u$s, el
"colchón" en manos del BCRA queda valuado en u$s 26.970 millones y
equivale al nivel más bajo desde el año 2006 (ver gráfico N°1).
Las
reservas internacionales netas al 31 de octubre, a las que arribamos
restando a las reservas las cuentas corrientes en otras monedas (encajes
de los depósitos en dólares) por $ 83.582 millones, y otros pasivos por
$ 147.994 millones, suman en dólares u$s 2.711 millones, levemente por
encima de la semana pasada pero aún en los niveles más bajos que se
cuentan desde la salida de la crisis del 2001.
Con
estos datos podemos concluir entonces que las reservas internacionales
cubren actualmente el 28% de los pasivos monetarios, mientras que las
reservas internacionales netas, según la metodología presentada, apenas
representan el 3% de los mismos. En esta comparación reside la principal
alerta a la hora de introducir cambios abruptos sobre el mercado
cambiario. Si bien se descuenta que algunas correcciones son necesarias
(basta pensar en el desincentivo para la población general a vender
divisas en el Mercado Único de Cambios) la situación de reservas del
Banco Central para contener la depreciación cambiaria resulta, en
principio, limitada.
¿A
qué otras fuentes de oferta de divisas pueden accederse para contener
la escalada del precio del dólar? Se tienen fundamentalmente tres: la
aceleración de las ventas de bienes y servicios al exterior (es decir,
incrementar las exportaciones), la entrada de fondos como inversión
extranjera directa, o el endeudamiento externo. Cabe advertir, sin
embargo, que el plazo de disponibilidad de tales vías alternativas para
conseguir dólares dista de la inmediatez que tienen habitualmente las
reservas en manos de la máxima autoridad monetaria. Incluso bajo el
supuesto que el tipo de cambio más competitivo acelere la venta al
exterior de granos que hasta ahora se vienen reteniendo, ello estará
atado a que la mejora en la competitividad cambiaria no se traslade a
los precios en igual cuantía erosionando tal ventaja. Por otro lado, es
factible pensar que el acceso a fuentes de financiamiento externo
dependerá de que previamente se logre destrabar la situación de los
bonos argentinos en default para habilitar la emisión de nueva deuda.
En
este contexto, la volatilidad del Mercado Cambiario en el corto plazo
puede ser notable. Una de las herramientas "de manual" a la que puede
apelarse para desincentivar la salida de capitales es potenciar el
incentivo a permanecer en el mercado de pesos argentinos; es decir,
incrementar la tasa de interés de referencia en un intento de
direccionar el ahorro privado hacia el sistema financiero doméstico en
lugar de la moneda externa. Esta opción, sin embargo, no resulta
gratuita al afectar los planes de financiación de aquellas compañías que
busquen el crédito para expandir o mantener su capacidad productiva.
Pasando
ahora al otro gran tema de abordaje de nuestros artículos periódicos,
el endeudamiento del Gobierno Nacional con el Banco Central, éste ha
mantenido su evolución ascendente. Sumando Títulos públicos por $
665.619 millones, más Adelantos transitorios al gobierno nacional por $
292.350 millones, más Contrapartida de asignaciones de DEGs por $
-22.691 millones, Contrapartida del uso del tramo de reservas por $
-7.058 millones; y restando a dicho resultado los Depósitos del gobierno
nacional y otros por $ 26.082 millones y las Contrapartida de aportes
del gobierno nacional a organismos internacionales por $ 23.111
millones, ello equivale a un total de $ 879.027 millones, que al tipo de
cambio mencionado más arriba nos arroja u$s 92.083 millones.
Con
ello, en los últimos cuatro años la deuda del Estado nacional con la
autoridad monetaria ha subido un 490% en pesos, mientras que en dólares
el incremento alcanza el 162%. Recordemos que en el año 2012 se reformó
la Carta Orgánica con el objetivo de ampliar la misión fundamental del
Banco Central Argentino de preservar el valor de la moneda. Se buscó
promover no sólo la estabilidad monetaria y financiera sino también el
empleo y el desarrollo económico con equidad social. Por otra parte los
aportes de fondos para la actividad del Estado y la cancelación de deuda
han sido corrientes durante los últimos mandatos presidenciales.
En
suma, y como es sabido, los instrumentos de los que disponen los
hacedores de política económica son limitados en función de la lista de
objetivos "deseables," y su modificación -si bien contribuyen a ciertos
fines- no resultan neutrales en otros frentes. Allí reside el margen
para la subjetividad de quien toma la decisión a la hora de fijar
prioridades. En un marco como el actual donde ambos candidatos
presidenciales, si bien con diferencias en las formas, adelantan la
necesidad de introducir modificaciones en el esquema cambiario argentino
(incluyendo aquí el ajuste a la baja de los impuestos sobre las
exportaciones primarias que afecta el tipo de cambio al que accede el
productor agropecuario) realizar el cercano seguimiento de los mismos
nos permitirá formarnos una idea de lo que cabe esperar para el futuro.
De momento, el mercado se encuentra más que expectante potenciando los
movimientos especulativos de unos y las coberturas de otros.