Argentina
y Estados Unidos han tenido históricamente una muy baja
complementariedad en la producción de alimentos. En ambos países el
interior es extenso, tiene relativamente baja población y hay enormes
superficies de tierra plana y fértil con buen promedio anual de
precipitaciones y condiciones climáticas favorables para la producción
de granos, carnes, lácteos, frutas y vegetales, al menos durante parte
del año. Si bien la agricultura norteamericana está más diversificada
que la de nuestro país, esto obedece en parte al efecto que genera el
dispar tratamiento en las políticas (impositiva, cambiaria, etc.) que
reciben algunas economías regionales. De todos modos, la diferencia más
visible es de tamaño: en Estados Unidos se estima que la agricultura
representa en forma directa alrededor del 1,5% del Producto Interno
Bruto (PIB), es decir, sin contar sus efectos indirectos el sector tiene
un tamaño similar al ¡50% de todo el PIB argentino!(1)
Ambos
países aparecen en las primeras posiciones del ranking de exportadores
de soja y sus derivados, además de maíz, trigo y sorgo, entre otros
granos, lo que remarca la importancia que tiene la producción de
cereales y oleaginosas con destino comercial, sea para abastecer de
materia prima a la agroindustria o para su venta como commodity en los
mercados internacionales. En este punto Argentina resalta por su notable
perfil exportador, puesto que coloca anualmente alrededor de dos
tercios de su producción en los mercados externos. Contrariamente, en
Estados Unidos el consumo doméstico absorbe una proporción muy grande de
la oferta, generando un saldo exportable que en los últimos años ha
quedado por debajo del 30% de la producción.
Esta
particularidad, sumada a especificidades culturales y geográficas
propias de cada país, genera notables diferencias en la estructura del
sistema comercial que en definitiva forma los precios internos de
referencia de cada grano. En Argentina el grueso de la oferta fluye
hacia la zona de influencia de los puertos de Rosario, generando allí un
enorme mercado concentrador de físico en el que anualmente se
intercambian decenas de millones de toneladas (la Bolsa de Comercio). De
este modo, la capacidad teórica de pago que arrojan los valores FOB en
la zona portuaria se constituye en el principal elemento orientativo
para la determinación del precio doméstico, al menos considerando
períodos de tiempo relativamente extensos.
En
cambio, en Estados Unidos es difícil identificar una región puntual en
la que los compradores absorben una alta proporción de la oferta, por lo
que el concepto de "FAS teórico promedio" no es aplicable a los fines
prácticos. Dado que la operatoria granaria de físico no está concentrada
en una región relativamente acotada, el rol de mercado concentrador lo
cumplen los futuros que se negocian en Chicago. Luego, los diferentes
puntos de entrega a lo largo y ancho del país negocian usualmente primas
o descuentos (en adelante, bases) sobre la posición referente de los
futuros.
En
el mercado de futuros se produce la puja entre los operadores que
recurren a la plataforma para cubrir riesgos y los especuladores que
buscan anticipar tendencias. El equilibrio descontará todos los factores
que intervienen en la formación del precio, reflejando la situación
global. Sin embargo, la fortaleza relativa de la oferta y la demanda
suele tener una alta variabilidad regional, dependiendo de los
resultados de la cosecha en cada zona, la disponibilidad de capacidad de
almacenaje y logística de transporte, las condiciones climáticas, los
diferenciales de calidad, etc. Por ello, en cada localidad o punto de
entrega se incorporan diferenciales de precio que recogen esa
disparidad, incluyendo los costos de transporte. Las primas y descuentos
sobre posiciones de futuros también sirven para ponerle precio a
productos que no cotizan en mercados de futuros, pero que tienen una
obvia relación con el referente. Ése es el caso del sorgo y la cebada,
para los cuales usualmente se emplea una base sobre contratos maíz.
En
suma, una gran diferencia que se observa entre Argentina y Estados
Unidos es que el mercado de físico local negocia en el primer caso un
valor "lleno", mientras que en el segundo gran parte del margen de
compradores y vendedores se juega en la base o diferencial que se
establece respecto de la cotización del mercado de Chicago. Por
supuesto, esta división no es tajante: en Estados Unidos hay operaciones
a precio lleno y en Argentina se hacen negocios denominados "de base",
en los que el precio surge del diferencial frente a un punto de
referencia. Sin embargo, este tipo de negocios no son la alternativa más
ilustrativa en cada caso.
En
ambos países es difícil resumir diariamente el comportamiento de los
mercados de físico debido a la alta heterogeneidad de condiciones
contractuales que se negocian en ellos (fechas de descarga,
requerimientos de calidad, plazos de pago, puntos de entrega, etc.). Sin
embargo, en ambos hay experiencias duraderas al respecto. Dejando de
lado la información proporcionada por los operadores comerciales en su
gestión diaria, cuando se trata de resumir el panorama de un mercado
encontramos la siguiente situación:
- En
la esfera privada en Argentina las Cámaras Arbitrales de Cereales del
país históricamente han recabado la información de los negocios en su
ámbito de influencia, conjuntamente con representantes de las partes e
intermediarios. En todos los casos, los negocios que considerarán son
sólo aquellos con descarga inmediata sobre camión o vagón en su plaza de
influencia, en condiciones Cámara y con pago al contado para calcular
un promedio ponderado que se constituye en un precio referencial,
denominado "precio de pizarra". En lo que hace a las operaciones que no
responden a las condiciones contractuales mencionadas, la información
debe ser proporcionada y difundida por aquellas Bolsas de Cereales que
tengan plaza de negociación en su área de influencia. Esta es una
función de difusión del mercado de granos llevada a cabo por las Bolsas,
función asignada por la esfera pública al sector privado.
- En
Estados Unidos, desde hace exactamente 100 años, el Agricultural
Marketing Service (AMS), una de las divisiones del USDA, ha
proporcionado diariamente información de precios y condiciones en el
mercado de granos. Esa información es recogida por funcionarios
calificados del USDA o del estado correspondiente a través de métodos
subjetivos (observación in situ, transferencia electrónica de datos,
entrevistas telefónicas confidenciales y entrevistas cara a cara) y
publicada. De toda la información recibida, el USDA compila en el Daily
Grain Review sólo los precios llenos máximos y mínimos, con sus
respectivas bases, relevados sobre -en este caso- 15 regiones
concentradoras para la soja con entrega cercana. Las áreas mencionadas
pueden corresponder a plazas concentradoras de exportación (Golfo,
Toledo, etc.), de acopio (Kansas, Omaha, etc.), de terminales fluviales
(St. Louis, NO Peoria, etc.) o de plantas industriales (centro de
Illinois). Es decir no se calcula un único precio por área concentradora
de negocios, sino que se obtiene una noción de los valores negociados o
de las ofertas de compra hechas en dicha región.
Como
una experiencia casi única en lo que hace a los mercados de granos, en
Argentina se puso en marcha SIOGRANOS. Este sistema implementado en
forma conjunta por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y la
Comisión Nacional de Valores obliga a que los operadores del mercado
carguen las operaciones de físico del día de determinados productos
agrícolas incluyendo, además del precio, una buena parte de las
condiciones contractuales pactadas. Esto da una visión detallada, y para
nada resumida, de lo que sucede en el mercado de granos, si bien la
idea del sector público es poder elaborar valores de referencia sobre
aquellas regiones que se constituyen en benchmark para el sector
agroindustrial.
Modalidades contractuales
Al
igual que en Argentina, la compraventa de granos en Estados Unidos no
sigue un único modelo contractual sino que en función de las condiciones
de mercado y las necesidades de las partes se plantean diversas
alternativas para los principales productos. Entre las herramientas que
utilizan los compradores de etapa primaria (principalmente, los
elevadores) se destacan las siguientes:
1. Spot:
el grano se entrega en forma inmediata a precio pactado por las partes.
El pago se efectúa a los pocos días de la entrega. En ocasiones, el
productor puede escoger diferir la fecha de cobro, generalmente por
motivos impositivos (esto es usual en negocios concertados en los
últimos meses del año).
2. Cash forward contracts:
no difieren sustancialmente de los forwards negociados en Argentina
(con la salvedad de que en Estados Unidos no existe el riesgo cambiario
para las partes). El productor se compromete a enviar cantidad y calidad
especificada de un producto en una fecha futura, con pago contra
entrega del precio acordado de antemano. No son comunes fuera de la
época de cosecha.
3. Basis contracts:
el grano es enviado al elevador y las partes intervinientes definen y
pactan una base (usualmente, un descuento sobre Chicago). El productor
puede cerrar el precio de la operación cuando lo desee, tomando en cada
momento la cotización del futuro utilizado como referencia menos la base
inicialmente acordada. Este tipo de operaciones brindan cobertura
contra el riesgo de base, pero no aseguran el precio final recibido por
la mercadería. El productor las prefiere cuando su expectativa de
mercado es alcista y tiene espalda financiera para diferir la fecha de
cobro.
4. Hedge-to-arrive (HTA):
las partes eligen un contrato de futuros abierto sobre el cual pactan
el precio del grano que se entregará (hay negocios por hasta dos años).
Cuando el productor envía la mercadería aceptará la base vigente en ese
momento, la cual se deducirá del nivel cubierto inicialmente para
determinar el precio final. Con frecuencia, este tipo de operaciones
puede rolarse hacia fechas posteriores al vencimiento del contrato,
aunque el elevador cargará costos que dependen del diferencial de
cotización entre posiciones. Es la alternativa que elige el oferente del
grano cuando difiere el delivery porque piensa que la base está
excesivamente deprimida (esto sucede con frecuencia en época de
cosecha).
5. Minimum price contracts:
el vendedor se asegura un precio mínimo de venta durante un período
preestablecido. El resguardo ante una caída del mercado se obtiene a
cambio del pago de un fee, equivalente a la prima de una opción put. En
otras palabras, es un producto estructurado sencillo que ofrecen los
compradores.
6. Delayed pricing:
el grano se entrega y la propiedad del mismo se transfiere al elevador,
pero el precio queda pendiente de fijación a discreción del vendedor.
La fijación se hará en cualquier momento al precio cash de ese punto de
entrega, menos cargos por almacenaje. Aquí el productor no tiene
resguardo frente al riesgo de precio ni ante el riesgo de base.
La
flexibilidad que pueda otorgar el comprador y su capacidad de pago
dependerán del destino que le dará a los granos. La industria evaluará
sus márgenes de procesamiento, dados por los costos operativos de
molienda y el precio que pueda obtener de los bienes finales que
produce, mientras que los exportadores prestarán atención a la evolución
de los valores FOB en la zona portuaria. Estos precios se formarán
sobre la base de diferenciales sobre los futuros del mercado de Chicago.
En
el negocio de la exportación, la gran distancia existente entre las
zonas de producción y los puertos -alrededor de 1.200km- complejiza la
tarea de coordinar la logística. Ante este desafío las firmas dedicadas
al trading internacional de granos participan del transporte ferroviario
y operan puertos a lo largo del río Mississippi, abocados a la carga de
barcazas con destino a las grandes terminales del Golfo. Cada unidad
dedicada a la originación en el centro del país debe monitorear la
evolución del mercado CIF, que valúa la mercadería en el puerto donde se
hará el embarque definitivo hacia el exterior. Ese mercado es muy
transparente y presenta baja dispersión de precios. Asimismo, deberá
sopesarse con el "barge market", en el cual los participantes
compran y venden "lotes" de barcazas (con frecuencia, de a 100) en cada
origen y para distintas fechas del año. Esta operatoria -por lo general
muy líquida- es telefónica y se ha estimado que explica entre 2 y 4% de
los precios del maíz y la soja.
Estructura y logística
En
el último censo agrícola (2012) realizado por el Departamento de
Agricultura de Estados Unidos se relevaron 2,1 millones de explotaciones
agropecuarias en todo el país, aunque aproximadamente la mitad declaró
que el "farming" no era su única actividad. Dichas unidades cumplían el
requisito de facturar más de u$s 1.000 anuales por venta de productos
agrícolas, suma que a los fines prácticos algunos analistas consideran
exigua. Del total, el 56,6% facturaba menos de u$s 10.000 al año, es
decir, una gran proporción eran establecimientos muy pequeños. Para
tener una idea de magnitud, en el año de realización del censo la venta
de un solo camión de soja (el producido de unas 10 hectáreas de campo)
generaba un flujo de fondos bruto cercano a u$s 15.000.
El
tamaño promedio de la explotación norteamericana es de 175 hectáreas,
naturalmente con una alta dispersión. En algunas regiones es muy común
la figura del productor-propietario capitalizado, que vive en el campo
con su familia y se encarga de llevar adelante las principales funciones
relacionadas con el día a día de la actividad. Para ello suele contar,
entre otras cosas, con maquinaria y camiones propios. Tal es así que el
censo reportó que los productores eran propietarios de 4,2 M de
tractores, mientras que la suma de camiones y pick-ups en su poder
llegaba a 3,3 M. Alrededor del 80% de las explotaciones cuenta con este
equipamiento.
En
cuanto al almacenaje, se observa que el silo bolsa no tiene el mismo
nivel de difusión que en Argentina, sencillamente porque suele haber una
alternativa logística más viable. El costo de utilizar esta herramienta
se estima en torno a u$s 8/ton entre la bolsa y el embolsado. Los
productores tienen en general capacidad de almacenaje en instalaciones
fijas y el remanente se envía a cooperativas o elevadores zonales. Por
ejemplo, en función de los últimos relevamientos se cree que en Missouri
la capacidad de almacenaje en Chacra es aproximadamente el 50% de la
producción, aunque en algunos estados del norte esta es todavía mayor.
Los
granos recorren las rutas en camión generalmente por distancias muy
cortas, por lo que no tienen grandes requerimientos de documentación.
Las unidades están identificadas con un código QR y en las terminales de
descarga más modernas el peso y la calada son automáticos. Incluso en
los períodos de mayor congestión los camiones entran y salen en pocos
minutos, ya que por lo general el grueso del volumen llega por
ferrocarril. El productor que envió la mercadería puede seguir en forma
satelital la ubicación de su camión y saber si descargó o no. Cuando la
mercadería llega en ferrocarril la calidad se analiza en origen y la
certifica el Estado.
(1) Esto es así pues, expresado en dólares corrientes, el PIB argentino es aproximadamente el 3% del norteamericano.