Lo
sucedido en la última semana en el mercado doméstico de la oleaginosa
da testimonio de la dinámica vigente en la operatoria de la soja vieja.
Un mercado de compradores a aquel en el cual la demanda establece la
tesitura de la operatoria al encontrar que la oferta del mercado es más
que suficiente para cubrir sus necesidades. La situación se intensifica
dado el enrarecimiento del contexto propio de lo que rodea al mes que
empezamos a transitar, caracterizado por una alta incertidumbre acerca
de los cambios que la comercialización podría sufrir en los próximos
meses.
Si
bien hacia fines del mes pasado un 70% de la cosecha ya había
encontrado destino, el mero volumen de compras (ampliamente superior a
las 42 millones de toneladas) resulta impresionante, aunque acorde al
total disponible en el mercado. Sólo la campaña 2009/10 había registrado
un guarismo mayor a la misma altura, con condiciones mucho más
favorables para la salida del grano al exterior dado el mejor tipo
cambiario con respecto a los principales competidores y demandantes. Ni
siquiera el mayor ritmo de molienda de la historia del país (con un alza
del 7% respecto al año anterior al mes de agosto) alcanza para hacer el
mercado más estrecho.
En
la plaza local los negocios se hacen eco de esta cuestión. Los
compradores mantuvieron las ofertas de compra en condición disponible en
unos $2050 la tonelada a lo largo de la semana, manteniendo bajo el
nivel de interés de los vendedores por deshacerse del poroto. La
excepción fue el día martes, cuando los valores abiertos propuestos por
la industria alcanzaron el orden de los $2120 la tonelada, incluso
llegando a acercarse a los $2200 si el tamaño del lote lo ameritaba,
como lo evidencian las transacciones registradas en SIO-Granos. Las
escasas operaciones disponibles realizadas el resto de la semana
tendieron a ubicarse cercanas a los $2100, mientras que el volumen
inscrito en dicha plataforma para el día martes se acercó a las 200 mil
toneladas.
A
diferencia del trigo y el maíz, la soja en el mercado de Chicago parece
encontrar mayor dificultad para salir del rango de precios que viene
transitando desde mediados de agosto. En los papeles, una situación de
sobreabundancia del poroto hacia el 2016 parecía avecinarse con el
aumento de la intención de siembra en el territorio norteamericano,
incluso a pesar del limitante de los excesos hídricos en el sureste de
la región productora. Ni siquiera una reducción mayor que la esperada en
las estimaciones oficiales de la pasada cosecha logran hacer mella a la
presión que ejerce un rápido avance de la cosecha.
El
Departamento de Agricultura norteamericano (USDA) presentó el día
martes sus nuevos datos para el total recolectado en el ciclo 2014,
mostrando un ajuste a la baja de casi un millón y medio de toneladas.
Ello por momento impulsó los valores a sus máximos en más de un mes a
partir del cierre de posiciones vendidas, pero las jornadas siguientes
recortarían las ganancias en la medida en que se acepta que la nueva
trilla más que compensará los menores inventarios iniciales. La
consultora Informa, quien en agosto había llegado a colocar su previsión
para la producción de soja norteamericana en 2015/16 cercana a los 103
millones de toneladas, terminó ajustando al alza sus estimaciones hacia
unas 105,5 millones, mucho más cercanas a lo previsto por USDA.
La
frágil coyuntura atravesada por la economía global (realidad de la cual
Estados Unidos no escapa, como se evidencia en los últimos datos de su
mercado laboral) resulta ser otra de las claves del actual contexto. La
tendencia bajista de las monedas de China y Brasil no sólo limita el
potencial al alza del poroto a nivel internacional, sino que limitará la
competitividad del producido de la cadena oleaginosa de nuestro país.
En lo que va del 2015, el real perdió casi un 50% de su valor frente al
dólar, no sufriendo de momento una aceleración correspondiente en el
alza de los precios, mientras que el precio oficial de la divisa
norteamericana en pesos sólo se ha elevado poco más del 10%, a pesar del
mayor nivel inflacionario.
Que
el grueso de la exportación de nuestra cadena se base en un mayor valor
agregado disminuye la presión del atraso cambiario, pero los márgenes
se verán presionados si no media una corrección de las distorsiones
nominales. Desde la producción, la variable climática pasa a ser crucial
en los próximos meses. Fenómenos como el sucedido en la jornada de ayer
serían la norma en la ventana de siembra para la oleaginosa dado el
sistema climático propio de un año Niño, con precipitaciones de carácter
violento que pueden resultar costosas sin una adecuada planificación de
las tareas de implantación.