Las
mejora del trigo en la CBOT evidenciada en las últimas semanas ha
extraído a los compradores de su apatía para con el cereal que comenzará
a cosecharse hacia fines del corriente año. Sin embargo, existe recelo
para fijar condiciones a los negocios por parte de los ofertantes ante
la posibilidad de que un cambio en la gestión política corrija la
distorsión de los valores domésticos con respecto a los del exterior.
La
última semana le puso fin a un septiembre que, con cuatro semanas
consecutivas al alza, resultó ser el mes de mayores ganancias en la
plaza a término de Chicago desde el enorme rally climático de mediados
de año. Las valoraciones alcanzaron su mayor nivel desde principios de
agosto, ganando entre 5% y 6% según la posición. El rebote desde los
mínimos de principios de mes tuvo lugar a partir de un ligero cambio de
perspectivas en lo que hace al verdadero tamaño de la oferta que salió
al mercado durante el actual ciclo comercial.
El
dato sorpresa de la semana estuvo en un sensible ajuste a la baja por
parte del Departamento de Agricultura norteamericano (USDA) de los
cálculos de la última cosecha estadounidense. El ente llegó a un volumen
total de producción durante la colecta del corriente año de unas 55,8
millones de toneladas, considerablemente por debajo de las 58,1
mostradas el mes pasado en el último informe mensual de oferta y
demanda. La trilla se ubica por encima del total obtenido el ciclo
pasado (de 55,1 millones) a pesar de una caída en la intención de
siembra, mostrando un grado de pérdida de área mucho menor (de un 14%
vs. 18% en 2014) y un nivel de rindes relativamente estable (ligeramente
superior a los 29 qq/ha.) Sin embargo, las diferentes variedades del
cereal se comportaron de manera muy dispar, como puede verse en el
siguiente cuadro. Ello resulta de interés dados los diferentes usos para
cada tipo, y la participación que poseen en la exportación
norteamericana.
Si
bien como evidenciamos en el gráfico de la tapa el ritmo de
comercialización del cereal de nueva cosecha para exportación se
encuentra en sus niveles más bajos en una década, las últimas semanas
han progresivamente revitalizado el interés del mercado por originar las
necesidades de mercadería del año próximo. En el recinto local, la
exportación ha empezado a posicionar su demanda más enfáticamente hacia
febrero y marzo del año próximo, elevando sus ofertas progresivamente
por el trigo en condición cámara sobre aquellos meses hasta alcanzar
unos u$s 130 la tonelada en la jornada del viernes. Por asegurar una
mayor calidad con entrega entre diciembre y enero, con un peso
hectolítrico de 78 kilogramos y un contenido de proteína del 10,5%, un
exportador de San Martín mejoraba las ofertas hasta los u$s 140 la
tonelada.
Según
datos oficiales, al día 23/9 la exportación habría adquirido unas 7,6
millones de toneladas, un 63% más de lo necesario para completar el cupo
habilitado hasta el momento para dicha campaña. El mismo tendría que
extenderse en más de dos millones y medio de toneladas para que el
cereal encuentre destino en el exterior. Por otro lado, a mediados de
septiembre las fábricas tendrían compras acumuladas por unos 4 millones y
medio de toneladas. Si nos guiamos por las últimas estimaciones de GEA,
que hablan de una producción de unos 12,8 millones de toneladas,
estaríamos hablando de inventarios que actualmente se encontrarían en
unas 700 mil toneladas (sin considerar demandas alternativas), lo cual
no parece un volumen extraordinario de cara a una cosecha que
difícilmente supere un dígito.
La
escasez de mercadería del ciclo actual y los pocos incentivos por
elevar las ofertas de compra redundan en que los valores abiertos por
trigo viejo no muestren variaciones con respecto a la semana pasada. El
mismo exportador de San Martín que se posicionó a Diciembre/Enero
pagaba hasta $1350 la tonelada por el cereal de calidad similar si la
entrega se adelantaba hasta noviembre. Por el trigo en condición cámara
para la segunda mitad de octubre y el mes de noviembre las cotizaciones
se ubicaban entre $1030 y $1050 la tonelada.
Si
bien la evolución del trigo invernal doméstico parece ser la mejor
posible dadas las circunstancias (excesos hídricos en la provincia de
Bs. As., necesidades de agua en el oeste de la zona núcleo, bajo nivel
de aplicación de fertilizantes), la coyuntura actual sugiere que la
calidad podría llegar a ser una vez más una pendiente en la producción
local, lo cual se refleja en las fuertes primas pagadas en el mercado.