La vida de los otros y la corrupción. Ricardo Kirschbaum

Los artistas orgánicos del régimen kirchnerista siempre encuentran un atajo para justificar lo injustificable. Por ejemplo, la corrupción.
En un reportaje en el diario madrileño El País, Alejandro Dolina considera que la corrupción en la Argentina es una cuestión secundaria y que está siempre, de derecha o de izquierda. Para él, como para muchos que esgrimen la misma coartada, la inclusión social que logró esta administración es más importante que robar la plata en nombre de la revolución social. Es curioso, Dolina para decir esto se basa en los números oficiales del INDEC sobre la desocupación. Como todo el mundo sabe, inclusive los miembros del oficialismo, estas estadísticas son falsas y están hechas para sostener el relato que el propio Dolina se encarga de expandir.
No es nuevo el argumento para justificar meter la mano en la lata, beneficiarse con las obras públicas y otras lindezas que, como bien dice el artista, han ocurrido también en otros gobiernos, como el menemista. Los peronistas, en general, consideran que el movimiento pasó por distintas instancias pero siempre conservó sus valores sociales. Despotrican contra la década del ‘90 y muchos de ellos la disfrutaron cuando Carlos Menem era Presidente en nombre del justicialismo que también reivindica el kirchnerismo, con otra orientación. En esa constante metamorfosis, siempre hay una fórmula que permita explicar la etapa anterior.
Por una denuncia, hoy se sabe lo que saben todos los que están en la política: hay espionaje. Dos diputadas han presentado un listado de personas que son “observadas” por la nueva Agencia de Información (ex SIDE) o por el Ejército, lo cual, en este último caso, constituiría una gravísima violación a la ley.
Ya comenzó una competencia sobre quién suministró esa nómina de periodistas, políticos y ex espías con sus familias.
Algunos especulan que es una venganza de la ex estructura de la SIDE contra la nueva estructura que dirige Oscar Parrilli.
En ese listado aparece el ex jefe del Ejército, César Milani, Stiuso y toda su familia, los miembros del directorio del Grupo Clarín, una cantidad de periodistas de TN, de Clarín, La Nación y Perfil, además de ex autoridades kirchneristas de la ex SIDE como Larcher e Icazuriaga
El espionaje del poder al periodismo y a los que considera que debe mantener bajo control no es nuevo.

Como diría Dolina, se trata de un hecho secundario porque lo importante de este gobierno es que saca a la gente de la pobreza.

La vida de los otros importa tanto como la corrupción: es algo secundario.