Puntas alejadas y poca operatoria con la soja. Nicolás Ferrer y Guillermo Rossi

El comienzo de noviembre ha marcado la llegada de un impasse en el mercado local por el principal cultivo de nuestra región. Un nuevo desplome en los valores a nivel internacional ciertamente no resulta favorable a la concreción de negocios, pero la psicología de los operadores del físico posee un ritmo propio. Lo más negativo pasó por el comportamiento de la harina, que cotizó a su valor más bajo desde principios de 2012.
La semana en el mercado de Chicago comenzó con la oleaginosa alternando alzas y bajas moderadas, posicionándose de cara a la publicación de un nuevo reporte de oferta y  demanda del USDA. De acuerdo a una encuesta de Reuters, los participantes del mercado descontarían en promedio una suba de 740 mil toneladas con respecto al estimado de producción del mes de octubre, colocando la cosecha en 106,55 M tn. Dicho ajuste provendría principalmente de mayores rindes, en torno a 31,9 qq/ha, que lograrían compensar una menor área cosechada. Algunas de las principales consultoras privadas apoyan dicha expectativa, e incluso se posicionan más optimistas. Informa Economics, por ejemplo, prevé que los rindes podrían alcanzar el récord histórico de 32,2 qq/ha, con lo que la producción superaría las 107,5 M tn.
Ante la confirmación de semejante volumen de producción, lo único que continuaba otorgando algo de sostén a los valores en las últimas jornadas era un buen ritmo de ventas al exterior del poroto, el cual había promediado alrededor de 1,7 M tn semanales en el último mes tras un semestre en el que un dólar muy firme y amplios inventarios en nuestra región dificultaron la concreción de negocios. Sin embargo, los operadores tuvieron que tirar por la borda dicho factor luego de que el jueves el USDA informara sólo 655 mill tn de nuevos compromisos, casi un millón de toneladas por debajo del volumen esperado.
Las perspectivas se ponen aún más grises teniendo en cuenta el reciente rally del dólar contra las principales monedas. Éste alcanzó máximos de siete meses tras la presentación de un informe que muestra un firme mercado laboral norteamericano, lo cual podría servir como el catalizador de una largamente retrasada alza de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Si bien la capacidad de pago de los compradores chinos no se vería afectada en forma significativa con un dólar más apreciado, los márgenes de la industria en este país están camino al rojo debido a notable debilitamiento del consumo interno de harina.
A nivel local se presentan pocas oportunidades de mercado, ya que el posicionamiento de la oferta en la zona de Rosario se ubica muy por encima de las posibilidades de pago de las fábricas. La soja ha quedado rezagada en la reciente recuperación de precio que se verificó en el resto de los productos, lo que refuerza las expectativas alcistas para los operadores más optimistas. Sin embargo, el margen de la industria es fuertemente negativo y la principal motivación para salir a comprar son las coberturas de riesgo cambiario o el cumplimiento de compromisos adquiridos.
La oferta dispuesta a negociar en el recinto de la Bolsa es virtualmente escasa por debajo de $ 2.300/ton, frente a una capacidad teórica de pago industrial que el Ministerio de Agricultura estima por debajo de $ 2.000/ton. En los últimos días sólo se concertaron operaciones puntuales y por bajo volumen, esperándose una recuperación externa o mayores vaivenes en el tipo de cambio para que repunte la operatoria. A diferencia de otros años, el inverso de precios a cosecha tampoco luce como una amenaza demasiado seria para aquellos que han optado por la estrategia de diferir ventas para los próximos meses. Este número es hoy alrededor de u$s 15/ton, frente a u$s 85/ton en 2012, u$s 47/ton en 2013 y u$s 40/ton a la misma altura del año pasado.
Ante este escenario, las proyecciones de stock final se consolidan por encima de 10 M tn, aunque el número final dependerá del desenlace de los últimos meses de la campaña. Tanto la molienda para extracción de aceite como la exportación del grano han superado largamente el desempeño de 2014 en el período abril-septiembre de este año, lo que absorbe casi totalmente el efecto del incremento de oferta por la mayor producción lograda en 2014/15. En consecuencia, no parece demasiado realista suponer que el sobrante de mercadería volverá a incrementarse este año.
De a poco la expectativa de los participantes del mercado gira hacia la cosecha nueva, aunque desde el punto de vista comercial todavía no comienza a despegar. Ofrecimientos puntuales en el rango de u$s 225 a 228/ton quedan lejos de las pretensiones de los vendedores, pues implican convalidar una nueva caída interanual –la tercera consecutiva- en los precios forward al momento de sembrar. Los exportadores han declarado compras ante el Ministerio de Agricultura por unas 750 mil toneladas, un volumen similar que el comprometido a la misma altura del año pasado.
El avance de la siembra ya se empieza a notar en la zona central del país, con condiciones favorables y clima templado para los trabajos a campo. Las reservas de humedad son amplias y las perspectivas climáticas para el verano permiten anticipar una buena campaña, aunque las estimaciones de superficie a cubrir muestran cierta disparidad. En algunas regiones los productores declaran una mayor intención de siembra, pero en zonas marginales los números están en el rojo y el retroceso del cultivo será inevitable. De todos modos, 20 M ha parece ser un piso relativamente firme para la oleaginosa.