En los últimos 10 años Argentina ha perdido el liderazgo en la mayoría de los alimentos que exporta.
De una canasta de once productos de
origen agropecuario, Argentina descendió en ocho en el posicionamiento
mundial, es decir en el 70% de sus principales productos. Las regiones
de Argentina que producen carne, trigo, manzanas y girasol han sido las
más afectadas según el informe económico elaborado por Confederaciones
Rurales Argentinas (CRA).
La
pérdida de posicionamiento a nivel mundial grafica la falta de
competitividad y encuentra sus causas principalmente en las políticas
públicas llevadas adelante en los últimos 10 años que pueden resumirse
en la falta de previsibilidad y reglas de juego adecuadas hacia la
inversión, carga impositiva récord, cupos para la exportación, aumento
en los requisitos burocráticos y regímenes de información, una
macroeconomía con grandes desequilibrios y la ausencia de una política
anticíclica como la que llevaron a cabo países competidores como Brasil o
nuestros clientes como Rusia.
En
materia de producción de soja tampoco las exportaciones fueron un éxito
para Argentina. A pesar de que se mantuvo el liderazgo mundial en el
complejo sojero, Brasil durante estos últimos 10 años se superó
ampliamente en materia de producción creciendo casi un 100% para llegar a
las 100 millones de toneladas. En tanto Argentina creció en un tercio
comparado con Brasil.
En el cuadro
siguiente, se describe producto por producto la pérdida de importancia
mundial de la Argentina en el Ranking de Exportadores de Alimentos.
Cuadro N° 1 Cambio en la posición de Argentina en el Ranking Mundial de Exportación de Alimentos
Es
claro que los resultados muestran que la política llevada adelante ha
perjudicado la inserción internacional de la Argentina y por lo tanto la
posibilidad de contar con mayores inversiones y empleo privado,
limitando el desarrollo económico del país. No se trata simplemente de
abrir la economía, ya que se debe contar con un claro y consistente Plan
de Competitividad, de inserción externa de nuestras empresas,
instrumentado como política de Estado.
Se debe promover una Argentina Competitiva, con alta inserción externa, fundada en sectores estratégicos para el desarrollo, generadores de mayor valor agregado; una Argentina Productiva, en el sentido de promover la creación de empleos formales y de mayor productividad en el sector privado de la economía; y una Argentina Federal, contemplando en su diseño las potencialidades de desarrollo estratégico de cada región del país.