Diseñan un plan para recuperar la agricultura del norte del país

La Bolsa de Rosario dice que es clave reactivar el ferrocarril para que el maíz sea competitivo en el NOA y el NEA.
Fuente: Clarin Rural


La fuerte caída en el precio de los granos, en los últimos dos años, a la que en la Argentina hay que sumar las retenciones, los cupos para exportar y las intervenciones al mercado maicero, jaqueó la producción de maíz en el norte argentino, una región en la que venía creciendo la agricultura.

El principal problema es la falta de rentabilidad. En un esquema de números muy ajustado, por el derrumbe de las cotizaciones y la presión fiscal, el largo flete en camión a las terminales portuarias del Gran Rosario, de más de 1.000 kilómetros, es la variable que termina de complicar una ecuación económica que no cierra.

Al punto que un estudio que elaboraron Ernesto Badaraco, Julio Calzada y Martín Fraguío, que publicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y que se presentó en el Congreso de Maizar, determinó que en junio, cuando terminó la cosecha, si a un productor en Salta le ofrecían 500 pesos por una tonelada de maíz en la tranquera de su campo le convenía venderla ahí mismo, porque así lograba un mejor resultado económico que si la cargaba en un camión con destino a los puertos rosarinos (la tonelada de maíz valía solo $ 900 pesos en el mercado físico de Rosario en ese momento).

El problema es que los productores del NEA y el NOA necesitan enviar los granos a los puertos del Gran Rosario, desde donde se exportan más del 80% de los granos argentinos. Además en la zona central del país se concentran la mayoría de las granjas avícolas y porcinas que utilizan el cereal como insumo forrajero para producir carne.

Este estudio advierte que es necesario eliminar las restricciones a las exportaciones del cereal y las retenciones, para que el cultivo sea posible en el norte, pero también reconoce que en el esquema actual los costos logísticos del transporte de granos son muy caros, y eso sobre todo perjudica a los productores que están más alejados de los puertos.

La principal dificultad es que la ecuación de cargas está desbalanceada. El 85% de los granos llega a los puertos en camión, el 14% en ferrocarril y el 1% en barcazas, según datos de la Bolsa rosarina.