En dólares, la carne argentina es 76% más cara que la brasileña. Alejandro Rollan

La fuerte devaluación del real, combinada con una inflación anual de un dígito, reforzó la competitividad de la carne brasileña en la región, a tal punto que los cortes argentinos son 76 por ciento más caro.

Según el economista del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), Miguel Jairala, el precio del novillo al gancho en Brasil es de 2,38 dólares, 76 por ciento superior al que paga la industria frigorífica en el país que equivale a los 4,20 dólares el kilo.

–¿Luego de la devaluación del real en Brasil, ¿a cuánto cotiza el precio del novillo en Brasil?

–El novillo en Brasil, en la plaza de Matto Grosso do Sul, cotiza un valor de alrededor de 4,80 reales el kilo, que al tipo de cambio actual cercano a 3,90 reales por dólar implica un valor en dólares de 1,22 el kilo en pie. Con respecto a septiembre de 2014, el precio en dólares cae un 34 por ciento, pero en reales se incrementó un 11 por ciento. La combinación de una devaluación del 67 por ciento del real frente al dólar con una inflación anualizada del 9,5 por ciento permitió generar este bajísimo precio en relación a sus competidores, medido en dólares, pero que sostiene los ingresos prácticamente constantes de los productores del Brasil medidos en reales.

En Brasil se está dando un fuerte proceso de retención, que es el que mantiene sostenidos los precios de la hacienda en moneda local. Mientras se mantengan los precios bajos de los granos en relación a la carne, la conversión en proteínas animales seguirá siendo negocio.

–¿Y cuál es la brecha con el novillo argentino?

–En Matto Grosso do Sul, el kilo al gancho del novillo está en 2,38 dólares, mientras que en Argentina el novillo de exportación cotiza a 3,65 dólares, lo que representa una brecha del 53 por ciento. Pero la industria frigorífica en Argentina, con la retenciones del 15 por ciento en los embarques, termina pagando 4,20 dólares el kilo al gancho, con lo que la brecha con Brasil trepa al 76 por ciento.

El productor argentino que vende su novillo y quiere comprar dólares, con los 34 pesos por kilo de carne en gancho que recibe, se encuentra con que obtiene solamente 2,12 dólares, es decir 10 por ciento menos que un ganadero de Matto Grosso.


–¿La mejora en el tipo de cambio en Brasil se va a ver reflejada en sus exportaciones?

–Si, por dos factores. Primero, por la mejora del precio externo en relación al precio interno que genera la devaluación de la moneda; y segundo, por la reducción de la demanda interna que está generando el proceso de ajuste de la economía que está sufriendo Brasil, que dejará mayores saldos exportables. Al subir el precio del dólar, una cotización dada de exportación se vuelve más alta medida en reales, lo que hace que los mercados externos sean un mejor negocio que la venta en el mercado doméstico. Luego de un primer semestre flojo, las exportaciones de Brasil en los últimos dos meses están creciendo respecto a los valores de enero a junio. A partir de julio, Brasil reingresó al mercado chino con solo ocho plantas habilitadas, y ya es el tercer proveedor de este mercado en agosto detrás de Australia y Uruguay, superando a la Argentina. De mantenerse la actual relación de precios, Brasil ganará porciones crecientes del mercado chino a costa de Uruguay y la Argentina, y también de Australia.

–¿Se observan signos de retención por parte del productor brasileño?

–En Brasil se está dando un fuerte proceso de retención, que es el que mantiene sostenidos los precios de la hacienda en moneda local. Mientras se mantengan los precios bajos de los granos en relación a la carne, la conversión en proteínas animales seguirá siendo negocio. Las zonas ganaderas de Brasil están alejadas de los puertos y su infraestructura de transporte es tan ineficiente como la nuestra. Lo mismo que le pasa a un productor cordobés, al que le sale más caro llegar al puerto que desde el puerto a Europa, le pasa a un productor de Matto Grosso o de Goiania. La oferta de ganado terminado en Brasil está por debajo de la observada en los últimos dos o tres años y aún no se ven signos de una oferta significativamente más alta para los próximos meses. De todos modos hay que ver que le presenta como dificultad el fenómeno de El Niño al centro-oeste del Brasil.

–Además del tipo de cambio, ¿qué otros factores están afectando la competitividad de la carne vacuna argentina?

–Hay muchos otros factores que afectan a la competitividad y a los precios. Por el lado de la competitividad está el costo de la mano de obra, de la energía, del transporte y a los impuestos, principalmente. Por el lado de los precios hay que diferenciar calidad de la carne, rendimiento de los animales, mercados abiertos y capacidad de ofrecer volúmenes con una operatoria fluida y confiable. En el primer punto tenemos desventaja en todo excepto en costo de la energía y en el segundo punto tenemos ventajas de calidad y rendimiento pero no somos un operador confiable para ofrecer grandes volúmenes por temas como la escasez de hacienda y las restricciones para exportar. Por eso aventajamos a Brasil en mercados como la UE pero nos están sacando de China y Chile y ya nos dejaron fuera de Rusia.