Si algo le falta a este castigado sector productivo es una nueva
modalidad de ilícitos: golpes violentos con incendio de las
instalaciones y destrucción de silos bolsa, por ejemplo.
Fuente: Diario La Voz del Interior.
La destrucción de los silos bolsa surgió
como un nuevo fenómeno atentatorio de la producción agropecuaria y en
el marco de una crisis sin precedentes por las retenciones y barreras a
la exportación, acompañado de la caída de los precios internacionales.
Los atentados que recrudecieron a lo
largo de 2014 y continuaron hasta los primeros meses de 2015 han
arruinado a pequeños productores y afectado las economías regionales.
“Nosotros hemos tenido lamentablemente
varios episodios muy fuertes, muy grandes, son acciones puramente de
daño y de intimidación para la venta del producto contenido. Hay toda
una intencionalidad política detrás de todo esto porque para el Gobierno
los silos bolsas son para amarrocar mercadería. Han demonizado los
silos bolsa y cuando vienen y los
destruyen te obligan a vender los
granos”, sostienen desde Cartez.
El mayor atentado. La
madrugada del viernes 17 de enero de 2015 se registró el
mayor atentado
contra un establecimiento rural y sus autores dejaron mensajes extraños
en el lugar donde ocurrió el
ilícito.
Blanco del ataque incendiario que arrasó
con un galpón, tres tractores y valiosas herramientas, la quema del
mobiliario de una casa y la destrucción de un silo de pasto fue el casco
del campo El Plateado, distante a 11 kilómetros de la ruta 7 y a 16
kilómetros de la ciudad de Laboulaye.
Alrededor de las 4:30 de la mañana un
vecino del establecimiento que estaba levantado por las tareas del tambo
advirtió la luz de stop de un auto. Minutos después una tea gigantesca
se levantó hacia el cielo haciendo desaparecer la oscuridad de la noche.
Gustavo López, otro tambero que vive a tres kilómetros, alertó a los
bomberos y llamó a Victorio Magliano (36), uno de los dueños del campo.
“Fui a buscarlo a mi hermano Vicente
(32) porque él tenía las llaves de la casa y del galpón, pero cuando
llegamos ya estaban los bomberos. Sólo se veía humo negro y del galpón
sólo quedaron en pie chapas de aluminio derretidas y o perforadas por el
fuego. Nos quedamos sin los tres tractores, herramientas, soldadoras,
bombas de agua. Miren cómo quedó esa antiquísima báscula que nos dejó mi
abuelo”, cuenta el mayor de los hermanos mientras camina sobre algunos
de los restos que hasta hoy quedan en el galpón destruido.
Cuando los hermanos llegaron se
encontraron con grandes leyendas grabadas en la tierra, sobre el silo y
sobre una de las tranqueras que rezaban: “Viva La Cámpora”.
Los Magliano no se atreven a calificar
el hecho como un “sabotaje político” y prefieren pensar en gente que se
ha dejado influir o que ha intentado hacer daño gratuitamente. “El
contenido del mensaje es muy raro. Nosotros no tenemos problemas de
plata, de mujeres, ni de juego, no tenemos actividad política, por eso
estamos desconcertados”, resume Victorio, quien proclama la necesidad de
que no haya divisiones ni odio entre los ciudadanos. “No se puede estar
fomentando esta división, todos tenemos que tirar para el mismo lado”.
El ataque del viernes 17 de enero fue
premeditado y muy bien planificado. Los incendiarios sabían
perfectamente qué es lo que hacían y antes de prender fuego el galpón
retiraron las tapas de los tanques de gasoil de los tres tractores. Ya
en la casa, ubicada a unos 25 metros, los desconocidos trasladaron el
sillón las sillas, la mesa y los colchones a una de las habitaciones
donde fueron arrasadas por las llamas. Antes de irse abrieron el silo de
pasto de punta a punta. Para evitar que se pudra, los damnificados lo
repartieron entre los productores vecinos.
“Nosotros recibimos todo el apoyo de la
Policía, pero lamentablemente no tienen medios para moverse, la falta de
recursos de ellos es absoluta. Conocemos un ministro, nos llamó para
solidarizarse pero nadie nos ofreció un préstamo. Tampoco lo pedimos
porque felizmente no lo necesitamos”, coinciden los hermanos.
El devastador atentado a los productores
tuvo repercusión nacional ese mismo día viernes. “El sábado nos
llamaron de todas partes, iban a venir el lunes siguiente periodistas y
camarógrafos de medios de Buenos Aires. Nosotros no queríamos que el
tema se cayera, pero al otro día apareció muerto el fiscal (Alberto)
Nisman y, por supuesto, todos se borraron”.
A pesar de que la vicegobernadora Alicia
Pregno y el ministro de Agricultura Julián López son de Laboulaye, los
Magliano dicen que la ciudad no recibió ninguna mejora.
“La crisis que se viene ahora va a ser
muy grande. No hay trabajo, no va a haber un peso en Laboulaye. A la
ciudad de Córdoba también le va a llegar esta malaria, pero demorará un
poco más”, pronostican con cierto desencanto.
Fuente: Diario La Voz del Interior.