Pocas novedades en el trigo local frente a nuevo derrumbe externo Nicolás Ferrer

En la antesala de un nuevo inicio de campaña para los cereales en nuestro país, el mercado se mantiene estable y ajeno a la tesitura del plano internacional. Las condiciones de los cultivos serían inmejorables, y sólo cabe a la imaginación que hubiera sucedido con el área implantada y consecuentemente con la próxima cosecha de tener certeza respecto a cuáles serán las reglas de juego a partir del mes que viene. De acuerdo a las últimas estimaciones de la Guía Estratégica para el Agro, la caída del área se mantendría estable en un 28%, pero un rinde promedio de unos 29,5 qq./ha permitiría alcanzar una producción de 9,4 millones de toneladas.
A diferencia de lo sucedido con la soja, el trigo operó estable durante la última semana en el Mercado Físico de Rosario. En lo que va del mes el valor del cereal en los mercados a término locales parece haberse estabilizado, habiendo agotado de momento el impulso del sorpresivo resultado del primer acto electoral presidencial. El hecho de que ambos candidatos se hayan mostrado dispuestos a reformar el esquema de comercialización externo para este cultivo reduce el condimento especulativo de la operatoria, haciendo que la presión a arbitrar los valores entre las plazas sea menor.
Como anticipásemos, las ofertas abiertas por el cereal de distintas características y bajo diferentes condiciones no mostraron mayores cambios, otorgando un carácter discreto a la operatoria. Las ofertas por la mercadería disponible en condición cámara rondaron entre $1.250 y $1.300 la tonelada según la jornada, mientras que por la entrega diferida hacia diciembre del corriente año se ofrecían entre u$s 135 y u$s 140 por tonelada. Por el mismo producto posicionado sobre comienzo del año próximo se podían pagar unos u$s 150 la tonelada. Fue marcada la diversidad de ofrecimientos que se realizaron por trigo de calidad. Por ejemplo, una molinería de Rosario ofreció entre $1.300 y $1.500 por tonelada según el contenido de gluten de un cereal con un peso hectolítrico de 76 kg.
En el mercado de Chicago el trigo cerró su peor semana desde fines de julio. Para dar una referencia, la caída de la posición de diciembre superó los u$s 10 por tonelada, lo que representa un 5,3% a la baja en términos relativos. El último informe de oferta y demanda del USDA, si bien no se salió considerablemente de las expectativas de los operadores, establece un plano en el cual resulta cada vez más utópico un escenario de un alza sensible de los valores hacia la próxima campaña.
Los inventarios globales del cereal alcanzarían un nuevo récord superior a los 227 millones de toneladas, lo cual representa más de un 31% de la población global, siendo el valor más alto de este último guarismo que se evidencia desde la campaña 2001/02. Y por si el hecho de que la demanda de trigo a nivel global no le puede seguir la carrera al incremento de la producción no fuese suficiente, exportadores como ser Estados Unidos y Francia se las ven aún más dura por su baja competitividad. El primero de estos, de acuerdo al reporte de USDA, alcanzaría su marca más baja en exportaciones en las últimas 44 campañas (ver gráfico). En Francia los inventarios a fin de campaña serían más del doble de lo que fueron en el ciclo anterior, alcanzando los 5,2 millones de toneladas de acuerdo al organismo estatal FranceAgriMer. Ello ha provocado que, por segunda vez en el año, terminales de los puertos de Rouen y Dunkirk hayan cancelado las recepciones del cereal al no poseer capacidad adicional de almacenamiento.
A pesar de la amplia oferta, los productores en alrededor del planeta no desisten en avanzar con la implantación del trigo, y las condiciones climáticas juegan a su favor. Una oportunidad que surge en el horizonte para nuestro país es reinsertarnos en el mercado internacional con un tipo cambiario más competitivo y menores restricciones para comercializar. El ciclo próximo a iniciarse podría tener un condimento adicional si se logra mejorar la calidad del cereal, una deuda pendiente de campañas pasadas. Los malos resultados en estos términos de la última trilla brasilera podrían abrir las puertas a renovar los intereses del país vecino por la mercadería local.