El derrotero externo no contagia a la plaza doméstica de maíz Nicolás Ferrer

A pesar del derrumbe del maíz durante las últimas jornadas en el mercado externo, los valores negociados en el Mercado Físico de Granos de la BCR mostraron relativa firmeza, sólo evidenciándose un interés ligeramente menor en concretar operaciones que respecto a la semana pasada, en especial en lo que hace al grano de nueva cosecha. El progreso de la cosecha norteamericana no logra pesar sobre el mercado doméstico y la comercialización en el ámbito local se mueve con ritmo propio (ver gráfico de tapa).
La estabilidad de los valores de la mercadería en condición disponible aseguró que los negocios sobre dicha base no muestren un decaimiento en términos de volumen, a pesar de que existiesen un menor número de compradores interesados en operar sobre esa base. La exportación ofreció abiertamente referencias de entre $1.030 y $1.050 la tonelada de acuerdo a diferentes requerimientos de calidad, condiciones de entrega y pago, e incluso con algunos premiando lotes de mayor tamaño con precios por encima de esa línea. Sin pasar a territorio de nueva cosecha, existieron ofertas dispersas de u$s 120 la tonelada por el maíz con entrega diferida hacia los meses de diciembre y enero.
Las transacciones sobre la próxima campaña mostraron un leve retroceso con respecto al efusivo comportamiento que mostraron la semana anterior, a pesar de que los valores se mantuvieron a raya del desarrollo del mercado internacional. El runrún con respecto a los cambios en el esquema que regula la comercialización externa del maíz persiste, permitiendo acortar la brecha entre los precios del mercado internacional y la plaza local. Como anticipásemos, las ofertas de compra por el grano en condición cámara con entrega entre los meses de marzo y mayo se mantuvieron en el orden de los u$s 130 la tonelada, siendo la posición del año próximo sobre la cual se realizaron mas acuerdos. En segundo plano, existían quienes buscaban adquirir el grano bajo modalidad grado 2 con entrega entre los meses de junio y agosto, estando dispuestos a pagar entre u$s 132 y u$s 133 la tonelada.
La aparición del interés sobre la compras del grano de la próxima campaña se refleja en las estadísticas oficiales. A la semana del 7/10/15, la exportación había adquirido algo más de 314 mil toneladas de maíz de cosecha nueva, de las cuales casi 200 tenían un precio fijado. Si bien este es el registro más bajo desde el preludio de la campaña 2008/09, el volumen acumulado se encuentra 44 mil toneladas por encima del registrado la semana pasada, mostrando una leve aceleración de las compras con respecto al mes pasado.
En el mercado de Chicago, el proceso de avance de la trilla del ciclo comercial 2015/16 ha puesto al maíz en terreno negativo durante las últimas dos semanas, haciendo pesar la oferta del mercado disponible sobre la plaza de futuros. Las temperaturas cálidas y mayormente secas actúan como un arma de doble filo para la agricultura norteamericana a esta altura del año. Si bien generan complicaciones para la implantación de los cereales de invierno a lo largo de las Planicies, favorecen con creces la recolección de la cosecha gruesa en el Medio Oeste. A nivel nacional, la misma se encontraría al domingo pasado mostrando un avance del 42% en promedio a lo largo del territorio norteamericano, en línea con lo que se ha registrado para las últimas cinco campañas. Los primeros relevamientos de rindes resultan auspiciosos, en especial en las regiones del este, donde si bien la productividad está lejos de su potencial, no se vio tan mermada por los excesos hídricos de primavera.
De manera acorde, la base entre el contrato de diciembre y las posiciones de la época de recolección en Sudamérica, que se debilitaron a lo largo de la segunda mitad de septiembre, se han fortalecido ligeramente. Ello no sólo es señal de un diligente progreso de la trilla en los Estados Unidos, sino de previsiones de una caída en la producción para el año próximo a lo largo del sur de nuestro continente. Ya no sólo una menor competitividad relativa con la soja presiona a la baja la producción de maíz en Brasil, sino que la perpetuación de condiciones climáticas más secas de la ideal dificulta el avance de la implantación y perjudican la condición de los cultivos emergentes.
La situación a nivel local es de público conocimiento y ha sido comentada reiteradas veces por los técnicos de la Guía Estratégica para el Agro de la BCR. La proyección de los mismos para la superficie implantada marca una baja interanual del 23% para la superficie nacional implantada con maíz, colocándola en un total de 3,3 millones de hectáreas. A pesar de las condiciones climáticas favorables, la baja rentabilidad prevista ha pesado sobre las decisiones de hacer maíz de primera, mientras que los planteos más tardíos sólo responderían a estrategias con agregado de valor o un cambio en las perspectivas para con el esquema de comercialización hacia el año que viene, siendo de preferencia bajo el contexto actual dedicarse de lleno a la siembra de soja.