Lo confirmó José Luis Aiello, especialista en clima de la Bolsa rosarina. El fenómeno estimula las lluvias en la zona núcleo, pero su intensidad también dependerá de su acople con los factores climáticos regionales...
En
las próximas semanas, el fenómeno de El Niño comenzará a influir en el
escenario climático de la zona núcleo, el Litoral y el sur de Brasil.
Hasta el momento, los meteorólogos advierten que será de intensidad
moderada a fuerte, lo que aumenta la probabilidad de precipitaciones por
encima de lo normal hasta marzo, pero su interacción con los factores
climáticos regionales será decisiva.
“El
Niño no es el único factor que explica las lluvias, hay otros índices y
efectos regionales que dependen del Océano Atlántico y de otros
mecanismos dinámicos de la atmósfera. Estos pueden incrementar o
amortiguar el efecto Niño y son fenómenos no pronosticables a meses de
plazo”, explicó José Luis Aiello, director científico de la Guía
Estratégica del Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Según
Aiello, en un año Niño hay un 80% de probabilidad de lluvias
importantes en una región que va desde el sur de Brasil hasta el centro
de la provincia de Buenos Aires, pero también pueden darse pulsos de
sequía y las precipitaciones pueden ser muy intensas, por las tormentas
convectivas, y también desparejas, que acumulan muchos milímetros en una
región y muy pocos en otra cercana. “En esto hay que ser muy cuidadoso y
lamentablemente con el Niño se hizo un efecto mediático que confunde a
los agentes del sector agropecuario”, insistió el experto de la Bolsa
rosarina.
Hasta ahora, lo que se sabe es que
los efectos de El Niño comenzarán a ser evidentes a fines de octubre y
continuarán hasta marzo. “La explicación es astronómica, dado que cuando
se instala el período cálido en el hemisferio sur, la gran nubosidad
ecuatorial se desplaza hacia nuestro hemisferio y se hacen activos los
flujos de humedad que se ven reforzados por el efecto Niño”, recordó
Aiello.
Excepto en el NOA y en el sur de la
provincia de Buenos Aires, el efecto Niño generará mecanismos que van a
favor de una mayor probabilidad de lluvias, sobre todo en el sur de
Brasil –lo que aumenta el riesgo de crecidas en la cuenca del Paraná- y
en el Litoral.
“Una de las consecuencias es
que se traducirá en buenos rendimientos de soja y de maíz; sin embargo,
debo insistir: cuidado con los bloqueos secos debidos a la inestabilidad
que tiene al presente la atmósfera. Como siempre digo lo único
constante del clima es su variabilidad”, recordó Aiello.
El
experto también advirtió que las lluvias convectivas han aumentado en
las dos últimas décadas por efecto del cambio climático y que pueden
descargar grandes montos de lluvia en un corto período de tiempo.
“En
los últimos 30 años, las precipitaciones se han incrementado en la
Argentina, pero no en forma uniforme, de hecho en la zona núcleo no se
encuentran las mayores variaciones, sino en todo el sudoeste de la
región pampeana (La Pampa, sur de Córdoba y noroeste de la Provincia de
Buenos Aires) donde el cambio fue evidente. En el norte también hubo
aumentos pero de menor magnitud”, precisó.
Para
Aiello, el cambio climático generará una mayor frecuencia del fenómeno
de El Niño, que se origina por el calentamiento de las aguas
superficiales del Pacífico, pero el efecto de cada Niño dependerá de su
acople con factores regionales (bloqueos, intensidad de flujos de
humedad, frecuencia de entradas de frentes meteorológicos, entre otras
variables).
“El hecho de un aumento de
apariciones de El Niño es beneficioso para la agricultura nacional. El
evento no deseado es La Niña, que implica sequía”, concluyó el experto
de la Bolsa Rosarina.